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PSICOPATOLOGIA LABORAL DE LOS PILOTOS PROFESIONALES
“Angustia aeronáutica” en el instante previo al accidente

En momentos en que el juez está a punto de dictar el procesamiento de funcionarios involucrados en el accidente de LAPA en 1999, conviene recordar los problemas psicológicos específicos que pueden afectar a los tripulantes y su relación con las condiciones en las que se desempeñan.

Por Hugo Leimann Patt, Laura Sager, Modesto
Alonso, Isabel Insúa y José Mirabal *

La angustia aeronáutica es la suma algebraica de temores, ansiedad, fobias y el estrés operacional, contextual o autoinducido, que implica tanto aspectos adaptativos como neuróticos de la personalidad. La adaptación a la actividad de vuelo no depende sólo de la adquisición de habilidades para controlar un avión, sino también de la dimensión conflictiva de la motivación, que debe favorecer la emergencia del placer de volar, contrario a la angustia aeronáutica. Las alteraciones de la motivación o de las defensas psicológicas permiten el surgimiento de la angustia aeronáutica y, consecuentemente, de algunos de los síndromes de desadaptación al vuelo, que resumiremos a continuación.

Temor al vuelo

Se trata del aumento de la angustia aeronáutica, sumado a la sensación de inseguridad en ciertas condiciones del vuelo, particularmente en turbulencia, instrumental, nocturno y sobre el mar. Suele ser desencadenado por algún episodio traumático (aterrizaje brusco, turbulencia severa, incidente o accidente aeronáutico propio o de algún amigo).
Este síndrome no suele ser reportado por los tripulantes a sus médicos examinadores, precisamente por temor a ser bajados de vuelo. Cuando un tripulante le “confiesa” a su médico o psicólogo examinador que padece temor a volar, debe interpretarse que está pidiendo ayuda, está pidiendo que lo bajen por un tiempo al menos. No atender a su pedido de auxilio implica someterlo a la posibilidad de adquirir una patología más severa y eventualmente irreversible.
Desde el punto de vista médico-legal, este síndrome de desadaptación constituye una neurosis laboral, una enfermedad profesional imputable a la actividad de vuelos. Si el tripulante afectado había volado satisfactoriamente con anterioridad y estaba adaptado a la actividad, es entonces una psico(pato)logía que lo inhabilita para seguir ejerciendo sus funciones haciéndolo merecedor de los resarcimientos económicos a que las leyes laborales de cada país dieren lugar.

Fobia al vuelo

Cuando un tripulante afectado por el síndrome antes descripto continúa siendo sometido al estrés aeronáutico, sus mecanismos defensivos adecuados pueden tomarse definitivamente insuficientes y su yo deberá apelar a los mecanismos de “segunda línea” y, si en esa segunda línea figuran el desplazamiento, el aislamiento y la formación reactiva, es probable que aparezca el síndrome de fobia al vuelo.
No pocas veces la fobia al vuelo es parcial y no es el vuelo en sí el elemento fobígeno sino algún tipo de avión como el de alas rotativas, o la propia empresa o cierto tipo de vuelos, etc.
A diferencia de lo que otros autores sostienen, la fobia al vuelo, al igual que el temor al vuelo son reversibles, terapia mediante y cuando se dan las condiciones de un “tratamiento institucional” adecuado. Davis (1945) aconseja también: “El precoz reconocimiento del temor al vuelo y su tratamiento (es necesario) a los efectos de prevenir la fobia al vuelo (lo que) eliminaría una enorme pérdida de tiempo, por el no reconocimiento de la naturaleza de la afección”.
En función preventiva, hay que ser cuidadosos al evaluar a candidatos que presenten los mecanismos defensivos mencionados de manera muy intensa y estereotipada. En estos casos es desaconsejable su incorporación a la actividad aeronáutica.

