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ENTREVISTA A LA PSICOANALISTA JUDITH MILLER
�Lacan no renegó de la razón�
Sobre la libertad, la ética, la estética,
las matemáticas y los matemas en el pensamiento que inauguró Jacques Lacan.
Judith Miller preside la
Fundación del Campo Freudiano.
�Por la filosofía, Lacan ubica el descubrimiento del inconsciente.� |
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Por Rubén Ríos
�Lacan es un moderno, un iluminista�, sostiene Judith Miller, presidenta de la Fundación del Campo Freudiano. Hija de Jacques Lacan y esposa de Jacques-Alain Miller, graduada en filosofía en París, Judith dirige la publicación L�âne, luego de haber dirigido la colección Champ Freudien en Editions du Seuil. Visitó Buenos Aires con motivo del XI Encuentro Internacional del Campo Freudiano y II Congreso de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP), y dialogó con Página/12.
�Lacan ya tenía su gusto por ciertos filósofos antes de empezar con el esclarecimiento de la clínica analítica, y sostuvo ese interés para la elección de sus estudios de psiquiatría y psicoanálisis �afirmó Judith Miller�. La filosofía le permitió ubicar los puntos álgidos del descubrimiento del inconsciente.
�¿Cómo caracterizaría usted esta perspectiva de Lacan?
�Implica una ética y quizás una estética. Porque, cuando se trata de ética, se trata de la capacidad de responder por lo que uno hace: hay una ética del analista, que se puede resumir como la responsabilidad del analista de los efectos que produce, aunque esos efectos sean imprevisibles.
�La del análisis ¿no es en sí misma una situación ética?
�Es un vínculo social, pero en el que el analista está implicado en la primera línea: la ética le corresponde a él. En la ética del psicoanálisis se trata de la responsabilidad del analista, sobre sus actos y sobre las consecuencias, incalculables, del acto analítico.
�¿Es una ética del �deber-ser�?
�Es que en filosofía no se define la ética de ese modo. Para Spinoza la ética es el deseo de obtener para un sí mismo, finito, una felicidad equivalente a la del ser infinito, Dios. De una u otra manera, toda ética se refiere al deseo, extrae el objeto del deseo y toma la figura del deber, pero no del deber-ser, sino del deber-hacer. En Lacan, no sólo en el seminario �La ética...� sino en cada texto, la ética está presente siempre, tanto de una manera explícita como puesta en acto.
�¿Por ejemplo?
�Cuando Lacan fue entrevistado sobre la libertad, por una radio belga, dijo que no se puede hablar de la libertad como si se hablara de cualquier otra cosa. Hablar así, para Lacan, conllevaba cierta irresponsabilidad. En principio porque cada uno está libre de morir, en el sentido de que la condición humana supone la libertad de morir. Cualquiera sea el peso de nuestra vida, no será eterno. De modo que, para Lacan, hablar de la libertad implicaba una responsabilidad ética, en la medida en que se trataba de hablar de la condición humana en relación con la muerte.
�¿Hay un vínculo en Lacan entre ética y estética?
�En filosofía siempre hay una vinculación entre ética y estética. Encontramos ese vínculo en Heidegger, pero también en Descartes; hay distintos vínculos según los distintos filósofos. En Lacan, la estética es el velo del horror. Ilustra esto con la figura de Antígona, donde el uso de la belleza vela y revela el horror. La figura de Antígona, trabajada en todo el recorrido de la tragedia de Sofócles por Lacan, es una búsqueda del horror del cual trata el psicoanálisis. Y también la ética analítica.
�¿De qué horror trata el psicoanálisis y su ética?
�Pues del horror de la castración.
�¿Y las matemáticas en Lacan también funcionan como un velo de ese horror?
�Pienso que no. Hay un lado estético de las matemáticas, al cual los matemáticos son sensibles, pero la formalización a la que se obliga Lacan con los matemas no es para velar el horror sino, por el contrario, para acercar al máximo lo que ese horror pone en juego. Lacan habla de esto con tacto, pero nunca sus recursos son para velarlo. Son para dar cuenta de lo que juega en ese horror.
�¿Podríamos decir que la filosofía, la lingüística, el matema, la literatura en Lacan son recursos para dar cuenta de lo que ese horror pone en juego?
