Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
ESPACIO PUBLICITARIO

 

EL MINISTRO DE EDUCACION, HUGO JURI, APUESTA AL ESTADO
“No queremos la privatización”

 

Juri no cree en el mercado como herramienta para �nivelar� la educación. Dice que el sistema �es más desigual ahora que antes�.

 

Por Nora Veiras

El ministro de Educación, Hugo Juri, acaba de cumplir tres meses en el cargo. En ese corto lapso intentó reencauzar el diálogo con los gobiernos provinciales y los gremios que había entrado en un callejón sin salida con su antecesor Juan Llach. Este médico cordobés plantea que el Estado tiene un rol central para jugar, porque “no se puede dejarla librada al mercado”. Descree de las recetas neoliberales porque “han fracasado en todas partes” y apuesta a una buena administración a sabiendas de que la restricción presupuestaria no deja margen para mejoras sustanciales. Juri reivindicó la decisión del Consejo Federal para que cada provincia decida cómo aplicar los diez años de obligatoriedad de enseñanza, es decir que la primaria y el secundario podrán seguir en pie. La Educación General Básica y el Polimodal ya no serán el único esquema posible.
–¿Cómo evalúa estos meses de gestión?
–Hemos terminado muy bien el año, con una serie de hechos relevantes, aprobados por el Consejo Federal de Educación funcionando a pleno y acordando objetivos muy importantes para la educación: entre ellos, resolver una situación muy complicada, como es la flexibilización que se les da a las provincias autorizándolas a aplicar de distinta manera los tres ciclos de la Educación General Básica.
–¿Esto quiere decir que la EGB continúa o puede cambiar?
–Volvemos a las cuestiones básicas: cuáles son los resultados y no la mecánica para obtener esos resultados. Para seguir con el sistema como estaba, hacen falta 1000 millones más de pesos en el futuro, lo que es muy difícil de conseguir. Además, tal cual estaba, la EGB, en especial el tercer ciclo (equivalente al séptimo grado y los dos primeros del secundario), es muy conflictivo. La provincia de Córdoba –una de las que quiere modificar esto–, al tener el tercer ciclo en el secundario, puso catorce materias en lo que era el séptimo grado. Es imposible.
–Usted dice que se necesitarían 1000 millones de pesos más para aplicar la nueva estructura; ahora, ¿la razón por la cual se flexibiliza es porque no hay plata, o por motivos pedagógicos?
–Porque ya se ha demostrado que el sistema educativo argentino es más desigual ahora que antes. Justamente por eso. No sólo por los factores económicos y la falta de recursos humanos. Tal como está planteado, hay una serie de asignaturas en los polimodales para las cuales las provincias no tienen los docentes. Digamos: no hay ninguna prueba de que este sistema esté funcionando bien, pese a todos los esfuerzos humanos y económicos que se han hecho. Entonces, esta flexibilidad hace que cada región que conoce sus fortalezas y sus dificultades lo pueda aplicar de la mejor manera posible, para que a nivel país, nosotros midamos resultados.
–En el caso de Buenos Aires, se dijo que la nueva estructura permitió retener a una mayor cantidad de alumnos que, por razones socioeconómicas, habían abandonado y el tercer ciclo hizo que volvieran a la escuela...
–Ese es otro tema: queremos retener, pero el objetivo es la calidad. En muchas provincias se tomó la decisión política y filosófica de retener, para no dejar gente en la calle, aun a costa de pasarlos de año sin que tuvieran las condiciones necesarias. Por los resultados, hemos visto que en las provincias que ha sucedido esto, los resultados de las evaluaciones son de las más bajas del país. Creo que el hecho de que haya una política nacional sobre una determinada cantidad de años que todos los alumnos deben cumplir es la manera de retenerlos, porque así sucede en todos los países del mundo. El sistema británico tiene un determinado número de años y no tiene ningún nombre en especial. No necesariamente es el hecho de los ciclos, sino la decisión de garantizar la obligatoriedad lo que promueve la retención.
–Ustedes ahora han establecido políticas de compensación para las provincias que estaban más postergadas...
–Eso tiene varios significados: por empezar, nivelar la educación para arriba. Demuestra cuál es la política del Ministerio de Educación de la Nación: derivar recursos humanos y económicos hacia los sectores sociales que estén en desventaja con respecto al resto del sistema. Porque los resultados de la evaluación que hacemos los comparamos con los datos del Indec; o sea, cuando queremos comparar dos escuelas, las comparamos dentro del mismo nivel de necesidades básicas insatisfechas y no dentro de una ubicación geográfica, o de un ranking. El ejemplo de estas provincias es el ejemplo político de este Ministerio de Educación. Algunos otros hubieran hecho un ranking y decir “las escuelas que están peor serán castigadas, las que están mejor serán premiadas”. Nosotros no queremos decir que a una escuela que ande bien no la tengamos que compensar, pero tenemos que decir que estas escuelas que andan mal, tenemos que ver si la escuela anda mal porque anda mal, o porque el entorno es hostil, con necesidades básicas insatisfechas, o dificultades de otra naturaleza. A estas escuelas nosotros no las castigamos; en estas escuelas invertimos recursos, pero midiendo resultados. O sea, a estas escuelas se les da el apoyo para que empiecen las clases antes con un objetivo claro: comprensión de textos.