Fatiga crónica de vuelo

Desde nuestra óptica, la fatiga de vuelo está vinculada con la motivación por el vuelo mediante una relación inversamente proporcional. Pero el mantenimiento de inveterados estados de tensión y disconformidad atenta redundantemente contra la salud del personal aeronavegante y la seguridad de las operaciones aéreas.
Sin desmedro de las consideraciones operacionales y los desajustes hormonales del eje hipotálamo-hipofisario-suprarrenal particularmente por el fenómeno del jet-lag, la fatiga crónica de vuelo puede, cuando excede los índices promedio del colectivo, considerarse un síndrome de desadaptación.
En la jerga aeronáutica se suele hablar de la necesidad periódica de “recargar las baterías”, pero a veces esta “recarga” no llega a ser completa. Los motivos van desde la debilidad de los propios elementos constitucionales hasta una enorme cantidad de “microtraumatismos” laborales, que van desde la falta de consideración profesional, el mal mantenimiento de las aeronaves, etcétera.
Un tripulante crónicamente fatigado está predispuesto a provocar accidentes por el tristemente célebre get-there-itis o “arribar-itis”, es decir la intención subconsciente de apresurar los procedimientos y aterrizar a cualquier precio sin considerar siquiera la posibilidad de un go-around. Por el otro lado, un tripulante crónicamente fatigado puede elaborar otro tipo de psico(pato)logías particularmente las vinculadas a las adicciones de supuestos fármacos desfatigantes como la dextraanfetamina, que son muy útiles para situaciones agudas tales como las operaciones militares con exceso de carga de trabajo, pero que de ninguna manera son recomendables para su uso crónico.
Quien más ha estudiado este tema es el grupo de Wegmann del Instituto de Medicina Aeronáutica de Alemania: al final de su excelente recopilación de datos y bibliografía sostiene que a su fórmula de valoración de la fatiga operativa le faltan los coeficientes que dependen no ya de la programación del vuelo en sí mismo, sino de “factores dependientes del sistema y de la propia empresa” que tienden a incrementar la fatiga, particularmente los factores interpersonales en el cockpit (cabina de comando), los bajos salarios, etcétera, es decir lo que hemos denominado “microtraumatismos laborales”.
Las reglamentaciones de tiempos máximos de servicio y mínimos de descanso (cuando se cumplen) adolecen del mismo aspecto mencionado antes: el factor subjetivo y las cuestiones no cuantificables escapan a su control. Los directores de operaciones deben estar muy atentos a los signos directos o indirectos de esta entidad y los médicos aeronáuticos alertas para el asesoramiento correspondiente y eventualmente la propuesta de modificaciones reglamentarias.

Climaterio aeronáutico

Cuando la motivación se deteriora en exceso, o la constitución psico(pato)lógica es de baja calidad estructural, asistimos a la pérdida del deseo de volar y el vuelo se transforma en una obligación, una tarea tan tediosa como cualquier otra. En esas condiciones el tripulante (de cockpit o de cabina) buscará la vía médica o la administrativa para salir del sistema. Las causas de esta entidad son las mismas que las del síndrome anterior. Naturalmente, un tripulante en estas condiciones no puede volar.

Aeroneurosis traumática

Cuando, en vez de enfrentar múltiples “polimicrotraumas”, el tripulante se encuentra, de pronto, ante un súbito incremento del estrés operativo (por ejemplo una emergencia a bordo) que sus mecanismos defensivos no pueden metabolizar adecuadamente, “estalla” de pronto una neurosis traumática. Suelen verse estos cuadros psico(pato)lógicos a posteriori de accidentes o incidentes graves, amenazas de bomba a bordo, secuestros.
Como ocurre con las neurosis traumáticas del personal de tierra, puede existir un período de latencia silente, también llamado de “rumiación”, de hasta un año de evolución, y aparecer recién entonces este síndrome, por lo general desencadenado por un incidente banal, que sólo actúa como gatillo. La sintomatología es polimorfa y depende en gran medida de las características previas de personalidad del sujeto, como así también del protagonismo que le cupo en el episodio traumático. De suerte que los comandantes suelen ser los menos afectados y los más lábiles, los tripulantes de cabina.
Las reacciones situacionales y los post traumatic stress disorders de la nomenclatura del DSM-IV pueden ser también la puerta de entrada a otros cuadros sindromáticos. Razón por la cual todos los tripulantes o controladores de tránsito aéreo que hayan sufrido un incidente merecen una atención o evaluación psicoterapéutica preventiva especializada.

