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UN
CASO DE 1915 MUESTRA
EL MOMENTO EN QUE EL DIAGNOSTICO SE ANUDO CON LA �MORAL�
�Usted vino porque él dice que
estoy loca �
El análisis de un caso de �locura moral�,
publicado hace 85 años en la Argentina, permite distinguir entre
diversas locuras: la del paciente, la del psiquiatra, la de entonces y
la de hoy.
Moral: Cuando aún se entendía la enfermedad mental como hereditaria, congénita y degenerativa, la �moral� empezó a intervenir en el diagnóstico. |
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Por Ursula Kirsch *
Examinando lo que se produjo en la Argentina sobre la locura y la
enfermedad mental, encontré un caso de �locura moral�, de 1915,
publicado por Gonzalo Bosch, psiquiatra de mucha influencia hasta los
años �40. El término �locura moral� puede interesarnos mucho en
cuanto anudamiento de un hecho clínico y un juicio moral en una
denominación de evidentes intenciones diagnósticas.
Este caso tiene, además, el interés de poder mostrarnos la importancia
decisiva que se genera desde el lugar de quien puede decir algo respecto
de una cura posible, la importancia que adquiere en esto, el concepto que
tenga de su práctica.
En ese sentido es necesario considerar algunas de las cuestiones o poner
en juego cómo se fundamenta la aparición de este tema de la locura
moral. La aparición de la �locura moral� se da en la Argentina en un
momento en que el pensamiento es esencialmente positivista, funcionalista.
Priman los criterios que entienden la enfermedad mental como hereditaria,
congénita y degenerativa, cuando aparece un hecho nuevo, clínico, donde
la �moral� interviene en la formulación del diagnóstico, originando
otro decir sobre la locura.
Esto tiene una concatenación social, tiene consecuencias sociales: se
llama patológica a una conducta que hay que cuidar específicamente,
controlar, por sus consecuencias en las familias; en las fortunas de las
familias, en el despilfarro posible, en el buen nombre de las familias. Lo
cual quiere decir que las personas que padecían esta rara enfermedad eran
susceptibles de atraer sobre sí la posibilidad de la declaración de
insania. El poder de decidir sobre el derecho, era reclamado, exigido por
el médico.
En la presentación del caso de Bosch podemos seguir el entramado de la
argumentación y el estilo característico de la época: �El loco moral,
que constituye en el hogar propio un motivo de sorpresas, que comienza a
veces en admiración hacia el ingenio vivo de este pequeño, donde los
padres, en una rara aquiescencia, creen estar frente a genios artísticos
y consienten todo tipo de pedidos�. Estos mismos inocentes padres �son
tomados por asalto hábilmente por los mismos desarmónicos, que consiguen
a fácil tarea, dinero, caricias y complacencias. Llegados a la pubertad
en que se ponen en contacto con la sociedad, en forma diversa el cuadro
varía aumentando de sombra�.
Se presenta la dificultad que tiene el médico para lograr el juicio de
insania o el control de estas personas, ya que para los abogados o para
los jueces más bien son personas muy divertidas, muy curiosas, muy
ocurrentes, difícilmente entienden qué es lo que tienen de no sanos.
La historia clínica sigue el protocolo que aún hoy encontramos en los
hospitales, punto más, punto menos: los datos de la herencia,
antecedentes de enfermedades, antecedentes personales. Entre los
antecedentes personales, algunos merecen ser mencionados: �Desde niña,
esta mujer manifestó su carácter irregular, díscolo, de refinada
maldad, mentirosa, ha abusado del alcohol�. Por supuesto que hay �incorrecciones�
en lo que atañe a su vida sexual: promiscuidad... ¿Qué pasa con la
maternidad? �La maternidad no se revela en ella sino como un episodio
sin importancia, que para nada modifica su conducta.� Hubo ataques de
histeria y, finalmente, se aconseja la declaración de insania, para
facilitar la reclusión, como medida preventiva y terapéutica.
¿Cómo interviene el concepto de moral en este diagnóstico? Vemos cómo
aparece hasta en la descripción que se pretende más objetiva: �Examen
somático: mujer de escasa estatura, piel morena, labios carnosos
sensuales...�. Al comienzo del examen psíquico, se encuentra una
descripción que apela a la biología: �Fisonomía desconfiada�.
Luego encontramos el único párrafo, en toda la historia clínica, donde
hay mención de algo que dice efectivamente la paciente; el único
párrafo donde pudo tomar la palabra: �Se presta al interrogatorio
adoptando unaactitud de defensa diciendo: �Usted viene a revisarme
porque él (aquí un epíteto al esposo, irreproducible) dice que estoy
loca, a objeto de manejar mi fortuna�. Al hacerle notar que el
calificativo que ella ha empleado redunda en contra de su buen nombre y el
de su hija, responde que todo eso la tiene sin cuidado, que ha tenido
muchos amantes y que los seguirá teniendo públicamente para mortificar a
su marido y nos revela que ex profeso se ha hecho sorprender muchas veces�.
Nos da a entender de qué se trata. Y se puede registrar como el único
momento en que hay una razón que la paciente se da respecto de su
proceder. Hay una razón, una reivindicación, un reclamo, pero esto es
completamente desoído.
