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EL PRIMER DIA DEL AÑO LLENO DE FURIA Y ATENTADOS
La guerra para evitar la paz

El líder palestino Yasser Arafat viajó ayer a EE.UU. para seguir negociando. En dos días fueron asesinados un ministro palestino, un extremista judío, y estalló un coche bomba en Israel.

Por Pablo Rodríguez

Había una vez en Medio Oriente un proceso de paz que quedó vaya a saber dónde. Si uno se fija bien, todavía está. Para muchos, ya no. En todo caso, lo que ocurrió mientras de este lado del mundo comenzaba otro año muestra lo peligroso que puede ser su ausencia: sería más el comienzo de una guerra que una postergación problemática (otra más) de la paz. El 31 de diciembre por la mañana, el dirigente del movimiento palestino Al Fatah (del líder palestino Yasser Arafat) en Tulkarem, Sabet Sabet, fue asesinado, según fuentes palestinas, por una unidad de elite del ejército israelí. Ese mismo día a la tarde, Benjamin Kahane, hijo y continuador del líder judío racista antiárabe, fue acribillado junto a su esposa y cinco de sus seis hijos están heridos. Ayer por la noche, varias bombas explotaron en la localidad veraniega israelí de Netanya, dejando 40 heridos, ocho graves. En total, fueron cinco palestinos y tres israelíes los muertos en estos dos días, y el tipo de reacciones que está generando la escalada hace temer a los propios servicios de seguridad israelíes de que el clima que precedió al asesinato del ex premier israelí Yithzak Rabin en 1995 volvió para quedarse. Y en medio de este clima, continúan las negociaciones centradas en el plan de paz de la Casa Blanca: hoy Arafat se reunirá con el presidente norteamericano Bill Clinton en Washington para escuchar detalles de la propuesta.
Otro muerde el polvo
El doctor Sabet Sabet era líder de Al Fatah en Tulkarem, al norte de Cisjordania, y ministro de Salud de la Autoridad Nacional Palestina (ANP). Fue atravesado por varios balazos cerca de su domicilio. Balazos que la Autoridad Palestina atribuye a la unidad Duvdevan del ejército israelí. “Esos crímenes israelíes son la prueba del terrorismo de Estado que Israel lleva adelante”, declaró el secretario del gobierno palestino, Ahmad Abdel Rahman. “Responsabilizamos al gobierno israelí de los atentados y asesinatos continuos, que provocarán reacciones catastróficas”, dijo Nabil Abú Rudeina, uno de los principales consejeros de Arafat. El asesinato se produjo horas antes de la celebración de los 36 años de Al Fatah, que en aquel 1965 inauguraba con un atentado su “guerra de liberación contra Israel”. El acto estuvo dirigido por Arafat y la consigna era seguir la intifada contra Israel hasta el final. Por las dudas, como en realidad el líder palestino está negociando, el jefe de Al Fatah en Gaza, Marwán Barghouti, advirtió ayer que el ejército de Fatah “cortará las manos” de quien firme un acuerdo que no contemple la solución del problema de los refugiados y Jerusalén Oriental como capital palestina.

Quien quiere vivir para siempre

Benjamin Kahane era uno de los hijos de Meir Kahane, un líder racista que llamaba a borrar a los árabes del mapa de Israel, donde, por supuesto, figuran Cisjordania y Gaza. Kahane padre fue asesinado en 1990 en Nueva York. Su movimiento, ilegal en Israel y llamado Kaj, cuenta entre sus filas con Baruch Goldstein, quien mató a 20 palestinos que estaban orando en una mezquita de Hebrón en 1994. Benjamin lideraba el movimiento “Kahane vive”, con gran presencia en las colonias judías ilegales en territorio de la ANP. Precisamente en la colonia de Ofra, donde vivía, su coche sufrió una lluvia de balas. El crimen se lo adjudicaron los “Mártires de Al Aqsa”, pero al parecer ni sabían que Benjamin Kahane estaba en el automóvil. Los seguidores de Kahane lo despidieron con furia: pasaron por la oficina del premier Barak con su cadáver, y al grito de “muerte a los árabes” comenzaron a destrozar negocios de palestinos en Jerusalén, dejando diez heridos. Inmediatamente crearon otro asentamiento en Cisjordania y bloquearon el paso entre aldeas palestinas. “En el judaísmono ponemos la otra mejilla. El judaísmo es venganza, y habrá venganza”, declaró Noam Federman, dirigentes del movimiento de Kahane.

