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PSICOANALISIS DE UNA MUJER
QUE CONSULTO POR UNA CRISIS MATRIMONIAL
La mujer lánguida y las potras de carne vil
Un caso �clásico� de histeria permite avanzar más allá de
la teoría psicoanalítica tradicional, más allá de pérdidas
y encuentros, en busca del núcleo del ser de la histérica.
Gusto: Las �potras, groseras, ridículas, mostrando sus carnes, provocando vergüenza ajena�, eran, decía ella, �las que le gustan a mi marido�. |
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Por Roberto Harari *
Alicia, de treinta y cinco años, consulta por una crisis matrimonial que la �tiene llorando permanentemente�; luego de doce años de unión, estalló el �setiembre negro�. Ese mes �el de la primera consulta� estaba plagado de discusiones violentas, en las cuales su marido, hastiado, le enrostraba básicamente dos situaciones de larga data: el dolor que sentía por el hecho de tener tan sólo un hijo �de once años� debido a que Alicia había abortado espontáneamente �sin �motivo orgánico� preciso� en varias ocasiones, y la circunstancia de �no arreglarse� para él como era su pretensión. Al estar de Alicia, estas demandas se debían al �machismo� -tantos hijos, tanta virilidad� y al �infantilismo�, porque el modelo de mujer anhelado por el marido responde �siempre según su entender� al de su suegra cincuentona, quien es �una gran producida� (esto es, �hiperarreglada, operada, con todos los oros encima�).
Ella misma se cataloga en el orden de las �lánguidas�, en tanto �las otras� militan en la clase de las �potras�. Una �potra�, por ejemplo, es la secretaria �de siempre� de su marido �quien trabaja en una empresa familiar, de propiedad del padre, lo cual resalta aún más �su inmadurez�-, secretaria que, �casualmente�, se llama igual que ella. ¿Cómo caracteriza a las �potras�? Como �groseras, ridículas, mostrando sus carnes, con un exhibicionismo sexual que provoca vergüenza ajena�; por otra parte, son �las que le gustan� a su marido, quien por lo tanto �a su juicio� se equivocó al casarse con ella, tanto como a la recíproca (�cree�).
Alicia abandonó su ciudad natal en el interior para estudiar en Buenos Aires una carrera universitaria; pese a haberla concluido, una vez casada se quedó �en mi departamento, donde la paso bien�. No demuestra interés en trabajar, en �ir al cine� �que �la aburre�� o en estar con parejas amigas, las cuales, al ser �aportadas� por el marido, son por lo general �bobas, superficiales�.
Sexualmente �está todo bien�. Claro: al poco andar, tal caracterización se declina así: �El es apurado�; �yo trato de darle el gusto�; �él es siempre el que empieza�; �si llego al orgasmo, bien; si no, no importa�.
Una breve semblanza de su familia de origen consigna lo siguiente: su padre �mucho mayor que su madre� tiene trastornos psíquicos severos, situables �entre la depresión� �por la cual fue internado varias veces� �y la arterioesclerosis�. Es �descontrolado, gritón, injusto�; su madre, en cambio, �es casi perfecta�. Ellos han continuado viviendo en su ciudad autóctona, donde también reside el hermano mayor.
Por último, Alicia trasmite el anhelo de comenzar su análisis con el infrascripto debido a que �es una garantía, porque sabe mucho, y me va a poder ayudar�.
A mi juicio, esta sucinta presentación resulta suficiente para enmarcar en la misma el saber tradicional acopiado por la experiencia del psicoanálisis en lo referente a la histeria. Podemos comenzar por tildar, con corrección, a su deseo como insatisfecho �deseo de deseo insatisfecho�. La impotencia del padre �a quien, incluso, piensa que �quizá tenga que ir a cuidarlo alguna vez�� se potencia por �el poco amor que me dio, porque, por sus problemas, el pobre no podía�. Su partenaire resulta castrado, a pesar de que ella le estimula al mismo tiempo su infatuación de amo incitándolo a imaginarse que ha de formarla (�producirla�). Pero, sobre este amo infatuado, Alicia reina. Así, toma el rol del hombre �sin poder gozarlo� (J. Lacan, Ecrits).