Caracteropatías aeronáuticas

Después del temor a volar, éste es el capítulo más complicado de la psico(pato)logía aeronáutica. Los trastornos del carácter suelen pasar desapercibidos tanto en los exámenes de selección como en los de recertificación periódica.
Estas caracteropatías de casi imposible detección suelen causar estragos operativos en los cockpits, particularmente aquellos que han recibido el curioso apelativo de macho pilots por los autores americanos, o cowboy pilots por los australianos y neocelandeses. Estas personalidades con fuertes rasgos psicopáticos y paranoides son expertas en “congelar cabinas” y no hay CRM (crew resource management) que pueda con ellos; más bien suelen pertenecer a ese 10 por ciento a quienes los cursos de gerenciamiento de los recursos humanos del cockpit, en vez de hacerles bien, les acentúa sus rasgos y los reafirma en sus actitudes autoritarias... No pueden convivir en un cockpit sin denigrar o rebajar a su copiloto.
En nuestra tipología caracterial-operativa (Leimann Patt 1986) denominamos “belerofóntica” a esta modalidad, inspirados en el mítico personaje, cuyo final suele también preanunciar el de los que lo emulan en la actualidad. La otra caracteropatía peligrosa es la que denominamos “faetóntica” (ibídem). Son pilotos contrafóbicos, sienten que cada vuelo es un desafío. Necesitan demostrarse a sí mismos y a los demás que ya han superado los miedos infantiles que tanto los traumatizaron en la adolescencia.
Existe una “caracteropatía institucionalizada” que denominamos “macanudismo”, o sea el profesionalismo subdesarrollado. La laxitud en el ajuste a los procedimientos, la indisciplina en la radiofrecuencia, el desdén por las normas de seguridad.

Conducta operativa subestándar

Pretender explicar un accidente diciendo que fue por “error de pilotaje”, es como querer explicar un misterio con un galimatías. Entre un 70 y 80 por ciento de los accidentes de aviación suelen darse en un contexto de desadaptación al vuelo y conductas subestándares.
Por nuestra parte en un trabajo con el Test de Bender, pudimos demostrar que un exceso de impulsividad, de obsesividad, de disociación intelectoafectiva, o de ansiedad, todos y cada uno de ellos, estaban presentes en las personalidades de pilotos accidentados “por error de pilotaje” comparados con los tests de pilotos de excelente reputación, desde la aviación general hasta la aviación de línea y la aviación militar.
De modo que, ya sea por una peculiaridad desaconsejable en la personalidad del piloto, o porque a posteriori desarrolló algún síndrome de desadaptación al vuelo, la propensión a accidentarse puede ser detectable si se dieran las condiciones para una “prevención sistémica”, es decir, prevención en un contexto operativo donde instructores,chequeadores y médicos examinadores pudiesen funcionar interdependientemente. Del mismo modo, es necesario tener en cuenta los aspectos de interrelación y dinámica grupal que se dan en el cockpit.

Aeronavegante compulsivo

Esta nomenclatura nada tiene que ver con las neurosis del mismo nombre. Existen tripulantes de cockpit o de cabina que confiesan que el vuelo se ha convertido en “una droga” para ellos y sencillamente no pueden dejar de volar. El vuelo pasó a ser un síntoma, es decir un recurso gracias al cual mantienen más o menos compensada su personalidad. Este equilibrio es obviamente muy inestable y depende en gran medida de la satisfacción de su principal mecanismo seudoadaptativo (que describimos como desaconsejable): la evasión.
En tripulantes de cabina este síndrome llega a ser dramático: seis de los suicidios que tenemos estudiados fueron de auxiliares y comisarios de a bordo que representaron este cuadro clínico.

* Extractado del libro CRM: Una filosofía operacional. Gerenciamiento de los recursos humanos en las operaciones aeronáuticas, editado por la Sociedad Interamericana de Psicología Aeronáutica. Más datos en Internet:http: // w ww.houseware. com. ar/ users/ hf_crm.

 

 

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