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Yo me pregunto

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El dinosaurio Bernardo

Quienes hayan sintonizado Radio Continental durante la tarde del martes pasado tuvieron la oportunidad de encontrarse con una auténtica perla negra: la entrevista que le hizo Rolando Hanglin a Bernardo Neustadt. Como se sabe, Neustadt intenta una resucitación mediática a partir de su cruzada contra “la televisión basura”. La entrevista en cuestión giraba precisamente en torno de la escala de valores morales que Neustadt aboga por reinstalar. Todo iba en una dirección previsible hasta que el inefable Berni regaló a los oyentes un aforismo de inolvidable homofobia: “En este país es más fácil ser gay que ser del Opus Dei”. ¿Lo qué? El ahora barbado militante de la moral se apuró a explicar: “Digo esto porque los gays no le tienen que dar explicaciones a nadie, en cambio los miembros del Opus Dei sí”. Menos mal que Neustadt no es del Opus Dei: ¿qué explicación hubiera dado, si no, cuando posó en Caras con un huevo al aire?

El Bin Bang

Osama bin Laden es el enemigo público número uno de Estados Unidos. Sin embargo, la CIA no tiene la menor idea de por dónde empezar a buscarlo. Cuando terminó la guerra entre la Unión Soviética y Afganistán en 1989, la Central de Inteligencia yanqui levantó sus bases en Afganistán y perdió interés en la zona. Para 1996, cuando los talibanes ya habían tomado las riendas del país y Bin Laden hizo base en Afganistán, a los yanquis ya se les hacía difícil volver a entrar. Desde entonces peregrinan para ganarse la simpatía de los círculos árabes del sur del país, una cerrada red de contactos que protege a Bin Laden. Como era previsible, todos los intentos resultaron fracasos estrepitosos. La revista Talk decidió cambiar de estrategia y mandó a un ex CIA, especialista en Medio Oriente, al norte de Afganistán para entrevistar a los prisioneros de guerra en manos del ejército adversario a los talibanes (prisioneros que adoran a Bin Laden como a un profeta). Antes de llegar al norte, el ex CIA Reuel Marc Gerecht recibió de manos de Ahmad Shah Mas’ud algo que ni se imaginaba que existía: una Enciclopedia de la Jihad afgana, escrita por el mismísimo Bin Laden. La Jihad, como se sabe, es la Guerra Santa, y el primer tomo de la enciclopedia resultó ser, en palabras de Gerecht, “el manual más perfecto para convertir a un analfabeto en un terrorista experto en explosivos, una recopilación que ni la CIA hubiese podido escribir”. Al parecer, el volumen explica con lujo de detalles cómo transformar casi cualquier cosa en una bomba: desde un encendedor a un auto. Los dibujos, dice Gerecht, son de una simpleza y una precisión envidiables. “Con esta información se podría hacer volar casi cualquier cosa”, dice Gerecht. Y eso sólo con el primer tomo de la enciclopedia. El quinto, titulado Armas y al que también tuvo acceso el ex CIA, explica cómo usar buena parte del arsenal provisto por Washington a los afganos durante la guerra con los rusos. “Por más que George Tenet, el director de la CIA, diga que todo se debe a la falta de presupuesto y de personal, ésas no son excusas de la agencia de inteligencia más grande del mundo para desconocer la existencia de esta enciclopedia que yo encontré en un solo viaje”, dijo el ex agente. Ahora la CIA puede decir que si algo yanqui hace Bang, es Bin.

Perra vida

Las necesidades de los perros parecen haberse convertido en una obsesión porteña. Primero vinieron las botellitas de agua atadas a los árboles (nunca se entendió bien si eran para encandilar a los perros o para que mearan adentro). Ahora les llegó el turno a unas inscripciones prolijamente pintadas en las paredes de los edificios. El escueto mensaje, dirigido directamente a los desesperados canes que arrastran sus atiborradas vejigas e intestinos por la ciudad, dice: Perros, no ensuciar. Poco futuro parece tener la campaña. Como decía el Mendieta de Inodoro Pereyra: Perros no leer.

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