Primicias Emma Thompson en pos del fantasma
de Víctor Jara
Te
recuerdo, Víctor
Luego
de recorrer Chile para unir los pedazos rotos de la historia del cantante
chileno Víctor Jara, un proyecto que la obsesiona desde hace
tres años, Emma Thompson cuenta desde el desierto de Atacama
cómo será el film que planea realizar en el 2003.
Por
Ana von Rebeur
El
sol implacable del desierto de Atacama comienza a bajar en el horizonte,
aunque brilla como si fuera el mediodía. Los ojos azules de la
actriz Emma Thompson también están enrojecidos. ¿Qué
hace una actriz británica en pleno desierto chileno? Tomarse
unos días de descanso en el hotel Explora, un oasis de silencio
en el ayllu (comunidad, en aymará) de San Pedro. En este pueblo
de 500 habitantes, rodeado de cordilleras volcánicas y salares
prehistóricos, Thompson plantó campamento para evaluar
los datos conseguidos en su gira chilena. Desde hace tres años
está zambullida en la historia de la Unidad Popular de Chile
y su música folklórica. Su propósito es contar
la vida del actor, director de teatro y músico Víctor
Jara. El impulso inicial se lo contagió su madre, la actriz Phyllida
Law, con la que compartió cartel en varias películas (incluso
hicieron de madre e hija en La visitante del invierno). Mi madre
quedó muy impactada con un viaje a Chile que hizo en los 60.
Gracias a ella conocí la obra de Jara. Cuando leí Un canto
truncado, la biografía de Víctor escrita en 1973 por su
viuda Joan, supe que había que convertir esa historia en un largometraje.
Además de ser patrocinadora de la Fundación Víctor
Jara, desde 1988 Thompson ha contribuido en eventos como la Campaña
de la Solidaridad y la Jornada de Purificación del Estadio Chile.
Al interés por la causa se le suma el dato de que la viuda de
Víctor es inglesa como ella: Joan era bailarina en el Ballet
Joos cuando la contrató el Ballet Nacional Chileno. De hecho,
conoció a Víctor en la Escuela de Teatro de la Universidad
de Chile, donde era profesora de expresión corporal y el músico
era su alumno.
Thompson
llegó a Chile con su pareja, Greg Wise, y la hija de ambos recién
nacida para seguir viaje al norte acompañada por su productor.
Usa el pelo cortísimo (acaba de protagonizar un film para HBO
llamado Wit, dirigido por Mike Nichols y basado en un libro de Margaret
Edson que ganó el premio Pulitzer, en el que interpreta a una
profesora de poesía víctima de un cáncer de ovarios).
Ahora vamos a Iquique a encontrarnos con familiares de desaparecidos
y con gente de la Fundación Víctor Jara. Toda ayuda que
recibamos es poca. Quiero contar la historia tal cual fue y no es algo
fácil de hacer. De hecho, aún no sabemos si podremos filmar
la película en los escenarios originales. Chile sigue siendo
un país de derecha, el pinochetismo sigue vigente y el miedo
que dejó la dictadura es difícil de borrar, dice
en voluntarioso español. Y agrega: Éste es un trabajo
de largo aliento. Tuve que rechazar varios proyectos que me ofrecieron
en estos últimos tiempos porque necesito todo el tiempo posible
para investigar y escribir. Cualquier persona con experiencia en actuación
sabe que lo más importante de una obra o una película
son los textos. Uno puede ser el mejor actor del mundo, pero si las
palabras que tiene que decir no son buenas, su trabajo no servirá
para nada. En el cine actual veo muchísimos buenos actores desperdiciados,
porque los guiones son mediocres. Se puede pensar que el trabajo de
escribir luce menos que el de actuar, pero también es cierto
que los actores mueren por tener un buen libro entre manos. Todo actor
sueña con eso, y a veces ése es el impulso que lleva a
escribir. Aunque sea un trabajo colosal, especialmente cuando implica
una investigación de hechos reales. Pero sigo creyendo que el
libro es todo en una película, especialmente en un tema como
éste.
La restauración de la democracia en Chile y la cárcel
para Pinochet fueron una preocupación constante para Thompson,
quien desde su juventud milita en organizaciones de ayuda a refugiados
políticos. La figura de Jara le pareció un vehículo
perfecto para tratar el tema, y el interés que suscita el proyecto
en Europa puede medirse por la decisión del sello discográfico
Warner de lanzar el cancionero completo de Jara: nueve álbumes
que saldrán a lo largo de 2001 y 2002, con versiones inéditas
de shows en vivo en giras latinoamericanas con Quilapayún, y
dos antologías remasterizadas que saldrán a la venta simultáneamente
en México, Chile,Argentina y España, para luego llegar
a mercados tan inesperados como Japón, además de la Europa
continental.
