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Hallazgos El finlandés Jimi Tenor toca con la Orquesta de Lodz

Hombre de ninguna parte

Crucen Krzysztof Penderecki con Curtis Mayfield y se darán una idea del género musical creado por el finlandés Jimi Tenor en su último disco, Out of Nowhere: soul sinfónico. Repudiado en su país natal como en Alemania, Rusia, Suecia y muchas otras partes, ha llegado el momento de la revancha para este
extravagante cultor del soul que viene del frío.

POR HERNAN FERREIROS

Su primer grupo fue un combo industrial (Jimi Tenor & His Shamans), pero, aunque editaron tres discos, sólo lograron hacer unos pocos shows en su ciudad natal de Helsinki que merecieron críticas devastadoras: “Su música es una broma pesada”, dijo la prensa antes de sepultarlo en el olvido. Jimi Tenor se habrá dicho que nadie es profeta en su tierra y, ya sin los Shamans, partió a Nueva York, donde no pudo tocar siquiera una vez. Sí grabó unos temas con el productor tecno Can Oral (que fueron el punto de partida de su nuevo estilo: easy listening “irónico”) y, para sobrevivir, sacaba fotos a los turistas que visitaban el Empire State. Luego de escuchar a su compatriota Mika Vainio, de los minimalistas Panasonic (ahora Pan Sonic, luego de una demanda de la compañía japonesa), decidió enviar su música a Sähkö, sello ferozmente electrónico que le ofreció no sólo grabar un disco sino también realizar un documental sobre la historia de la compañía (increíblemente, fundada gracias a un préstamo del Estado). Jimi se entusiasmó con las cámaras y dirigió un par de cortos que, ya desde los títulos, no dejan demasiado lugar para sutilezas: Dr Abortenstein y The Urinator. Acto seguido, se fue a Rusia invitado por un popular artista tecno que sabía del contrato con Sähkö. Allí, recibió el repudio miles de fans del tecno duro, incluido su presentador: la música de Jimi consistió en pegadizas melodías electro-lounge, lejanísimas del beat marcial y neumático que los rusos esperaban escuchar. Decidió probar suerte en Köln, tierra santa de la electrónica, donde vivía entregando brownies a domicilio y fue proclamado una vergüenza para los “verdaderos” artistas electrónicos, por su ropa extravagante y su cuestionable costumbre de hablar al público durante los shows. Próxima parada: Suecia, donde lo detestaron simplemente por ser finlandés. Sin embargo, Jimi logró ignorar el rechazo sistemático y grabó dos discos, editados a través de Sähkö: Sähkömies (1994) y Europa (1995). Pronto, esos dos discos quedaron fuera de catálogo (el segundo había sido encargado como la banda sonora de un film, pero la película nunca llegó a estrenarse).
CAMBIO LA SUERTE “Chicos, trabajen duro, porque ustedes pensarán que tuve suerte para llegar donde estoy. Pero yo me di cuenta de que, mientras más duro se trabaja, más suerte se tiene...” Este buen consejo de Jimi puede leerse en la contratapa de su disco Intervision (1997, editado por el prestigioso sello Warp en Europa). Ese texto se leía como el risueño consejo de un viejo músico a las nuevas generaciones; lo que no se sabía era que Jimi había acumulado suficientes rechazos y mala suerte para hundir varias carreras y aun así había sobrevivido. El disco retomaba la línea de Sähkömies: música lounge, mucho órgano Hammond, algo de free-jazz y rock espacial (en su debut solista había un cover de Sun Ra, pero ahora agregaba dos elementos fundamentales para garantizarse un público: voces y funk). La discreta mitología en torno de Tenor dice que Intervision fue grabado en forma casera en cuatro canales, en una sala abandonada perteneciente al Partido Comunista finlandés, donde Jimi estaba viviendo. Rusia ofreció una involuntaria compensación por los agravios recibidos años antes: uno de los instrumentos más usados en el disco fue un viejo sintentizador análogo ruso, que Tenor compró roto en un negocio de segunda mano durante su visita a la ex Unión Soviética. “Un amigo lo arregló para mí, pero como las instrucciones están en ruso, no sé manejarlo bien. Me limito a apretar botones y aprovechar los sonidos que salen”. Si dice la verdad, Tenor dio con una especie de lámpara maravillosa del funk, ya que su disco tiene algunos de los sonidos y grooves más infecciosos desde los buenos discos de Prince. El álbum navega entre el lounge nocturno de “Outta Space”, el jazz electrónico de “Caravan” (sí, el tema de Ellington), el tecno de “Sugardaddy” y el soul retro-housy de “Can’t Stay With You, Baby”, donde aparecen por primera vez las coordenadas cruciales del Tenor posterior: Curtis Mayfield y Prince.