�Sí. Pero �matema� es diferente de �matemática�. En Lacan, el matema constituye el esfuerzo conceptual para asegurar una transmisión casi integral, reduciendo las posibilidades de equivocación, de las lecciones del psicoanálisis. Pero las matemáticas son modelo para la época moderna, de lo que es posible conocer. Es un modo de conocimiento que fue ejemplar para Descartes.
�¿Y para Lacan?
�Lacan es un moderno, un iluminista: no reniega de la razón.
SITUACION DE LOS PRESOS DE TABLADA
�Lo siniestro se duplica�
Por Osvaldo Fernández
Santos *
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) nos anoticia de la dimensión de lo siniestro que nuestro país transita: lo familiar se nos torna terrorífico. En un informe preciso, señala que los presos de La Tablada se encuentran ilegalmente detenidos desde hace 11 años, habiendo atravesado tal vejación tres gobiernos democráticos, y, también, que en la recuperación del cuartel, llevada a cabo principalmente por el Ejército, hubo desaparecidos, fusilados y torturados, sin que tales hechos hayan sido investigados.
La desaparición de personas ¿nos es familiar o novedosa? La tortura y los fusilamientos ¿nos resultan conocidos? ¿El Ejército argentino es un neófito en esas materias? ¿La impunidad para los autores de crímenes aberrantes a la condición humana resulta impensada para nuestro imaginario colectivo?
Que nos indiquen desde el exterior lo que en nuestro país se pretende ignorar ¿no lo hemos vivido ya?
La condición de lo siniestro parece duplicarse en este caso: no sólo lo familiar se torna terrorífico, sino que también lo terrorífico deviene familiar. Lo terrorífico tiene sin embargo su lado innovador, un plus de horror: ocurre en democracia. De ahí emerge la fuerza determinadora de lo siniestro; lo familiar fue inscripto antes, durante la dictadura militar. De que no existan ni siquiera bordes entre democracia y dictadura depende la calidad de nuestro porvenir.
Los presos de La Tablada, para pedir justicia, debieron recurrir a una huelga de hambre. Otra de las salidas posibles, como sociedad-país, ante la insistencia de lo real, nos es también familiar y terrible: la negación; tomar noticia pero no conciencia.
* Psicoanalista.
�Lloraban y lloraban, no
podían parar de llorar�
Testimonio de la clínica con afectados por el atentado: empleados de la AMIA, familiares de víctimas, voluntarios en la remoción de escombros. |
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Por Silvia Chab
Eramos un grupo de psicólogos que formábamos parte del centro comunitario judío Tzavta. En cuanto sucedió el atentado a la AMIA, quisimos hacer algo al respecto; se agregaron algunos profesionales de afuera y formamos un equipo. Recibimos demandas de empleados de la AMIA, de voluntarios que habían trabajado en la remoción de escombros, de familiares de víctimas.
Fueron intervenciones puntuales, focalizadas en procurar la reconexión de esas personas con su vida cotidiana; incluso algunos de ellos estaban por su parte en terapia, pero hicieron esa consulta específica.
Recibimos asesoramiento de profesionales israelíes que vinieron a la Argentina. En ese país, como en Estados Unidos e incluso en algunos lugares de Centroamérica, hay mucha organización en cuanto a equipos de asistencia psicológica en emergencias. En la Argentina se habían hecho trabajos con comunidades en situaciones de desastre, pero nunca se habían formalizado de manera que uno pudiera acceder a esas fuentes. Por nuestra cuenta, buscamos bibliografía, nos asesoramos y nos largamos a una experiencia que para nosotros era inédita. La mayoría de nosotros venía del psicoanálisis; también había una psicóloga sistémica, una psicodramatista, pero no teníamos experiencia en ese tipo de trabajo y, además, nosotros mismos estábamos atravesados por lo sucedido, lo cual hacía las cosas más difíciles.
Casi enseguida empezamos a recibir consultas. La gente llegaba en estado de shock, con mucha confusión, angustia desbordante. Algunos, luego del atentado, se habían encerrado en sus casas, estaban tirados en la cama. En todos, se había producido una especie de cortocircuito psíquico; habían interrumpido sus estudios, sus trabajos, sus vidas de pareja. Nosotros tratamos de ayudarlos a que, de a poquito, retomaran su vida habitual.