Aunque la prensa chilena aventuró que el candidato para encarnar
a Jara sería Antonio Banderas (y el actor confirmó que
le encantaría el papel, seguramente después de ver el
rédito que obtuvo su compatriota Javier Bardem interpretando
al escritor cubano Reynaldo Arenas), tanto Emma como su productor aseguran
que aún no han decidido quién será el protagonista:
Hay muchos actores interesantes que están haciendo el casting,
y todavía tenemos que decidir cuál será el más
adecuado. Sorprende que una estrella cuyo cachet es de tres millones
de dólares esté rechazando papeles para poder escribir
un guión que ni siquiera protagonizará. Pero para esta
mujer nacida en Paddington escribir no es nada nuevo. Siendo estudiante
en Cambridge, hizo los libretos, codirigió y actuó en
la primera troupe teatral íntegramente compuesta por mujeres
de la universidad, Womens Hour. Luego de debutar en el Renaissance
Theatre (la compañía fundada por su ex marido, Kenneth
Branagh), Thompson comenzó una fulminante carrera fílmica
con la que cosechó dos nominaciones al Oscar (Lo que queda del
día y En el nombre del padre) y dos Oscar (como actriz por La
mansión Howard y como guionista por Sensatez y sentimientos).
Volvió a escribir guiones para su propia comedia emitida por
la BBC, llamada Thompson, donde actuó con Branagh, Anthony Hopkins
y Vanessa Redgrave. La comedia es lo más natural en mí.
Vengo de una familia que no toma las cosas muy en serio, y que tiende
a reírse en los funerales. La confirmación de ello
es dónde puso uno de esos Oscar: En el baño de casa.
Porque todo el mundo va allí, tarde o temprano, y así
me evito ir al piso de arriba a buscarlo cada vez que alguien me pide
que se lo muestre.
Thompson se pone apasionadamente seria al hablar de Víctor Jara.
Es un personaje fascinante, que nació en un rancho, dentro
de una familia muy humilde, aprendió a tocar la guitarra solo,
mirando a la madre y escuchando a un vecino. Luego se lanzó a
componer centenas de canciones y a rescatar la obra folklórica
de todo Chile, dice. Paralelamente, Jara ganó varios premios
como director teatral de obras de Brecht, Sófocles e incluso
una adaptación de Maquiavelo. Fue director del grupo Quilapayún,
colaborador estrecho de Inti Illimani y cantante solista a instancias
de Violeta Parra, que lo impulsó a grabar su primer disco en
1966. En su país ganó dos veces el Premio de la Crítica
al Mejor Director del Año y dos veces el premio Laurel de Oro
por sus canciones. El 11 de setiembre de 1973, con motivo de una exposición
de arte, fue a hacer un show en la Universidad Técnica de Chile.
Al mismo tiempo que caía Allende, esta universidad fue tomada
por militares y todos los alumnos, profesores e invitados fueron detenidos
y amontonados en el Estadio Chile, amenazados a punta de metralleta
y torturados y acribillados salvajemente (al igual que en el Estadio
Nacional). El 16 de setiembre de 1973, poco antes de que Jara cumpliera
41 años, los militares le partieron los dedos uno a uno y le
pusieron una guitarra enfrente: A ver cómo cantas ahora,
le dijeron. Luego de cuatro días más de torturas y golpes,
los militares acribillaron al autor de Te recuerdo Amanda
(canción dedicada por Jara a su madre) y lo tiraron a la calle,
fingiendo que había sido abatido en un encuentro armado, lo que
dio por resultado que apareciera como NN en la fosa común de
un cementerio. Sin embargo, antes de morir, cuenta Thompson, Jara llegó
a pasarle furtivamente a Boris Navia un último poema escrito
a escondidas en el estadio. Boris pudo hacer varias copias a mano del
poema, antes de morir apaleado cuando se lo descubrieron en el calcetín.
Ernesto Araneda, ex senador comunista que también estaba preso,
logró salvar la copia y publicarla en la clandestinidad. En la
última estrofa de los últimos versos de su vida, Jara
escribió: ¡Ay, canto, qué mal me sales / cuando
tengo que cantar espanto! / Espanto como el que vivo / como el que muero
espanto. Como una macabra ironía, señala Thompson,
Jara fue asesinado en el mismo lugar donde había sido aplaudido
cuando ganó el concurso de la Nueva Canción Chilena, ese
lugar hoy conocido como Estadio Víctor Jara.
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