TRAIGAN LA CABEZA DE LASSI LEHTO Durante su infancia Jimi sufrió una experiencia traumática: fue perseguido y abusado hasta las lágrimas por un grupo de nenitas que lo confundieron con el pequeño Jimmy Osmond. Ese incidente fue la muerte de Lassi Lehto y el nacimiento de Jimi Tenor, ídolo pop para un público de uno. La música de Jimi se puso a la altura de su personaje en Organism (1999), donde el finlandés empezó a sonar como un Prince del espacio exterior. Su nuevo disco era tan ecléctico como el anterior, sólo que mucho más apoyado en sus influencias soul-funk (tracks como “Total Devastation” o “Year of the Apocalypse”, le deben todo a George Clinton, el padrino de Prince). Parte Andy Warhol, parte Dean Martin y parte Joe 90, Jimi era el más improbable de todos los funksters. Sin embargo, su disco demostraba la misma seguridad en el ultrabailable “Serious Love” como en el quiet storm à la Smokey Robinson de “Love and Work” o “City Sleeps”. Probablemente Organism haya sido el primer disco de soul llegado del frío. Si bien su encarnación de un Barry White lo-fi muchas veces roza la parodia, el disco de Tenor también puede escucharse como un muy competente homenaje a la mejor música negra de los 70. Tras estos álbumes grabados de modo casero, con equipamiento analógico y pretensiones de banda sonora de cine blaxploitation, Jimi decidió que estaba ante un callejón sin salida. Podía hacer otro disco igual o partir en otra dirección, pero ¿hacia dónde?

RUMBO A NINGUN LUGAR Out of nowhere es el título del nuevo disco y muestra de sobra que Jimi dio con algo nuevo. Grabado junto a la Orquesta Sinfónica de la ciudad de Lodz (elegida porque era la más barata de las disponibles), mezcla música orquestal con el sonido que traía Jimi de sus discos anteriores. El resultado: soul sinfónico. Ellos grababan óperas; él grababa en su cuarto: la conjunción es el disco más pretencioso del año, y también uno de los mejores. El álbum abre con un tema de cuatro minutos que recuerda el avant-garde de Penderecki (sobre todo las piezas orquestales de su disco con Don Cherry) o Varèse. A no temer, es el único momento dedicado a devaneos orquestales ausentes de melodía. Luego, los músicos polacos se someten a la música más funky grabada en la ciudad de Lodz. “Hypnotic Drugstore” es puro Curtis Mayfield cruzado con la banda sonora de una versión hindú de Garganta Profunda (hay cítaras y tablas que hacen sonar las alarmas antiworldmusic, pero el pánico rápidamente queda contenido: sigue siendo soul). Lo mismo que “Spell” (otra vez Curtis + Philly Sound). O “Paint the Stars” y “Night in Loimaa”, que suenan como Prince orquestado por Gil Evans. Funk, jazz, avant-garde, filarmónica, soul... ¿cómo nadie lo había pensado antes? “Call of the Wild” dura siete minutos de inefable romanticismo, gospel al 100 por ciento en la voz de Nicole Willis (la mujer de Tenor). El único momento dudoso del disco es “Blood on Borscht”, donde Jimi se deja ganar por un riff heavy que, mezclado con la orquesta, recuerda por un instante las insensateces de Metallica.
Además de su devoción por el lounge, el hecho de que use absurdos instrumentos fabricados por él mismo (como el Fotófono, un sintetizador construido con un ventilador, cuyo sonido varía de acuerdo con la intensidad de la luz, y un trombón automático realizado a partir de una aspiradora), además de que recientemente haya lanzado una línea de ropa (Tenorwear) y ostente una colección de anteojos digna de Elton John levantan sospechas sobre Jimi Tenor. ¿Es un poseur que llegó tarde y mal a la música electrónica? ¿Está más preocupado por volverse una estrella que por su música? ¿Es un simple imitador de Prince y Sun Ra? Antes de este disco luminoso y único, todas estas preguntas parecían pertinentes. Ahora, Jimi puede estar tranquilo: Out of Nowhere tiene una respuesta elocuente para cada una de ellas.

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