La historia clínica sigue: las percepciones son normales, no hay mayores
alteraciones en lo intelectual, hasta que llega otro ítem: �En la
esfera moral es donde las fallas son aún mayores�.
¿De qué se trata? ¿Cómo es caracterizado este campo de lo moral? �Sus
conceptos sobre la honestidad son igualmente deformados. Conoce las reglas
de lo moral pero no las aplica. Cree en cuanto a hombres se refiere que
todo está justificado.� Ustedes ven que lo moral se define por la �honestidad�
y que ésta califica a la conducta sexual. El otro gran problema es la
mendacidad, ya que mentir es un pecado: �En cuanto a sentimientos
religiosos, no hemos podido encontrar manifestaciones espontáneas y dado
el profundo disimulo y la invertebrada mentira...�.
Todo esto lleva a la conclusión de que �tiene esta enferma, como se ve,
el concepto abstracto de los sentimientos morales, pero no los aplica�.
Lo cual nos lleva a pensar que acá hay una contradicción entre dos
morales, dos normas, dos maneras de leer. ¿No será que es honesta y
casta según una moral que los médicos no registran?
Se nota en el texto de Bosch el concepto con el cual el médico organiza,
delimita, dirige su práctica. En este sentido hay algo que acontece y
queda completamente desleído, queda leído en la estructura de la
negación: �Tiene conceptos morales pero no los aplica�.
Además, este caso nos permite reflexionar sobre la mutua imbricación
entre la locura y la moral: una llama a la otra. Hay algo propio de la
locura, en tanto enloquecimiento del yo ante el ideal, cuya esencia es
moral, es decir restitutiva de una legalidad, de un orden. Es lo que la
denominación �locura moral� tiene de acertado. Toda locura es moral.
Habría que apelar a una definición, una trayectoria que mostrara la
urdimbre especular en la que la locura se sostiene y su relación con el
modo más esencial que el ser humano tiene de conocer.
En �Acerca de la casualidad psíquica�, Jacques Lacan habla
específicamente de �fundición�: fundición de la estructura del
pensamiento con la percepción. De esto se organiza un símbolo que
funciona como el fundamento de la creencia, el fundamento del ideal. Hay
una línea para ubicar la cuestión de la locura, y es dar cuenta de la
posición, la hegemonía, el encandilamiento que produce en el sujeto el
ideal.
Esto tiene que ver con la inmediatez en la que se enlazan el símbolo y la
creencia y con el desencadenamiento de la acción consecuente, cuya
lógica se le escapa completamente al observador y sólo podría ser
alcanzada por el sujeto mismo en la medida en que se dispusiera a hablar
de ello.
Esta �locura� se fundamenta en un desconocimiento de aquello que
divide al sujeto. En el caso que vimos el desconocimiento se manifiesta,
del lado de la paciente, como el del alma bella: �El mundo está
equivocado y yo tengo que restablecer el orden�. Ella misma desconoce la
ley que defiende.
Y, del lado del médico, la locura correspondiente es la de creérsela: se
puede percibir muy nítidamente cómo funciona el desconocimiento en el
modo en que deslee, desconoce, no ve, en absoluto, la estructura del caso
que se presenta.
En términos de la relación entre la práctica y el concepto que la
sostiene, y también en relación con lo que insiste hoy como problema
comúnen la práctica del psicoanálisis, hace a la posición del analista
su determinación de no ceder respecto del sostenimiento del sujeto en su
estructura significante.
Y precisamente la dependencia del sujeto de su estructura significante es
amenazada en la actualidad. No se trata ya de la locura positivista,
locura demandante que se horrorizaba ante la falta: �falta esto, falta
lo otro, no tiene aquello�, señalaba, y al hacerlo aseguraba de su
propia completud, belleza, normalidad. Existe hoy una locura del saber
eficaz, del ideal de satisfacción, que llama al sujeto a disolverse en la
globalización, desoyendo que, por estructura, el sujeto se constituye en
la falta. Una moral del saber eficaz que desencadena la locura de una
estructura sin sujeto.
* Trabajo presentado en la jornada �Problemas contemporáneos del
psicoanálisis�, del Sindicato Unificado de Trabajadores de la
Educación de Buenos Aires (Suteba).
LAS �ORGANIZACIONES
VIRTUALES� Y LA PSICOLOGIA DEL TRABAJO
�Las oficinas del futuro se
parecerán a un club �
Por Graciela Filippi *
Cuando se definían las organizaciones, hasta no hace mucho, una de las
características que se destacaban como obvias era que compartían un
espacio en común. Ahora podemos decir que comparten también un espacio
virtual, y, en 20 años más, las oficinas no van a tener un lugar físico
determinado. La gente va a conocer a sus compañeros a través de las
pantallas de las computadoras.
La mutación tecnológica conlleva cambios profundos en el nivel de las
relaciones humanas, y el proceso de construcción de un sujeto diferente.
La pregunta es cómo deberán reconvertirse la motivación, el liderazgo y
el poder. ¿Cómo se hará, por ejemplo, para dirigir a personas que no se
ven?
