Por Claudio Zlotnik

En contra de los pronósticos de los financistas, el primer día de negocios del nuevo año en la Bolsa fue decepcionante. Se registró una caída de los títulos públicos y un empeoramiento del riesgo-país. A su vez, las acciones subieron apenas el 0,5 por ciento con un magro volumen de apenas 11 millones de pesos. Lejos de entusiasmarse con el blindaje y los decretos firmados por Fernando de la Rúa, los inversores volvieron a mostrarse escépticos. Aunque, al momento de sacar conclusiones ante el nuevo desaire, en el microcentro le echan la culpa a Wall Street, donde el Nasdaq (panel de acciones tecnológicas) se desplomó un 7,2 por ciento y el Dow Jones cedió 1,3 por ciento.
Pese a los esfuerzos del Gobierno de congraciarse con los corredores, aplicando obedientemente las medidas que el “mercado” reclama, como la desregulación de las obras sociales y la reforma previsional, la primera rueda del año transcurrió con la misma indiferencia con la que se despidió el 2000. En ese marco, los bonos Globales cayeron entre 0,3 y 0,5 por ciento, mientras que los Bontes perdieron 0,2 por ciento en promedio y los Brady hasta el 0,9 por ciento, como en el caso del Par. Y el riesgo-país trepó de 763 a 784 puntos, que implica una sobretasa del 7,84 por ciento, influido no sólo por la caída de los títulos públicos locales sino también por la fuerte apreciación que tuvieron los bonos en Estados Unidos.
“A pesar de las medidas, la confianza de los inversores sigue siendo muy baja. Se estima que la economía continuará estancada durante el primer trimestre, y hay muchas dudas sobre la capacidad de expansión del Producto Bruto para el resto del año. En este contexto, el clima de los negocios no mejora”, analizó en diálogo con Página/12 Agustín Etchebarne, de la consultora Delphos Investment. “Las iniciativas del Gobierno fueron positivas”, afirmó a su vez Freddie Tomsen, analista del ING Barings. Y añadió: “Si no fueran por ellas, tomando en cuenta el derrape en Wall Street, el escenario hubiese sido mucho peor”. Precisamente, la nueva corrección en el Nasdaq, que precipitó al índice hasta el mismo valor que mostraba a comienzos de 2000 (2291 puntos), puso nerviosos a los financistas. Y se desencadenó por nuevos datos que confirman un brusco desaceleramiento de la economía estadounidense, que podría desembocar en un ciclo recesivo. El temor a esa posibilidad hizo caer el rendimiento de los bonos a 30 años del Tesoro al 5,35 por ciento anual, ya que, ante las turbulencias, los inversores prefieren resguardarse en los activos que les ofrecen mayor seguridad.
“El escenario argentino estará complicado, al menos hasta que la Reserva Federal (banca central estadounidense) baje la tasa de interés”, apuntó Etchebarne, retoque que podría ocurrir hacia fines de este mes, cuando vuelva a reunirse el directorio de la Fed. En esta misma línea de análisis opinó Fernando Grossi, analista del Banco Provincia. “Los inversores extranjeros muestran aversión al riesgo, y por este motivo no llevan fondos a los mercados emergentes. En mi opinión, la mejora de los bonos se dará en forma paulatina, no hay que esperar fuertes avances. Creo que el riesgo-país bajará sólo 30 puntos a lo largo de este mes”, estimó, ante una consulta de este diario.
En ese contexto, las tasas de interés se resisten a bajar. El “call” (la tasa que se cobran los bancos para prestarse entre sí) saltó al 12 por ciento anual. También siguen altas las que pagan los bancos por los depósitos a plazo fijo. La prueba de fuego será el martes que viene, cuando Economía salga a colocar 700 millones de dólares en Letras del Tesoro.

DENUNCIA Y DEBATE POR EL DECRETAZO
El radicalismo apoya

Si prospera una presentación judicial realizada ayer por el abogado Ricardo Moner Sans, el decreto que dispone la reforma jubilatoria podría quedar suspendido o anulado por presunta inconstitucionalidad. En tanto, en el Congreso las aguas se dividen entre detractores y partidarios. Mientras el diputado radical y referente en el tema, Eduardo Santín, ayer lo defendía, la frepasista María América González anunciaba la puesta en marcha de una comisión especial que trabajará para derogarlo.
“Desde que el Poder Ejecutivo envió la propuesta al Parlamento, el 11 de noviembre, la iniciativa fue mejorada en forma espectacular”, aseguró ayer Santín, cuyo cuestionamiento se reduce al aumento de la edad jubilatoria de las mujeres. “No tiene significación económica y no era el momento para disponerlo”, criticó el legislador radical.
Aun así, su apoyo esperanza al Gobierno de que la reforma podría no ser rechazada por el Parlamento, tal como planean tanto la oposición justicialista como los propios frepasistas (ver página 5).
“Hay que ver si hay alternativa superadora a esto. Nosotros creemos que no”, desafió ayer el jefe de gabinete, Chrystian Colombo, para quien “la mejor parte del proyecto fue consensuada entre la UCR y el Frepaso”. El funcionario del Ejecutivo apuesta a que el decreto sobreviva a los cuestionamientos parlamentarios, gracias al apoyo en bloque el radicalismo, que en este tema está liderado por Santín.
Desde ayer hay otro frente de tormenta abierto, ya que Moner Sans solicitó a la Justicia que disponga el “no innovar” en la materia hasta tanto resuelva si la medida es o no constitucional. A juicio del abogado, el decreto violó la indelegable facultad de legislar sobre materia previsional. La presentación recayó en el juzgado de Adriana Lucas, quien debe resolver en corto plazo si hace lugar o no al amparo.

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