¡Qué
fantástica, fantástica la fiesta, lector! No salimos
de un feriado que ya entramos en otro. ¡Son las cosas maravillosas
que nos brinda el país, lector! ¡No tenemos plata,
no tenemos trabajo, no tenemos nada, pero tenemos feriados, lector!
¿Qué más podemos pedir, como argentinos y sudamericanos,
que eso?
Mañana domingo, lector, es el Día de la Madre: haremos
el homenaje adecuado a nuestras madres, esposas, suegras, abuelas
o a quien corresponda: un beso, un llamado, un buen regalo, una
salida, algo hecho por sus propias manos en la escuela, en la oficina,
en los ratos de ocio: una artesanía hecha con papel maché,
con vasitos de café, con papeles de diario en los que resalten
fotos de nuestros bienamados senadores; los más prudentes
marcarán el 15 y la llamarán al celular, ¡usted
sabrá, lector, cómo hacer de ese día una jornada
especial!
El lunes 16, lector, es el Día de la Raza. Sí, lector,
ya sabemos que en realidad la efeméride corresponde al 12,
pero, ¿sabe qué pasa? ¡El 12 este año
cae jueves, y en la Argentina, los feriados nacionales, caen lunes!
Es más, en 1492, seguro que el 12 cayó lunes, si no
Rodrigo de Triana hubiera esperado un poco más antes de gritar
¡Tierra!. O bien, será que como la Argentina
es un crisol de razas, el 16 es el día de otra de las muchas
razas que conforman nuestro país.
El martes 17, lector, es 17 de octubre. O sea, el Día de
la Lealtad. Que usted no sea peronista no quiere decir que no sea
leal; tendrá sus lealtades a las que rendirles homenaje en
la jornada: a su idea política que no modificó en
muchos años, a su equipo de fútbol, a su jugador,
a quien fue usted acompañando como hincha en sus sucesivas
ventas a diferentes equipos, a su institución psicoanalítica,
a la que sigue perteneciendo, a su mujer, a su marido, a su amante,
a su marca de cerveza, a su almohada sin la cual es usted incapaz
de dormir. A Sátira/12, luego de 13 años seguidos
de leernos sábado a sábado; usted sabrá, lector,
a qué es leal.
El miércoles 18, lector, es San Perón. Ayer, 13 de
octubre, fue el Día del Psicólogo. Cada uno tiene
sus creencias, sus elecciones, sus maneras de ver. Por eso, lector,
decidimos hablar de todas estas celebraciones. Y después
de tanta alegría, nos vemos el próximo sábado.
Rudy
Por
el prof. Sócrates Mosqueto
Querida
mamá:
En vísperas de tu Día, necesitamos decirte que,
ahora que renunciaste a ser vicejefa del hogar, te queremos más
que nunca. Hiciste muy bien: papá se había puesto
insoportable, reunido con sus amigotes y sin darnos bola a nosotros;
es verdad que siempre fue así. ¿Te acordás
cuando, de un día para el otro, nos redujo la mensualidad?
Vos, claro, por respeto al jefe del hogar no podías desautorizarlo,
pero nosotros sentíamos que en el fondo no estabas de acuerdo.
Porque vos nos querés como nadie podría querernos,
mamá. Y sufrías tanto como nosotros cuando sus hijos,
los del otro matrimonio, se gastaban el dinero que él nos
negaba a nosotros. Siempre fue el mismo. ¿Y cuando supimos
lo de las coimas? Qué vergüenza para la familia. El,
como siempre, se hizo el que no se daba cuenta, pero vos, mamá,
te pusiste firme como sólo una madre puede hacerlo. Claro
que él, como siempre, ni te escuchó. Al único
que escucha es a ese amigo suyo que se la pasa espiando a la gente
y que hasta se atrevió a hablar mal de vos, mamá,
se atrevió a ofenderte y papá, como de costumbre,
no hizo nada para impedirlo. El siempre fue así. Creemos
que el mejor regalo para vos, en vísperas de tu Día,
es decirte que te queremos mucho y que cada día que pase
vamos a quererte más, más que a nadie en el mundo.
Una sola preguntita queremos hacerte, mamá: si él
siempre fue así, ¿por qué te casaste con él?
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