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EN LA PLAYA, DE LA RUA DEFENDIO SUS DECRETOS DE FIN DE AÑO
Contra los pájaros de mal agüero

En Chapadmalal, el presidente Fernando de la Rua convocó a los críticos de la Alianza a �participar y ayudar con ideas� y señaló que el sistema previsional llevó a una crisis financiera.

“No quiero que se preste oído a los pájaros de mal agüero que siembran pesimismo. Sé que hice lo debido. Si la gente comprende que el Presidente habló por el bien de todos, lo valorará positivamente”. Con esa frase, Fernando de la Rúa respondió ayer las críticas por la firma de los decretos, especialmente el de reforma previsional que es resistido por el Frepaso y con respecto de los disensos en la Alianza por la reforma previsional, aclaró que, “como estaba estructurado, el sistema condenaba a una crisis financiera futura” y convocó a estos sectores críticos a “participar y ayudar con ideas; la verdad es que hay que asumir responsabilidades por los problemas”.
El Presidente habló desde la residencia de Chapadmalal, donde pasó el fin de año con su familia. Y si bien evitó mencionar a Carlos “Chacho” Alvarez, algunos tramos de sus declaraciones parecieron apuntar hacia el ex vicepresidente, quien se viene quejando del “optimismo superficial” de algunos sectores del Gobierno.
“Dejemos de lado a los pesimistas y miremos al mundo que, a pesar de los momentos difíciles que vivimos, nos ha dado una respuesta fuerte de apoyo. Esta lucha debe ser de empresarios y de gobernantes y del pueblo poniendo su aporte desde el trabajo”, aseveró De la Rúa.
En declaraciones a Página/12, Alvarez había reclamado al Presidente mayor protagonismo del Frepaso en la toma de decisiones, marcando así su distanciamiento con el decreto de reforma previsional. Lo hizo de diversas formas:
u “Hay que hacer coexistir un gobierno presidencialista, como el de la Argentina, con un gobierno de coalición.”
u “No puede ser que la fuerza, en este caso el Frepaso, sea útil solamente para reforzar decisiones parlamentarias del Gobierno.”
u “Lo que yo le planteo al Presidente es que estos debates acerca de la solvencia fiscal intertemporal, que es lo que está en juego con la reforma previsional, hay que darlos en un momento en que la sociedad recree expectativas y aparezca un horizonte de progreso. No cuando estamos en una de la recesiones más largas de la historia económica argentina.”
Sobre ese punto, De la Rúa defendió a capa y espada la reforma del actual sistema jubilatorio, el decreto más cuestionado del paquete que incluyó la desregulación de obras sociales, el Plan de Infraestructura y la conmutación de penas a los presos de La Tablada.
“Como estaba estructurado el sistema previsional, condenaba a una crisis financiera futura”, dijo, desestimando la oposición interna, que incluyó a algunos legisladores del radicalismo y el Frepaso, y la del justicialismo a la medida. “Siempre que pasa algo, le tiran al Presidente. Pero así como pongo el pecho para todas las cosas, yo pido solidaridad de la Alianza participando y ayudando con ideas. La verdad es que hay que asumir responsabilidades por los problemas”. Pero puntualizó que “estamos haciendo las cosas de acuerdo con el programa de la Alianza. Cuando se toman decisiones, siempre están los que les gustan más y los que les gustan menos, pero hay que seguir adelante”.
De paso, promocionó nuevamente la obtención del blindaje financiero. “Creamos en nuestra fuerza, porque tenemos reconocimiento internacional, que nos da una garantía financiera de casi 40.000 millones”.
Esa garantía financiera generó también otro contrapunto con Chacho. “Yo lo que quiero quebrar es una burbuja de optimismo cuyo razonamiento es el siguiente: “Blindaje financiero + Plan de Infraestructura: resolvimos los problemas de la legitimidad política y social de la Argentina. No comparto esa visión tan superficial, ese optimismo tan superficial”. Me parece que hay cierto razonamiento en sectores del gobierno nacional que cree en cierta automaticidad entre el blindaje y la resolución de los problemas del país”.
De la Rúa insistió, sin embargo, en aportar una visión más optimista del futuro económico del país y expresó su deseo de alcanzar el 2001 con “un proceso de crecimiento económico”, aunque señaló que el grado de esedespegue económico dependerá “de la confianza en el arranque”. Finalmente subrayó que su objetivo y el de la Alianza es “lograr un crecimiento equitativo para generar trabajo para todos”. En Chapadmalal, el Presidente estuvo acompañado por su esposa Inés Pertiné, su hija Agustina y su nieta Sol. No estuvieron, en cambio, Antonio y Aíto, los hijos varones del Presidente, quienes pasaron fin de año en el exterior.

Familiares y jubilados
Envuelto en medio de una polémica con el Frepaso y el PJ por el controvertido decreto de reforma previsional, Fernando de la Rúa decidió festejar la llegada del nuevo milenio en la residencia de Chapadmalal con un grupo de jubilados de la provincia del Chaco, a quienes les deseó “paz, salud y trabajo”.
Claro que previamente el Presidente realizó un festejo íntimo con su esposa, su hija y su nieta. “Elegí pasar el cambio de milenio en Chapadmalal porque mi nieta Sol nunca había estado en el mar”, comentó De la Rúa, quien el fin de semana aprovechó para jugar al golf en la cancha Marayuí, mientras su mujer hacía compras por la calle Güemes.
También, poco antes de levantar las copas, De la Rúa participó de una misa en la capilla del complejo turístico, ubicado a pocos kilómetros de Mar del Plata, y luego visitó el remodelado hotel 4 junto con el secretario de Turismo, Hernán Lombardi. Esta mañana, el Presidente retornará a la Capital.

 

 

 

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