Por David Cufré
Ya tenemos el blindaje
financiero, avanzamos con las reformas estructurales, el contexto internacional
es favorable. Ahora es el momento de invertir, enfatizó ayer
José Luis Machinea. La exhortación estuvo dirigida a 17
empresarios de los grupos económicos más poderosos del país.
Fernando de la Rúa encabezó la reunión, destinada
a lograr el apoyo de los hombres de negocios a la política económica.
Después de alcanzar el acuerdo con el FMI por un crédito
extraordinario, el Gobierno busca que los empresarios locales apuntalen
la reactivación. Machinea les recordó que el Gobierno tomó
medidas con alto costo político, como las reformas laboral y previsional,
y que ahora es tiempo de que ellos pongan su parte. Fue un pedido directo,
aunque transmitido con el lenguaje diplomático de ocasión.
En respuesta, los empresarios reconocieron los esfuerzos oficiales por
crear un clima propicio a la inversión. Pero aprovecharon para
transmitir sus propios reclamos, especialmente contra lo que consideran
una excesiva presión impositiva.
En el Salón Norte de la Casa Rosada, De la Rúa, Machinea
y el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, recibieron a los presidentes
o directivos de primera línea de los grupos Techint, Pérez
Companc, Socma, Exxel, Arcor, Impsa, Loma Negra e Irsa. También
estuvieron ejecutivos de Acindar, Banco Galicia, Cartellone, Laboratorios
Roemmers, Sancor, Mastellone, Aluar, La Nación y Aeropuertos Argentina
2000. A partir de la obtención del blindaje financiero, el Gobierno
espera inaugurar una nueva etapa de crecimiento económico sostenido.
Pero antes de que se diluya el impulso del crédito del FMI, pretende
asegurarse que los empresarios comprometan inversiones que aceleren la
reactivación.
La estrategia es la misma que ensayó el Gobierno el año
pasado, a poco de asumir el poder. En aquel momento las respuestas de
los empresarios fueron más entusiastas que las de ayer, ya que
si bien dijeron que confían en que 2001 será un mejor año,
ninguno arriesgó un pronóstico contundente. Si hay
negocios para hacer, nadie necesita que lo incentiven a invertir. Las
inversiones vienen solas cuando la economía anda bien, resumió
en diálogo con Página/12 el vicepresidente del grupo Macri,
Jorge Aguado, quien tomó la iniciativa de convocar al resto de
los empresarios (ver aparte). Esa fue la postura general de los hombres
de negocios. Dijeron que están dispuestos a invertir, pero remarcaron
que la responsabilidad de lograr el crecimiento económico es del
Gobierno.
Además, algunos de ellos plantearon demandas específicas.
Oscar Vicente, de Pérez Companc, reclamó la reglamentación
por decreto a la Ley de Minería, para garantizar la estabilidad
tributaria que algunas provincias intentarían vulnerar. Y Pascual
Mastellone, presidente de La Serenísima, pidió una pronta
sanción de la ley de lechería. Un tema en el que varios
hicieron hincapié fue la alta carga tributaria que, afirmaron,
deben soportar las empresas. En ese momento, destacaron la convocatoria
a Domingo Cavallo a participar de la comisión que elaborará
un proyecto de reforma impositiva, invitación que el ex ministro
rechazó por la noche. Los empresarios se quejaron por el cobro
de impuestos provinciales, como Ingresos Brutos y Sellos, los cuales pidieron
que sean suprimidos.
Machinea recordó que el Gobierno aplicará una rebaja al
impuesto a los intereses y a otros gravámenes que pesan sobre la
inversión. Pero su mayor objetivo fue convencerlos de que aumenten
sus inversiones para que la economía se recomponga. El ministro
hizo una larga exposición sobre los factores que permiten pronosticar
un 2001 venturoso. Dijo que los precios de los commodities empezaron a
aumentar, que el dólar y en consecuencia el peso, atado a
él se debilitó frente a otras monedas, que el blindaje
financiero mejora el escenario para la llegada de capitales y disminuyan
las tasas de interés, y que el Gobierno encaró una política
de reducción de impuestos. Los empresarios compartieron el diagnóstico.
Pero después de 30 meses de recesión, prefirieron ser más
cautos que Machinea. Por caso, Vicente sostuvo que el panorama económico
tenderá a mejorar, pero no lo hará en pocos meses.
JORGE
AGUADO, DEL GRUPO MACRI
El panorama es alentador
Por D. C.