La respuesta directa que surge es: confiando en ellas. Pero esta aparente
simplicidad encubre un cambio radical en el pensamiento organizacional.
Las reglas de la confianza están bien establecidas, pero no son demasiado
compatibles con una tradición gerencial que cree que eficiencia y control
van de la mano, y que no se puede tener la una sin el otro.
Cada vez más existen actividades sin edificios donde se lleven a cabo,
cuyo único signo visible es una dirección de correo electrónico. En las
grandes empresas, las videoconferencias constituyen la norma. Con los
celulares, también los teléfonos han dejado de pertenecer a un lugar
determinado. Según los expertos, las oficinas del futuro, de existir, se
parecerán más a un club, un lugar para reunirse, comer y saludarse, con
habitaciones reservadas para actividades, no para personas determinadas.
Pero la sensación de tener un lugar es casi tan importante para la
mayoría de nosotros como la sensación de tener un propósito. El correo
electrónico y el correo por voz pueden ser muy atractivos, incluso por la
sensación de proximidad que producen, pero no es lo mismo que sentarse
frente a otro y mirarlo a los ojos. Hasta la política y los chismes de
oficina tienen su propio encanto.
Con la virtualidad, trabajo es lo que hacemos y no el lugar adonde vamos.
Las organizaciones deberán ser dirigidas sin reuniones, deberemos
acostumbrarnos a trabajar con personas a las que no vemos; por lo tanto
tendremos que redescubrir cómo dirigir organizaciones que se basen más
en la confianza que en el control. Para que la virtualidad funcione hace
falta la confianza; la tecnología por sí sola no alcanza.
Si confiar es igual a creer en el otro, es creer en la idoneidad de
alguien y en su compromiso. Por lo tanto, será importante definir bien
los objetivos, dejar que el sujeto o su grupo los lleven adelante y luego
evaluar los resultados. Para ello las unidades deberán ser autónomas y
tener la capacidad de resolver sus propios problemas. Un gran desafío
para la psicología del trabajo será encontrar la forma de elegir a las
personas que formen estos grupos. Su selección y ubicación será un
factor clave, como lo será la detección de los líderes del grupo.
Pero, como la confianza también es un concepto relacional, necesita del
contacto entre las personas: por ello, cuanto más virtual sea la
organización, más necesitará las reuniones personales. Lo que cambiará
será la forma de reunirse: las reuniones tendrán como objetivo que la
gente se conozca personalmente, y tendrán que ver más con los procesos
que con las tareas; para las tareas están las videoconferencias. Pero se
ha comprobado que todo se allana y se hace más simple cuando los
individuos no sólo se conocen por la voz o por la imagen.
Así, en las organizaciones virtuales surge un nuevo contrato
psicológico: estará basado en un sentimiento de lealtad recíproca entre
el trabajador y la organización a la que pertenece, sobre la base de
derechos y responsabilidades conjuntos.
Y el psicólogo laboral, a quien le hemos dado la misión de ser un
articulador del contrato psicológico, un articulador de vínculos,
deberáarticular este nuevo contrato, y tendrá entonces que colaborar en
la generación de confianza desde la organización al sujeto, y en el
desarrollo, en el trabajador, del nuevo concepto de pertenencia a un
intangible, como lo son las organizaciones virtuales.
* Profesora de psicología del trabajo en la Facultad de Psicología de la
UBA.
POSDATA |
Pasantías. Para
psicólogos, en el Grupo de Reproducción Humana, División
Endocrinología, Hospital Durand. Informes e inscripción en Díaz
Vélez 5044 (los jueves de 13 a 15) o en el 4432-7519 (martes y
jueves de 17 a 20).
Haider. �El fenómeno Haider�, con Baruj Zaidenknopp,
Gregorio Klimovsky y Cristina Chardon en Auditorio ORT, Yatay 240,
mañana a las 9. Gratuito.
Corto. Curso: �Procesos terapéuticos de corto plazo�,
por Nilda Guerschman. Tel.: 4772-1854, www.cep-argentina.com
Bárbaro. �Lacan, el bárbaro�, por Eduardo Pérez Peña,
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Gratuito. También, �Hannah Arendt, entre el mal radical y la
banalidad del mal�, por Pablo Dreizik, desde el 4 a las 20, y �El
concepto de acontecimiento y su relación con el psicoanálisis�,
por Ester Cohen, desde el 3/4 a las 20. Tel.: 4822-4690.
Inicios. �Tratamientos de inicios difíciles�: seminario por
Sergio Rodríguez. Tel.: 4774-0205.
Niño. �Problemáticas del niño: atención médica,
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Gutiérrez, desde abril. Tel.: 49640731.
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dirigida por Liliana Alvarez, en Asociación de Psicólogos de
Buenos Aires (APBA). Tel.: 4334-0750.
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de psicología de niños. Tel.: 4541-2365.
Pensamiento. Grupos de lectura sobre pensamiento
contemporáneo, con Rubén Ríos: �De Nietzsche a Badiou: la
crisis de la filosofía tradicional�. Tel.: 4863-0193. |
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