Por otro lado, e inserta en la trama vincular de su familia sustituta, la analizante cumple con el logrado desempeño del rol de intrigante. Rinde un equívoco homenaje a las �potras�, cuyas exuberancias provocativas parecerían poder brindar una respuesta al misterio respecto de qué es ser una mujer. En consonancia con ello, obra con su homónima Alicia �la secretaria� oficiando de celosa procuradora de (su) partenaire. Finalmente, su propuesta transferencial la sitúa como una industriosa: una mujer que fabrica �en tanto efecto del lenguaje� a un hombre que, animado por el deseo de saber, le oferta una supuesta condición de garante de este último.
Así, la dupla falo/castración, centrada en el mito edípico, nos ha servido de eje, una vez más, para desprender del mismo una dialéctica cuyos alcances se limitan a los registros de lo simbólico y de lo imaginario: delimitan un contorno que da vueltas entre el significante y la imagen, dando cuenta de las torsiones y de las inflexiones viables entre tales registros: pérdidas, reencuentros, sustracciones, ilusiones de recupero; localizaciones, desplazamientos, sustituciones, relevos; faltas, completudes, robos, daciones; quejas, reproches, fascinaciones, desilusiones; angustias, encierros, limitaciones, impedimentos... de castración.
La otra lógica de Alicia
Ahora bien, esas precisiones ¿dan cuenta acaso del �llamado por Lacan� �mundo del fantasma�? ¿Rozan alguna �punta de (lo) Real� de Alicia, tal que pueda por allí colarse el orden concerniente a su singularidad? Por otro lado, ¿bastaría clínicamente con argumentar que la sustitución -metáfora� del significante fálico se resume para Alicia en la sacrificada, en la tesonera, construcción del semblante de �languidez�? Finalmente: ¿cuál es el estatuto fantasmático, del objeto a en ella prevalente, esto es, de aquello que conforma el objeto pulsional del que procura desprenderse para constituirse, pero que vehicula, al mismo tiempo, el núcleo de su �ser�?
Articulemos nuevos datos que fueron emergiendo �a la manera de la belle indiférence� en el despliegue de la cura. Resultó crucial la puntuación referida a una predicación donde Alicia �denegación mediante� inclinaba la habitual disyunción entre el ser y el sentido del lado del primero: �No sé si le dije que soy vegetariana�. Este punto de certeza, fuertemente racionalizado, enaltecido y, de inicio, no analizable, lograba situar proyectivamente la carne en la imagen denostada-idealizada de las �potras�; éstas, dueñas de una supernumeraria carne vil, fácil, entregada, se contraponían a su �vida sana�, a su �estómago liviano�, a su �cuidarse�. Pero ¿acaso esta divisoria procura sentar una bipolaridad por cuyo intermedio Alicia burila el falo �negro� �el color predilecto para su ropa, el mismo del �setiembre�� en tanto adjudica la castración desiderativa a las �potras�? De otro modo: su extrema delgadez, su rostro desprovisto de colores �artificiales�, sus empeñosas, meticulosas y prolongadas gimnasias y caminatas diarias iniciadas al alba, ¿son inteligibles tan sólo como erección �valga el término� del falo imaginario? Podría responderse por la afirmativa articulando un nuevo ítem: resulta que, desde hace varios años, Alicia no menstrúa, pero, �como dice el ginecólogo, es todo normal, no sale nada en los exámenes�. Y sin embargo...
Por otra parte, no era frecuente que Alicia estuviera angustiada, o que lo refiriese; en cambio, era reiterada su mención y su vivencia del asco, sensación que la asaltaba ante un considerable número de comidas. A veces, sólo al escuchar que se hablaba de ellas; otras, ante su visión; no pocas, al confrontarse con su olor. ¿Qué comidas? �Esas grasosas, fritas, pesadas.� ¿Eran éstas sólo metáforas imagénicas del pene turgente, con la angustia de castración concomitante? Tal como el análisis lo testimonió, el asco nauseoso se mostró, de inicio, irreductible al enfoque tradicional; con todo, el empeño contumaz en la defensa de �comer sólo lo que le hace bien� comenzó a ceder cuando un intenso dolor de estómago �de raíz �emotiva�, médico dixit� se instaló con una periodicidad no anticipable ni explicable. Este derrumbe dio lugar a la benéfica, a la fructífera instalación de un caos �de �un revoltijo�� en el ordenalimenticio tan pulcramente custodiado. La desorganización y el desconcierto campearon en el análisis de Alicia, quien comenzó así a dudar de su analista, pues éste �le había roto sus esquemas�. ¿Sí? ¿O se trataba, queja-acusación mediante, del legítimo avatar de un real jugado en la transferencia? Sí, porque �si esto sigue así, no voy a poder comer nada�. El paulatino despuntar del vector anoréxico se condensó �y se catapultó� a través de un sueño paradigmático, sumamente breve en su plasmación recordada y relatada: a Alicia se le caían todos los dientes. Notable: no se angustió, no se despertó �o sea: no se trató de un sobresalto pesadillesco�, sino que, gentilmente, pensó que con ese sueño su analista �se iba a hacer el caldo gordo�.