–¿Cómo va a hacer para garantizar 180 días de clase? Los calendarios escolares en general tienen ese piso, pero en la práctica no se cumplen.
–Vamos a promover una ley para garantizar esos días: 180 días es menos de la mitad del año. Podés tener huelgas, desastres naturales, una serie de cosas, pero si estamos hablando de la mitad del año, es muy difícil no poder garantizar las clases. A menos que sea un desastre imposible de prever. Son días que hay que recuperar, es así de simple.
–¿Y esto está conversado con los gremios?
–Sí, los gremios han estado de acuerdo con que haya un régimen mínimo de clases. Sobretodo con Ctera lo hemos hablado. No puede ser que haya provincias que no tienen dificultades ni conflictos gremiales serios y han tenido 120 días de clase.
–Usted de algún modo plantea compensar desigualdades sociales a partir de focalizar determinadas políticas educativas.
–Este no es el Ministerio de Bienestar Social, pero lo que nosotros queremos es que el país tenga un nivel educativo bueno. Algunos imaginan que el nivel educativo, si lo dejás al mercado, el mercado se va a encargar de que dentro de muchos años sea un nivel educativo bueno. Nosotros consideramos que el Estado nacional tiene que tener políticas activas para nivelar para arriba el sistema educativo.
–Me parece una incongruencia que por una lado se plantee eso y, por otro, el Gobierno haya firmado un Pacto Fiscal con las provincias que congela el gasto público por cinco años. ¿Cómo van a hacer para absorber solamente el crecimiento vegetativo de la matrícula? Más alumnos suponen mayor inversión. Garantizar diez años de obligatoriedad supone un mayor gasto de hecho en los sistemas educativos.
–Bueno, dentro del Pacto, se acordó una cláusula especial para las emergencias educativas y de salud.
–Es más que ambigua la cláusula.
–Creo que no es tan ambigua. Otra de las cosas que se aprobó es un censo educativo para los primeros meses del año. Nosotros necesitamos datos. Se puede mejorar mucho en la eficiencia en el uso de recursos económicos y en el de recursos humanos. Con muchas técnicas que vamos a utilizar, entre otras la educación a distancia, estas flexibilizaciones y la capacitación docente, vamos a mejorar la eficiencia. Con la utilización de los otros sistemas terciarios no universitarios; el portal educ.ar, que parece que fuera sólo enseñanza de informática cuando en realidad nos va a dar una enorme facilidad con el tema de la educación a distancia. La crisis económica ha hecho que la inversión en educación se haya retrasado: las provincias tienen un corte de rutas, problemas alimentarios, etcétera, y derivan recursos. Incluso han discutido con gremios reduccionessalariales. Entonces, independientemente de lo que se firme en el Pacto de los gobernadores, hay objetivamente un razonamiento que lleva a pensar que los recursos no van a aumentar tan rápidamente como esperamos que aumente la matrícula, en todos los niveles educativos. Entonces, obviamente hay que hacer un gran esfuerzo en mejorar la eficiencia en el gasto.
–Con respecto de la ineficiencia del gasto, FIEL hizo un estudio en el que propone la reducción de 160 mil cargos docentes y se inclina porque el Estado otorgue el dinero a “escuelas charter”. Concretamente, a asociaciones civiles que manejen las escuelas para hacerlas más eficientes. ¿Usted qué opina?
–Bueno, así sin hacer un análisis del libro completo del estudio de FIEL, que estoy leyendo, yo lo que digo es que ese sistema no está probado que haya tenido éxito en ningún lugar del mundo. Número dos: en Gran Bretaña, la cuna del capitalismo, lo eliminaron, porque no dio los resultados esperados. Número tres: en nuestro país existen muchísimas “escuelas charter”, en donde se podría aplicar esto. Pero en nuestro país, a diferencia de otros países “capitalistas” realmente, como Estados Unidos, se financia la educación privada a través del Estado, en vez de pagar por alumno se paga por docente, pero se está financiando la educación privada: si quieren hacer una prueba, ése es un buen lugar experimental para hacerlo. Argentina ha sido un centro experimental de todo tipo y no necesariamente nos ha ido bien. En Estados Unidos se votó en muchos estados la aplicación de las “escuelas charter” y fracasaron. El modelo de Gran Bretaña, que se implantó en la época de Thatcher, fue eliminado por los malos resultados. Además no somos Gran Bretaña; una cosa es aplicar “escuelas charter” en San Isidro, donde los padres tienen muchísima información y una selección de escuelas adonde enviar a los chicos, y otra es donde estuvimos hace poco, en la Isla Apipé, donde hay una escuela y la próxima está a 15 kilómetros caminando. Son modelos diferentes de país: nosotros visualizamos un modelo en donde el Ministerio de Educación del país se va a encargar de que haya una sola educación igualitaria de buena calidad, invirtiendo especialmente en las regiones más desprotegidas. Ese otro modelo lleva a que la inversión sea en los lugares que tienen mejores resultados. Hoy es muy fácil: los mejores resultados los tienen Capital Federal, Córdoba y Santa Fe y los peores, todas las provincias del norte, las provincias más pobres. Estamos analizando todos los datos y las propuestas de FIEL, pero no estamos de acuerdo con la privatización de la educación.

 

 

PRINCIPAL