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RECLAMARAN ANTE LA CIDH POR GORRIARAN MERLO
Otro capítulo de La Tablada

Los abogados informaron que harán este reclamo por los condenados del MTP que no se beneficiaron con la conmutación de penas.

El tema de La Tablada aún no está cerrado. A pesar de la conmutación de penas dispuesta por el Presidente el viernes pasado, el equipo de abogados que representa a los presos por el ataque al cuartel del 23 de enero de 1989 tiene previsto volver a reclamar ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Esta vez, la apelación será por Enrique Gorriarán Merlo y su esposa, Ana María Sívori, quienes fueron excluidos del beneficio otorgado por el Gobierno y, por lo tanto, deben cumplir con sus condenas a reclusión perpetua y a 18 años, respectivamente. “El caso Gorriarán- Sívori va a llegar a la CIDH, eso es seguro”, admitió ayer a Página/12 Adrián Witemberg, el vocero de los detenidos.
Después de 116 días de huelga de hambre, los presos recibieron con conformidad la reducción de condenas. Es “un avance significativo”, manifestaron el sábado último en una carta abierta a la opinión pública. Sin embargo, y en esta idea insisten desde que el anuncio del decreto presidencial, la conmutación de penas “no satisface” porque “cumple en forma parcial” con las disposiciones de la CIDH. “Lo que tendría que haber hecho el Gobierno es conmutar por una cantidad de años que permitiera la libertad inmediata de los presos. Aunque lo obtenido no deja de ser un paso adelante”, señaló ayer Witemberg a este diario.
Ante la CIDH, los abogados de los miembros del Movimiento Todos por la Patria (MTP) pedirán por Gorriarán Merlo y Sívori y por todos los detenidos que no fueron beneficiados por la conmutación de penas. Se trata de aquellos que salieron de la cárcel –con la pena cumplida o en libertad condicional– antes del decreto de De la Rúa. Dos de ellos, Joaquín y Luis Ramos, que tienen ciudadanía española, fueron extraditados a Madrid a causa de un pedido especial de la Justicia de ese país.
Sin embargo, el planteo ante el organismo de la Organización de Estados Americanos (OEA) no se hará efectivo en los próximos días. Primero deberá expedirse la Corte Suprema de Justicia, que aún debe resolver un recurso extraordinario presentado por los abogados de los presos, aunque éstos descuentan que será contrario a sus intereses.
El sábado, a un mes de que comiencen las salidas transitorias, salvo en el caso de Felicetti que recién gozará de ese derecho dentro de seis meses, los detenidos difundieron un comunicado muy crítico: “La huelga de hambre es consecuencia de la debilidad de un gobierno que, temeroso ante esas presiones, dio una muestra dilatoria que no va a la esencia del problema”.
Ayer, en tanto, en los hospitales Fernández y Santojanni, los trece reclusos del MTP que hicieron la huelga de hambre comenzaron a recuperarse de los 116 días de huelga de hambre. El Servicio Penitenciario Federal (SPF) informó, a través de un parte médico, que todos se encontraban “clínicamente estables y lúcidos” y que ya toleraban “sin inconvenientes” la alimentación liviana. Roberto Felicetti, Miguel Angel Aguirre, Luis Alberto Díaz y Claudio Rodríguez, por ejemplo, se alimentaron con puré y gelatina “con buena tolerancia”. Gorriarán Merlo, en tanto, recibió “multivitamínicos y complejo B por vía oral”. Carlos Motto ingirió alimentos “sin signos de descompensación”. Y por último, Claudia Acosta, Ana María Sívori, Gustavo Mesutti, José Moreyra, Sergio Paz y Claudio Veiga comenzaron a ingerir una “dieta blanda hiperproteica viposódica”.


CRITICAS AL GOBIERNO Y LA CONMUTACION DE PENAS
Seineldín no quiere indulto

El ex coronel Mohamed Alí Seineldín, quien está preso por el levantamiento carapintada del 3 de diciembre de 1990 en el que murieron 14 personas, cuestionó la decisión del presidente Fernando de la Rúa de conceder una conmutación de penas a los detenidos por el ataque al cuartel de La Tablada. “Deben cumplir su condena por el gravísimo baño de sangre que provocaron en el país”, se quejó el ex militar.
Durante su gestión, el ex presidente Carlos Menem, varias veces amagó con firmar un decreto para indultar a Seineldín junto con el líder del Movimiento Todos por la Patria (MTP), Enrique Gorriarán Merlo. Pero nunca puso ese proyecto en práctica. El ex ministro del Interior Carlos Corach, le sugirió este año a De la Rúa que concediera la libertad a los dos. “El país de esta gente ya no existe”, le dijo. Nada de esto sucedió.
Seineldín dijo que él no aceptaría un indulto ni una conmutación de penas, como la que sí dispuso el Presidente para los presos de La Tablada que ayunaron más de cien días como forma de protesta en reclamo de una segunda instancia judicial, tal como recomendó en 1997 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). “Yo ya tengo diez años (en prisión). Lo tomo como una forma religiosa, como testimonio. Me quedan tres para irme limpiamente y sin deber nada a nadie, a los 70 años”, dijo. Insistió, además, con que no quiere que ninguno de sus seguidores reclame un indulto: “A todo el mundo que lo pide lo desautorizo. Yo cumplo con la condena y en tres años estoy en libertad”, agregó.
El carapintada acusó a los presos de La Tablada de haber sido “los gestores del desvío de la Argentina tradicional, cristiana, hacia la Argentina internacional en la que hoy estamos sumergidos”. “Hoy vivimos en otra Argentina, insertada como una provincia del bloque americano, donde la economía es una economía de mercado globalizado” y hasta “los radicales y los peronistas obedecen a objetivos internacionales”, criticó.
Para él, el copamiento del cuartel de La Tablada, en 1989, fue “una operación para provocar caos social, decretar el estado de sitio y suspender las elecciones (...) Se montó en Porto Alegre, donde estuvo Gorriarán Merlo, Enrique Nosiglia y Carlos Becerra”, el actual jefe de la SIDE. Cuando explicaron los motivos de su acción los asaltantes del regimiento de La Tablada aseguraron que poseían información de que allí se estaba reuniendo la plana mayor carapintada seineldinista para preparar un nuevo levantamiento militar contra el entonces presidente Raúl Alfonsín. La reunión de conspiradores no se estaba haciendo, pero de todos modos, el levantamiento se produjo casi dos años después, bajo la presidencia de Carlos Menem.
“Lo que dice Seineldín es directamente incontestable –replicó Adrián Witemberg, vocero de los presos del MTP–, nos tiene sin cuidado más allá de que está en el extremo opuesto políticamente. Es todo un delirio lo que dice.”

 

 

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