Neuquén, cuya producción gasífera se expandió 10 por ciento en el primer cuatrimestre, sin el aporte del gas subsidiado de Fortín de Piedra (Techint) se hubiera venido abajo 8 por ciento interanualmente. Con la producción nacional, lo mismo: de no haber sido por dicha concesión, el crecimiento del 4 por ciento en el acumulado a abril hubiera mutado a un desplome del 5. Innumerables visitas y road shows del macrismo en Houston (EE.UU.), sirviendo en bandeja Vaca Muerta para que, cuatro años y medio más tarde, todo dependa de los tan vilipendiados subsidios; para que todo dependa de una sola petrolera; para que todo dependa de una única concesión, sostenida con un precio que duplica (como mínimo) el precio que debería pagarse el gas no convencional. En suma, para que se exporte a mansalva un excedente ficticio, derivado de la destrucción del mercado interno y de un pueblo empobrecido energéticamente como nunca en su historia.
Tampoco pueden celebrar ninguna lluvia de inversiones, revirtiendo supuestas nulas inversiones heredadas, como días atrás afirmó Dante Sica mediante una nota de su autoría publicada en el diario Río Negro. En primer lugar, le recordamos al señor ministro que las inversiones hidrocarburíferas en Neuquén, de acuerdo a datos oficiales, fueron en 2016 un 36 por ciento menores a las de 2015, en 2017 un 32 por ciento más bajas en relación al último año de gobierno kirchnerista, y en 2018 un 18 por ciento menos también respecto al mismo año. Recién en 2019, y aunque con datos todavía no confirmados, habrían de superarse las inversiones de 2015, pero en apenas 200 millones de dólares. Es más, si juntamos las inversiones 2014/15 y las comparamos con las de 2018/19, encontramos que las últimas son 4,2 por ciento más bajas que las del supuesto bienio de nulas inversiones, nulas ganancias, supuesto cepo y trabas a las importaciones. ¿Cómo explica esta diferencia Sica, sobre todo dado el contexto de nulo tarifazo, sin libre giro de utilidades, reapertura exportadora ni flexibilización laboral?
Cuatro años y medio de incremento del precio del gas y de la tarifa del servicio público, dos años de flexibilización laboral de los trabajadores del sector, libre giro de utilidades sin compromisos de reinversión y reapertura exportadora descontrolada para que la provincia gasífera por excelencia, portadora de Vaca Muerta, dependa pura y exclusivamente del gas subsidiado proveniente de una única concesión, en manos de una sola empresa y con la cual el Poder Ejecutivo encima deja un muy grave problema económico y judicial.
En fin, lejos de haber revivido Vaca Muerta, el macrismo no solamente la hizo dependiente de Techint sino incompatible con una Argentina socialmente inclusiva y genuinamente desarrollada. Esto es así porque si recomponemos el mercado interno y el aparato productivo e industrial, muchas productoras –tal vez las principales– pondrán el grito en el cielo por las promesas de exportación acordadas con la Secretaría de Energía.
* Director del Observatorio de Energía y Tecnología (Oetec).