El milagro
Ayer, en el pueblo de Netanya (a 30 kilómetros de Tel Aviv), estalló un coche bomba que dejó heridas al menos a 40 personas y destrozó varias tiendas. “Fue un milagro que no haya muerto nadie”, señaló el subcomandante de la policía de Netanya, Danny Ronen. Ehud Barak calificó el atentado de “ataque terrorista” y reunió a su gabinete de seguridad, pero hasta el momento no se conoce ninguna medida de represalia. El gobierno israelí sólo ordenó reforzar la vigilancia en los pasos fronterizos con la Autoridad Palestina y cerrar el aeropuerto internacional palestino de Gaza, bajo control parcial de Israel. El jueves, una bomba había estallado en un autobús en Tel Aviv. Las autoridades de seguridad ya advirtieron a los israelíes que los ataques suicidas van a aumentar y las amenazas de ayer de la organización terrorista islámica Hamas lo confirman.
Nosotros te conmoveremos
“Este ataque fue un ataque serio, tan serio, que en lo que a mí respecta debemos parar todo y pensar a dónde nos dirigimos desde aquí. No podemos soportar una situación donde cada día tenemos otro ataque. Toda esta escalada es hija de un solo hombre: Yasser Arafat.” Las declaraciones del vicepremier israelí Benjamin Ben Eliezer son contundentes, pero más aún lo son las abiertas justificaciones de lo que ocurrió en estos dos días por parte de palestinos e israelíes que no están, precisamente, del lado de Hamas o de los acólitos de Kahane. Respecto de la muerte de Sabet Sabet, un funcionario israelí que pidió el anonimato reconoció que el ejército israelí tiene “marcados” a ciertos dirigentes y que matarlos significa contribuir a la paz porque son ellos quienes provocan la violencia. Respecto del asesinato de Benjamin Kahane, el ministro palestino de Comunicaciones, Imad Faluji, dijo que “matar colonos es un derecho palestino. Les pido a ellos que abandonen Palestina en paz, antes de partir en ataúdes”.

Juega el juego
Y pese a todo esto, las negociaciones de paz siguen. En estos tiempos de corazones calientes, Barak le dijo ayer a un grupo de soldados que “se necesita cabeza fría y nervios de acero”. Arafat está llegando en estas horas a Washington mientras el “canciller” de la Unión Europea, Javier Solana, aterrizaba en la región para reunirse con Barak y con el líder palestino por separado, aunque esto último quizá deba esperar. “Los parámetros que actualmente hay sobre la mesa son los más cercanos que hemos visto en muchos años –dijo Solana–, y ahora se necesita mucho coraje por parte de los líderes.” Precisamente, “se ha producido una peligrosa escalada en el número de amenazas contra el primer ministro y otros dirigentes políticos”, admitió ayer Ben Eliezer en referencia a Barak y sus colaboradores, pintando un panorama similar al del asesinato de Rabin. Por otra parte, los servicios de inteligencia israelíes temen que los extremistas judíos intenten masacres de palestinos como la de Goldstein en 1994. El general Amos Malka, de los servicios de seguridad militares israelíes, en declaraciones al diario israelí Yediot Aharonot, resumió bien lo que se juega en todo este terror: si no hay acuerdo, dijo Malka, Israel debe prepararse para un conflicto regional.

Claves

El presidente norteamericano Bill Clinton y el líder palestino Yasser Arafat se reunirán hoy en Washington para limar los dos huesos duros de la propuesta de paz norteamericana: el derecho de los refugiados palestinos a volver a Israel y la soberanía de Jerusalén Oriental y de los lugares sagrados de la ciudad.
La violencia en la región es cada vez mayor: el Ejército israelí asesinó al ministro palestino Sabet Sabet, mientras el líder extremista judío Benjamin Kahane era acribillado por la organización “Mártires de Al Aqsa”. Más tarde, un coche bomba explotó en el balneario israelí de Netanya, dejando 40 heridos y ocho de gravedad.
Los servicios de seguridad israelíes dibujan un panorama sombrío: los extremistas judíos podrían vengar la muerte de uno de sus líderes con masacres contra palestinos o intentando atentar contra el premier israelí Ehud Barak u otro dirigente cercano a él.

 

 

 

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