En mi caso, a partir del psicoanálisis, intenté que lo traumático pudiera articularse a partir de alguna posibilidad de verbalización. El cuadro era similar al descripto por Freud como neurosis traumática. Muchos tenían pesadillas, distintas situaciones en las que revivían el hecho traumático; no llegaban a tener alucinaciones, pero sí flashbacks. Había que contenerlos. Algunos venían acompañados, necesitaban venir con su pareja. El tiempo más largo de tratamiento fue de unos dos meses. La frecuencia de las sesiones era variable, a veces eran todos los días, a veces eran telefónicas, la idea era estar disponible. Teníamos que tomar actitudes de orientación muy primarias: una persona vino llorando a una entrevista porque se le había inundado la casa y hubo que explicarle que tenía que llamar a un plomero; una estudiante había extraviado las fechas de sus exámenes y lo mejor fue decirle que tenía que averiguarlas de nuevo, tenía que ir a la facultad para conseguirlas. Son cosas elementalísimas, no están dentro de lo que clásicamente se piensa como terapia.
Una de las pacientes era empleada de la AMIA: el día del atentado ella no había ido a trabajar, pero habían fallecido varios compañeros y estaba absolutamente shockeada, lloraba incesantemente, no podía parar de llorar. También venían voluntarios que habían estado removiendo escombros después del atentado, ellos removían y de repente encontraban un brazo, una pierna; es muy distinto de lo que después se lee en los diarios, �se encontró un cuerpo�, eran pedazos, y ellos en ese momento habían hecho bien su trabajo, pero, después, se habían desconectado del mundo. Uno se había encerrado en su pieza y no quería salir, otro andaba como un zombi, permanentemente le volvían las imágenes de los cuerpos destrozados, mutilados, en sueños o despierto, con mucha angustia y muchos trastornos en sus relaciones, él no podía ya dialogar con la pareja con la que convivía. El asesoramiento de los expertos israelíes, especialmente el doctor David Green, nos sirvió para tomar un poco de distancia, porque nosotros estábamos metidos en la misma olla y necesitábamos una distancia operativa para poder observar lo que estaba pasando y no entrar en el caos.
Testimonio recogido por P.L.
POSDATA |
Sistémica. �Modelos de abordaje en terapia sistémica�, en el Servicio de Psicopatología del Argerich, martes de 13 a 14.30 desde el 1º de agosto. Inscripción, Almte. Brown 240, lunes, jueves y viernes de 8 a 12.
Cábala. �Psicoanálisis, Talmud y cábala�, desde el 3 a las 14 en Sociedad Porteña de Psicoanálisis. 4961-0996.
Cartel. �El cartel en la formación del analista�, con Leticia Gianolini, Alicia de Gadda y Perla de Cheb Terrab en Discurso Freudiano, el 3 de agosto de 20 a 22. [email protected]
Maternidad. Seminario de actualización en maternidad, con Diana Wechsler, Mirta Videla, Luis Arnedo, Alba Zúcoli y Lidia Fogliati, 22 y 23 de julio en Natal. 4706-2080.
Cuento. Grupos de cuento, novela y cine en video con debate, con Marily Canoso. 4953-6540.
Pase. �La experiencia del pase�, el 22 de 10 a 13 en Perú 272. Escuela Freudiana de la Argentina, 4961-7908. Gratuito.
Suicidio. �Suicidios en la adolescencia�, con Estela Sagredo, desde el 3 de agosto a las 19.30 en la Biblioteca del Congreso, Alsina 1835. 43717072. Gratuito. Ateneo Psicoanalítico.
Sordera. Primer Congreso Latinoamericano de Salud mental y Sordera, 3,4 y 5 de agosto en la Facu de Psico de la UBA. Extensión Universitaria, 49326001.
Posmo. Presentación del libro Jacques Lacan y el debate posmoderno, de Jorge Alemán, con Germán García, Mario Goldenberg y Mario Casalla, el 26 en el Museo de Bellas Artes, Libertador 1473. Gratuito.
Sexo. Primer Congreso de Orgonomía Social �Sexualidad y adolescencia en la posmodernidad�, 28 y 29 en la Facu de Psico de la UBA. Centro de Estudios Wilhelm Reich. 02320-481910.
Rodrigué. Presentación de El libro de las separaciones, de Emilio Rodrigué, con el autor y Fernando Ulloa, Hernán Kesselman, Tato Pavlovsky y Sergio Rodríguez. El 28 a las 19.30 en Village Recoleta, Vicente López 2050, local de Cúspide. |
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