Por
Mariano Blejman
María
Vázquez tiene 26 años, es linda por donde se la mire y luego
de siete años en el mundo de la moda debutará mañana
como conductora de televisión, con el primer programa de la séptima
temporada de El Rayo. El primer programa del 2001 será
también el del retorno de El Rayo a América,
después de un fallido paso por Telefé. La hija del embajador
Jorge Vázquez sucede en la conducción del programa fashion
por excelencia de la televisión argentina a Dolores Barreiro, que
dejó el trabajo por un embarazo que la hará madre hacia
abril. El programa de mañana por la noche mostrará una apertura
superproducida, en que trabajaron unas 150 personas, intentando una historia
inspirada en el film de Ridely Scott Thelma & Louise.
El Rayo, un producto de la dupla Diego Guebel-Mario Pergolini,
fue un programa pionero en cuanto a format y posproducción. El
regreso a América marca un giro en cuanto a la temática.
El Rayo de este año será un programa de entrevistados
y viajes (entrevistados en viajes exóticos), con participación
de Daniel Malnatti (reemplaza a Nacho Goano) Gonzalo Rodríguez
y Alfred Olivieri, noteros marca registrada de la empresa Cuatro Cabezas.
Tienen mucha más experiencia que yo, así que puedo
aprender de ellos, que son muy generosos conmigo, dice con modestia
pícara la nueva conductora, que imagina un 2001 lleno de aeropuertos
y viajes. Olivieri trabajará desde España, donde, además,
se desempeñará en la edición local de El Rayo,
que este año saldrá al aire por primera vez. Malnatti, en
tanto, debuta en este programa después de haberse desempeñado,
con suerte irregular, en Maldito lunes, de Andy Kusnetzoff,
otro experimento de Cuatro Cabezas en Telefé que no dejó
a nadie demasiado satisfecho.
Vázquez dice tener cierta experiencia de vida, que debería
servirle a la hora de trabajar por el mundo. Yo hice cuatro años
de la carrera de Ciencias Políticas y manejo idiomas, así
que me las puedo arreglar perfectamente en Londres o Alemania. Me recibí
en Estados Unidos y tengo un premio pendiente, por el que podría
ingresar a la Universidad de Harvard. Supongo, de todas maneras, que voy
a aportarle a El Rayo más el humor y la espontaneidad
que creo que me caracterizan, que mi currículum académico.
¿Usted cree que la llamaron por su humor y espontaneidad?
Tengo que creer que algo tuvo que ver, aunque debo aceptar que...
cómo decirlo... lo que yo tengo atrás importa, suma puntos,
seguro.
Eso quiere decir que usted siente que en parte la llamaron porque
a su modo es un sex symbol.
Aquí (señalando el mundo de trabajo que la rodea)
no hay sex symbol que valga.
Vázquez, que se confiesa teleadicta, no quiere transformarse en
una periodista incisiva, porque tiene claro los alcances del trabajo que
aceptó: La tarea de mostrar la realidad es de los diarios
y los noticieros. Y la verdad es que lo que está pasando cotidianamente
es triste. Sólo hace falta abrir la puerta de tu casa y salir a
la calle para darse cuenta. Nosotros vamos para otro lado, eso está
claro. La gente también necesita entretenimiento, evasión.
Para Vázquez no es tan simple hacer el trabajo que venía
haciendo Dolores Barreiro, pero tampoco tan grave. Las comparaciones
van a ser inevitables, pero yo me siento muy tranquila y contenida, de
tal modo que, espero, no me afecten. Después, la gente se va a
acostumbrar. Para Vázquez, la gente se acostumbra a casi
todo.
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