En el informe de EIA/Advanced Resources International Inc. se indica que en los 9317 Km2 de la llamada franja madura en la zona oeste de Vaca Muerta, el recurso shale gas alcanza los 193,5 Tcf a una profundidad media de 2600 metros. Allí la recuperación estimada técnicamente factible (EUR) se halla en promedio en 20 Bcf/Km2 (unos 581 millones de m3). Una perforación sistemática y eficiente posibilita, como lo demostró Tecpetrol en Fortín de Piedra, una producción de inicio de más de 400.000 m3/día. Un pozo cuyo costo, que según explicita la compañía es de 14 millones de dólares, produce en pocos años la recuperación estimada. Allí el costo unitario de extracción con impuestos incluidos no supera los 1,6 dólares por millón de BTU. Es decir, un valor más que cómodo para un precio de venta menor a los 3 U$/MMBTU. Valores competitivos para el GNL, y en parte apto para una industria, lastimada por los sobreprecios impuestos en los últimos años.
En este panorama, la queja de Tecpetrol por el acotamiento al subsidio-estímulo, es casi una provocación. Obtener 7U$/MMBU por vía del Tesoro al cual aportamos todos los argentinos, es un despropósito en el contexto del enorme déficit fiscal que padecemos. La producción de gas subsidiada por la resolución 46/2017 le garantiza un precio medio de 7, 6,5 y 6 U$/MMBTU por año hasta el 31/12/21. Es un agujero a las cuentas fiscales. El subsidio de 3U$/MBTU al shale gas llega a 1100 millones de dólares al año. En un país con hambre, transferir hasta esa fecha más de 3300 millones de dólares es un subsidio pornográfico y un saqueo a todos los argentinos. Además, el precio a la población y la industria prosigue en más de 4U$/MMBTU, que para nuestro mercado interno desquiciado es una valla a la recuperación productiva y de consumo.
Estos días YPF se vanagloria de exportar 30.000 m3 de GNL (18 millones de m3 de gas natural), alternativa “que comienza a ser una realidad”. La venta a concretarse en los próximos días seguramente se hará de acuerdo precios internacionales de 6,5 U$/MMBTU, por ejemplo, a China. El transporte por gasoducto a Bahía Blanca, la licuefacción allí en la vieja barcaza alquilada y el transporte marítimo, lleva el precio neto a salida del yacimiento a un valor inferior a 3 U$S /MMBTU. Gas que, sin embargo, ha costado 7 U$/MMBTU y donde la diferencia la pagamos todos los argentinos vía el Tesoro Nacional.
Vender gas en estas condiciones es una “engaña pichanga”. La exportación de shale gas de Vaca Muerta en forma de GNL, hasta que no se eliminen los subsidios y la producción sea competitiva, de ninguna manera resulta viable y tampoco conveniente por la insatisfacción de la demanda interna (redes en el NEA, GNC, rebrote de la Industrialización y Petroquímica).
Otro panorama aparece con el crudo. La mayoría de los actores de Vaca Muerta (YPF, Tecpetrol, Vista, Shell, Total), ante la perspectiva de un shale gas de inevitable baja de precio para el mercado interno se vuelcan hacia la zona I (inmadura) al este de la formación y a una profundidad más asequible de 1600 m. Son en total 12.702 Km2 donde prevalece el crudo y muy poco gas, siendo posible extraer un millón de barriles por Km cuadrado. (170.000m3/Km2).
El aprendizaje en la zona comenzó fuerte en el gobierno de Cristina Fernández con Loma Campana donde YPF, asociada con Chevron, realizó una experiencia de casi 5 años. Hoy comienza a superarse con pozos horizontales de más de 3000 metros e intervalos de fracturas más cortos, siendo posible obtener flujos de crudo entre 200 y 400 bbl/dia. A un costo de 15 millones de dólares por pozo y un precio de 60 dólares por barril, cabe una TIR (tasa interna de retorno) cercana al 25 por ciento.
El nuevo flujo de crudo de Vaca Muerta a exportar necesita infraestructura de transporte y almacenaje. De allí la ampliación prevista del oleoducto “Oldelval” de Vaca Muerta a Puerto Rosales para el año que viene de 25.000m3/dia. Esto determina un volumen posible de exportaciones para los próximos años. La exportación a los valores actuales del crudo (60U$/bbl) llegaría entonces a 3500 millones de dólares anuales. El volumen que pregona el gobierno es cuatro veces superior y posee un sesgo extractivista (no contempla por ejemplo exportar destilados o subproductos en lugar de crudo), donde Vaca Muerta salvará el endeudamiento del país. En un contexto tóxico por las altas tasas inflacionarias, el riesgo país y el sobreendeudamiento, nada resulta fácil.
* Integrante del IESO-Instituto de Energía Scalabrini Ortiz.