Sin duda: si la simbólica onírica indicaría en ello la eficacia de un fantasma de castración metonimizado en la boca, el comentario de Alicia ayuda a no derrapar bajo tales imaginarizaciones: el �caldo gordo�, en puridad, es el significante de su deseo paradójico (y no edípicocomplementario), ya que, como ella misma lo fue diciendo, el caldo sería �la solución� para su problema estomacal; de hecho, la vía indirecta y racionalizada para adelgazar aún más, no ingiriendo alimentos sólidos. ¿Por qué, para qué? Porque los dientes �muerden�, sosteniéndola, a la imagen que Alicia procura socavar; así, es en función de ello que deben ser eliminados, por cuanto constituyen un obstáculo para dicho socavamiento. Es que este último obedece al propósito de develar el orden objetal bajo cuya identificación ella ha caído. ¿Cuál es? El oral, el del hacer-se comer, entregándose, de tal modo, a un goce autoerótico (que no es el femenino). Este goce cual cabal atractor extraño �como dice la teoría del caos�, genera torbellinos, de modo �azaroso�, desde su ¿estómago? En el intento referido, Alicia cree rescatar dicho atractor, aislar el núcleo de su ser, mediante la oclusión y la �escupida� sistemáticas, la expulsión de toda �sobra�. Esto es, de los investimientos narcísico-imagénicos �artificiales�, �falsos�, �tramposos�.
Lo �natural�, entonces, conforma el presunto refugio final, la cerrazón salvadora, defensiva, ante el imaginado Otro gozador; en fin, es el bunker de su ser. ¿Ser mujer? ¿Ser hombre? En puridad, en su pírrica solución, su autoorganización la ha ido llevando, por medio de la cura, a procurar reducirse y resumirse en el mínimo carozo resistencial a partir del cual constituirse progresivamente de acuerdo con la flecha del tiempo (esto es, sin direcciones reversibles). Entonces, ¿responde ésta, su problemática, tan sólo a la diferencia de los sexos o, antes bien, sindica ��asexualmente�� (J. Lacan, �Encore�) el cernimiento de un sinthomal (entrego) �todo, pero no eso�? (J. Lacan, Séminaire �Le Sinthome�). �Pero no eso� sin el cual no es factible la vida, y la vida singular.
�Pescada� en esta coyuntura �identifijada�, Alicia, �sin darse cuenta, y sin saber cómo�, se sorprendió a sí misma comiendo pescado en una fiesta, toda vez que sus problemas estomacales fueron desapareciendo en el curso del análisis. A nuestro entender, esta ingesta no líquida y no vegetariana señala un importante punto de fluctuación desequilibrante en su cura, dado que anticipa una salida ��una fiesta�� en lo atinente a su tendencia a ocupar, en el fantasma, el lugar de objeto cesible-�comible� (pero notodo) para el Otro.
* Miembro fundador y ex presidente de Mayéutica-Institución Psicoanalítica. Texto extractado de un capítulo del libro La pulsión es turbulenta como el lenguaje. Ensayos de psicoanálisis caótico, de próxima aparición (Ediciones del Serbal).
sobre el filicidio en la sociedad contemporanea
Quién mató a la hija del juez
Por Sara N. Slipehinsky *
A propósito del crimen de la adolescente Natalia, hija del juez Carlos Fraticelli de la localidad de Rufino, despierta conmoción en la sociedad que una madre pueda ser responsable de la muerte de su propia hija; es casi impensable. Arnoldo Rascovsky, psicoanalista argentino ya fallecido, propuso el término �filicidio� para referirse a la destrucción, mutilación o mortificación física y mental de los hijos. Aunque el asesinato de los hijos pueda suponerse excepcional, ya en 1967, en Dinamarca, la mitad de las víctimas de asesinatos fueron niños. Los criminales fueron casi siempre sus padres, habitualmente las madres. En Estados Unidos, uno de cada 22 asesinados es un niño ultimado por sus propios padres, según estadísticas oficiales.
