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MAS DE 250 HERIDOS POR COHETES Y BOTELLAS
No sólo son más, son peores

Este fin de año los casos fueron más que en 1999; además fueron más graves. Dicen que la pirotecnia es más poderosa y la gente la usa mal. También hubo muchos heridos por los corchos.

Un muerto y 250 heridos fue el saldo por los festejos de fin de año. El mayor poder de los fuegos artificiales y los precios más accesibles se transformaron en una fórmula contundente en las guardias hospitalarias del Hospital De Quemados y los institutos oftalmológicos Lagleyze y Santa Lucía. Los casos, según los especialistas consultados por Página/12, fueron “más numerosos y más graves” que durante los festejos del 31 de diciembre del ‘99. “La gente sigue usando mal los cohetes, y la pirotecnia es más poderosa”, aseguraron en la guardia del Instituto Lagleyze, donde ayer 250 pacientes habían salido al menos con un ojo emparchado, producto de estallidos de cohetes y descorche de botellas. En el caso de la muerte, la explosión de cohetes tuvo efecto, aunque por vía indirecta: un hombre asesinó de un balazo a un vecino después de una acalorada discusión por el estallido de cohetes.
Como suele ocurrir durante los festejos de fin de año, el grueso de las atenciones médicas se concentró en tres hospitales: Lagleyze y Santa Lucía, ambos oftalmológicos, y De Quemados. Según el conteo médico, las urgencias comenzaron a llegar desde las 19 del último día del milenio, y continuaron hasta pasadas las 19 de ayer. En comparación con el resto del país, los porteños se llevaron honores y vendajes: de los 941 casos registrados, más de la tercera parte fueron atendidos en hospitales de Buenos Aires, aunque en su mayoría corresponden a pacientes provenientes del conurbano.
“Entraron 75 pacientes, cuatro con amputaciones en dedos –detalló a este diario el jefe de guardia del Hospital De Quemados, Merardo Serrudo-. Hasta las 8 de la mañana del 1º de enero habían entrado 47 pacientes, 28 adultos y 19 niños.” En este instituto, el grueso de los casos correspondió a explosiones de cohetería y las heridas se produjeron en su mayor parte en las manos. El caso más grave correspondió a un menor, con fractura expuesta, lesiones musculares y al que se le realizó la amputación parcial de un pulgar. “Se realizaron cuatro intervenciones quirúrgicas para amputaciones parciales. El año pasado atendimos muchas más urgencias, pero no hubo operaciones –señaló Serrudo–, lo que nos indica que este año los casos fueron de mayor gravedad.”
En el Santa Lucía fueron atendidas 69 personas, de las cuales 30 fueron menores de edad. Tres correspondieron a lesiones de gravedad: estallido del globo ocular, que exigió intervención quirúrgica. “En la Navidad pasada los casos de gravedad fueron muchos más –destacó Ignacio Prieto Díaz, a cargo de la guardia del instituto–: fueron operados 12 pacientes, un record histórico.” De las 69 urgencias, 46 correspondieron a estallidos de cohetes y 17 al descorche de sidras, champagnes y espumantes varios.
Pero las cifras comparativas sufrieron un vuelco con los datos registrados en el hospital Lagleyze, donde hasta las 17.30 de ayer habían ingresado 250 pacientes: el mayor, de 50 años, y el menor, de 2. Tres pacientes adultos fueron operados por estallido del globo ocular. “En relación con el año pasado –sostuvo el médico de guardia Sergio Figueroa-, aumentaron los casos ingresados por pirotecnia, alrededor de un 20 por ciento más, y verificamos mayor gravedad en las urgencias. Parece que la gente sigue manejando como un juego la explosión de cohetes de mayor poder.”
Una síntesis explosiva de los festejos y sus consecuencias fue ofrecida por Marcela Asturi, madre de Luciano, de 12 años: “Los mayores hicieron explotar cohetes mientras los chicos miraban. Le habíamos explicado a Luciano que era para evitar que ellos se lastimaran. Pero él quiso prender, con un papel, uno que no había reventado. Por eso, ahora lo traje de los pelos hasta el hospital, y ya le dije que cuando se cure la mano, lo reviento yo”.

 

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