Personajes Fernando Peña esta lleno Fernando el Bravo Durante años nadie supo quién le ponía voz a la célebre diva radial Milagritos López. Pero hace menos de dos meses los shows que dio en un bar gay convirtieron a Fernando Peña en una de las caras más vistas de los últimos tiempos. Hoy, para ver su unipersonal Esquizopeña en La Plaza hay que sacar entradas con un mes de anticipación. Conozca al hombre detrás del espectáculo por el que desfilan conchetos, travestis, viejas, psicópatas, villeros y curas. Por Laura Isola Haciendo un surrealista ejercicio de adivinación, es muy probable que a David Viñas le guste Esquizopeña, el espectáculo de Fernando Peña que se presenta viernes y sábados en La Plaza. También es probable que a Peña no le interese el ejercicio ni sepa quién es Viñas. Pero lo que el escritor y crítico argentino admira de Eugenio Cambaceres, a quien no aprecia mucho, es la sátira social hecha desde adentro y critica a esos escritores que se valían de su posición social alta para reírse y ridiculizar a los inmigrantes, a los pobres y a todos los que estaban por debajo. Desde una visión panorámica de su show, Fernando Peña logra sacar a las criaturas que habitan en él y dejarlas vestirse y hablar de lo que realmente conocen: la ternura y la lengua afilada de un travesti, las penurias de un pobre, las miserias y la agresividad de un psicópata, la maldad de un homosexual no asumido, el patetismo de un cura, el chetaje de un sanisidrense de fuste y la dulzura e inocencia de una vieja cubana. Los oyentes del programa El Parquímetro (lunes a viernes de 10 a 14 por La Metro) los conocen por sus nombres, aunque nunca, hasta ahora, les habían visto la cara. Porque La Mega, Palito, Dick Alfredo, Roberto Flores, Monseñor Lagos, Martín Riboira Lynch y Milagros López son los que salen a escena, y un tal Peña los acompaña. Hablar de ellos es meterse en un terreno álgido. Fernando Peña exige que se los llame criaturas con la misma vehemencia que detesta decirles personajes y ensaya una explicación que amplía, a su conveniencia, el campo semántico de una y otra palabra: Mi trabajo es totalmente visceral, yo no construyo personajes. La diferencia entre personaje y criatura tiene un porqué. Un personaje es una persona que toma un tic de la forma de hablar y dice cosas cómicas. Una criatura tiene una historia de vida, como fue Minguito Tinguitela, que uno sabía que tenía mujer e hijos. Niní Marshall tenía criaturas y conocías su vida. En cambio, una voz de un ronco en la radio es un personaje. Si tuviéramos que ordenarlos sería personaje, criatura, ser humano. UN BAUL LLENO DE GENTE De este título se sirvió Tabucci para su ensayo sobre Pessoa y su pseudónimos. También puede ser útil para describir parte de lo que pasa en el espectáculo: de a una van apareciendo las criaturas que salen detrás de un biombo, dicen lo suyo y le dan paso a la siguiente: Todos conviven en mí, apunta con seguridad. Pero no es el mismo tipo con una peluca diferente. Son realmente individualidades diferenciadas en su maquillaje, vestuario, tono y modulación de la voz, forma de moverse y manera de concebir el mundo. Mientras que Cristina Megaherz, la primera locutora travesti, es maternal, simple, chismosa, malhablada y provoca risas con sus comentarios y deschaves a personalidades públicas; Dick Alfredo es agresivo e injuriante y no presenta ningún costado positivo. Es en este momento en el que el show llega a su clímax porque cambia el tono: nada de risas, pura tensión e insultos en boca de un bisexual que le dice a la gente la mierda que es él y la que son ellos, para lo cual invita a uno del público a subir para matar a una rata que tiene. A veces suben y otras, no. Cuando lo hacen, el chicano se burla del que subió: Dick es ridículo y parte diciendo que él es el primer mediocre e infeliz. No los viene a insultar. A veces me da miedo porque estoy muy poseído y me salgo de libreto. Tengo algo de Dick. Yo también fui travesti. No es que con el único que tengo autoridad es con Martín porque es mi vida y con los otros me pongo el disfraz. Al revés: yo siempre fui la oveja negra en mi círculo: me pinto las uñas desde los nueve años y fui un chico que siempre manifestó su homosexualidad, me vestí de mujer y me penetraron por primera vez a los trece. No sé si un día no voy a matar a la rata o me voy a matar yo. A la gente le cuesta creerlo pero yo siempre digo la verdad. Un día agarré a trompadas a uno del público y eso no es parte del libreto. Fue Dick y le pegaba y le decía que le pegara y el chico no le pegaba y yo lo seguía empujando... Estamos todos vivos y puede pasar cualquier cosa. A lo mejor viene un tipo y me mata, ¿no?. ALTA
FIDELIDAD De los comienzos en Scream, un pub gay, a La Plaza el
show se puso peor. Es decir: a más mainstream más zafado,
más hardcore y bizarro y los que creían que la calle Corrientes
amansa fieras, se equivocaron: El fenómeno de hoy en día
es que nadie se está animando a sentir las cosas. Todo el mundo
quiere ir a un lugar donde sabe qué va a pasar, de donde nadie
fue echado, nadie se cagó y a nadie lo tocaron. CRONICA
DE UN NIÑO SOLO Pareciera que cuando Fernando Peña
deja de ser otros, quiere ser Peña a ultranza y cuenta su vida:
Viví una etapa muy dura porque también socialmente
era muy pesada: se murió mi papá, mi mamá se fue
a vivir a otro país y quería experimentar cosas. Hice
de todo y me encantó. Tuve momentos buenos y malos: tuve sexo
por dinero, anduve de saco y corbata sirviendo en la primera de un avión,
fui preso varias veces y eso no fue divertido pero, por ejemplo, la
pasé bárbaro chupando una pija en un baldío. Para
mí fue la etapa en la que más travesuras hice. La
historia de su hijo la cuenta así: Yo era un chico de dieciséis
años, ilegal en Estados Unidos, trabajaba lavando copas y la
relación con esta muchacha fue en un galpón de drogones.
No es que yo conocí al nene y lo abandoné. Supe que ella
quedó embarazada, que la madre la sacó de los pelos del
grupo de drogadictos, que la persona nació y punto. No es que
físicamente lo conocí y lo dejé. Lo que pasa es
que a la gente le cuesta creer que una persona que vive en San Isidro
tiene esta locura y tuvo esa confusión, esa historia pesada.
Pero por haber hecho eso tengo las cosas mucho más claras que
otros que toman la hostia. ME
DEBO A MI PUBLICO Esquizopeña está tan bien logrado
y es tan sugerente que en las casi tres horas que dura, uno se olvida
de que está sentado, por ejemplo, en un escalón porque
no hay más localidades hasta noviembre. Sin embargo Peña
no está interesado en charlas del tipo intelectual
porque no es lo suyo: Yo no me planteo las cosas, todo sale de
acá y no de acá. (Aclaración deíctica:
primer acá: se toca la boca del estómago; segundo acá:
la cabeza.) Y claramente diferencia su quehacer con Esto no es
Gasalla y Perciavalle, tampoco es Pinti. Aunque Pinti hizo con
Salsa criolla uno de los grandes éxitos del teatro y, dicho de
manera muy simplificada, la gente pagaba para que le dijeran lo estúpidos,
chantas y engreídos que eran: los argentinos, los del público. |