El �síndrome del niño apaleado� consiste en lesiones causadas por distintos tipos de golpes, injurias o traumatismos que en muchos casos terminan con la muerte del niño. La mitad es menor de 4 años, y en la mayoría de los casos los responsables son los padres. Las causas suelen ser episodios de llanto, el ensuciar las ropas y otras circunstancias nimias que provocan la eclosión de la violencia, ya sea como una medida disciplinaria o simplemente como salida para la ira.
Los niños difícilmente pueden denunciar a sus propios padres: porque aún no desarrollaron el habla o no tienen suficiente autonomía, por miedo, por culpa, por vergüenza, por amor. Puesto que los padres son la autoridad, los chicos quedan con la idea de que se merecen lo sufrido, de que son culpables por ser malos hijos y de que ése es el modo de educarlos. Y es prácticamente imposible que el niño solicite por sí mismo ayuda terapéutica.
Incluso a los adultos que puedan estar al tanto de la violencia contra el niño �vecinos, maestros, médicos� se les crean graves conflictos de conciencia porque la denuncia puede implicar la separación del chico de sus progenitores y su pasaje a una institución.
A todo esto, ¿qué lugar ocupan los �derechos del niño�? El de una declaración, que no alcanza para salvar a los niños de los aspectos neuróticos y perversos de los adultos responsables.
* Psicoanalista.
POSDATA |
Perdón. �El perdón. ¿Qué es la política para la Iglesia?�, con Alejandro Kaufman, Dulce Suaya, Jacques Algasi, Luis Guisandez, Esther Cohen, hoy a las 20 en Centro Psicoanalítico Argentino, Uriburu 1345, 1º piso. Gratuito.
Freudiano. XI Encuentro Internacional del Campo Freudiano y II Congreso de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP), del 13 al 17 de julio. 48113690. www.XIencuentro2000.com.ar
Mujeres. �Mujeres trabajando. Conocimiento, producción y género�, con Mabel Burin y Diana Maffia, hoy a las 20 en Av. de Mayo 950, 1º.
Género. Jornada �La construcción del género a lo largo de los ciclos vitales�. Foro de Psicoanálisis y Género. Abstracts hasta fin de julio. 4804-4902. [email protected].
Jung. �Encuentros psicoterapéuticos junguianos�, con H. Elijevich Grimaldi y N. Fabro. Fundación C.G. Jung de Psicología Analítica. 48122034.
Familias. �Psicoanálisis con familias�, con Estela Gurman y Silvia Zambon, desde el 3 a las 20 en Agrupo. 4951-6796.
Políticos. �Historicidad de los lenguajes políticos�, por el historiador Ignacio Lewkowicz en Escuela Freudiana de la Argentina, mañana a las 20. 4961-7908. Gratuito.
Posmo. �El teatro menor posmoderno�, por Alfonzo de Toro. Centro Psicodrama Psicoanalítico Grupal, el 6 a las 21.30. 4866-4242. Gratuito.
Maltrato. �Dinámica social y psicológica del maltrato�, por Philip Lichtenberg en el Coloquio de Gestalt, hoy y hasta el domingo. 4983-2582.
Precursores. �Precursores del psicoanálisis argentino (1910-1939)� por Edmundo Zimmerman, hoy a las 20. Vicente López 2220. Asociación Latinoamericana de Historia del Psicoanálisis. Gratuito.
Exterminio. �Del lenguaje del exterminio al exterminio del discurso�, por Perla Sneh y Juan Carlos Cosaka en Centro Psicoanalítico Argentino, desde el 4 a las 20. 4822-4690. Gratuito.
Papás. Talleres de reflexión para futuros papás en Fatherly. 4833-1555.
Burn out. �Síndrome de burn out: estrés laboral en salud y educación�, el 15 de julio de 9.30 a 14 en Fundaih. 4827-0980.
Bioética. Ateneo �Bioética: reconceptualizaciones en el posmodernismo�, con Josefina Dartiguelonga y Armando Kletnicki en el Ameghino, Córdoba 3120, el 4 de julio de 12 a 14.
Pensamiento. Grupos de lectura sobre pensamiento contemporáneo con Rubén Ríos: �De Nietzsche a Badiou: crisis de la filosofía tradicional�. 48630193. |
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