Jorge Aguado, vicepresidente
del Grupo Macri, fue quien convocó a los empresarios para participar
de una reunión con Fernando de la Rúa. En diálogo
con Página/12, se mostró confiado en que la economía
empezará a crecer, pero dijo que no será de un día
para el otro.
¿Qué espera de la economía en 2001?
Si comparamos este enero con el del año pasado, el panorama
es más alentador. En aquel momento el Gobierno aumentaba los impuestos,
los precios internacionales de los commodities bajaban y Estados Unidos
subía la tasa de interés. Ahora el Gobierno se propone reducir
la carga tributaria, los commodities suben y hoy (por ayer) Estados Unidos
aplicó una fuerte disminución a sus tasas. Además,
tenemos un blindaje financiero que nos asegura un clima de mayor tranquilidad.
¿Esos elementos alcanzan para pronosticar una fuerte reactivación?
Las cosas no ocurren milagrosamente y siempre hay que hacer algo
más. Pero el Gobierno ha tomado muchísima más conciencia
de la necesidad de implementar medidas que ayuden a la recuperación.
Lo veo más firme y seguro en sus convicciones.
¿Los empresarios locales aumentarán sus inversiones,
como pide el Gobierno?
Si hay negocios para hacer, nadie necesita que lo incentiven a invertir.
Las inversiones vienen solas cuando la economía anda bien. Machinea
dijo que la reactivación vendrá pronto y que la expansión
será del 4,5 por ciento. Espero que tenga razón. Yo no me
animo a hablar de fechas. Creo que el crecimiento será razonable,
pero no ocurrirá por milagro de un día para el otro. De
todos modos, a mí no me gustan los crecimientos explosivos. El
blindaje ha sido una demostración de confianza del mundo financiero
internacional. Con ese escenario, soy optimista en que las cosas comenzarán
a mejorar.
¿La convertibilidad seguirá firme?
No percibo que se ponga en duda. Es un tema de analistas, pero la
gente está a favor de la convertibilidad.
MACHINEA
SE REUNIO CON EJECUTIVOS DE AGUAS ARGENTINAS
Tira y afloje por la suba de la tarifa
La plana mayor de Aguas Argentinas
se reunió ayer con el ministro de Economía, José
Luis Machinea, y el secretario de Programación Económica,
Miguel Bein, para ultimar los detalles del nuevo plan quinquenal de inversiones.
Este programa, que el Gobierno y la empresa privatizada debaten desde
hace ocho meses, supone un fuerte aumento tarifario que se aplicaría
escalonadamente durante el próximo trienio.
Según fuentes de la empresa, ese ajuste promediaría el 4
por ciento cada año y su finalidad es cubrir parte de un plan de
obras que ya tiene principio de ejecución. Definirlo es una cuestión
tan controvertida como decidir con qué aumento se va a financiar.
Los gobiernos nacional, provincial y de la Ciudad de Buenos Aires deben
buscar equilibrio entre la necesidad de ejecutar y anticipar la mayor
cantidad de inversiones posibles y un incremento que no termine bloqueado
por la Justicia.
Según Aguas, sobre un plan de 1080 millones de pesos, la empresa
ya habría desembolsado más de 400. Pero para los funcionarios
del Palacio de Hacienda, el aumento que se disponen a anunciar serviría
para cubrir la totalidad de aquel monto, como si todo estuviera aún
pendiente.
Otro punto será determinar cuánto costará el cargo
que pagarán todos los usuarios para cubrir los costos de conexión
a la red fija de aquellos que aún no tienen el servicio. Esta contribución
reemplazaría el cargo fijo de entre 300 y 500 pesos que ahora cobra
Aguas sólo sobre los usuarios que reciben ese beneficio, y podría
redondear los 40 centavos.
Machinea no tiene ninguna duda de que el programa del próximo quinquenio
se hará sobre la base de autorizar aumentos a cambio de algunas
inversiones en rigor, no nuevas, sino que se concretarían antes
de lo que se previó originariamente. El goberndor bonaerense, Carlos
Ruckauf, y el jefe de la Ciudad Autónoma, Aníbal Ibarra,
convalidarían esta fórmula, aunque el Frepaso, en particular
algunos legisladores ligados al tema, son algo renuentes y consideran
que los retoques tarifarios pretendidos por la empresa serían exagerados.
Según un documento del ente regulador, responsable de la negociación,
Aguas Argentinas aspiraba a un incremento que en el próximo trienio
hubiera superado el 27 por ciento. Este porcentaje incluía también
la actualización anual por el índice de precios de Estados
Unidos que el actual contrato les reconoce a los operadores de la empresa
privatizada, punto sobre el que también hay un acuerdo pendiente.
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