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LA JUSTICIA MEXICANA OTORGARIA EL PEDIDO DEL JUEZ GARZON
Cavallo cerca de la extradición

A más tardar la próxima semana, la Justicia recomendará a la Cancillería que dé vía libre al juzgamiento del represor en España.

El represor de la ESMA, Ricardo Miguel Cavallo, fue detenido en México en agosto pasado.

El juez mexicano Jesús Guadalupe Luna Altamirano se expedirá entre ésta y la próxima semana sobre la extradición a España del represor argentino Ricardo Miguel Cavallo, detenido por los crímenes que cometió en la Escuela de Mecánica de la Armada. Luego, el gobierno mexicano tendrá 20 días para tomar su decisión, pero si Cavallo presenta un amparo, los trámites podrían durar más de un año. “Estamos plenamente confiados en que la Justicia y el gobierno resolverán favorablemente. Y esto va a significar un estímulo a todo el proceso ante el acoso que está sufriendo el juez Garzón”, aseguró el abogado Carlos Slepoy, en referencia al pedido de recusación contra el magistrado español presentado por la defensa del marino Adolfo Scilingo y apoyado por la Fiscalía de la Audiencia Nacional.
El abogado defensor de Cavallo en México, Benjamín Orozco, presentó esta semana un escrito de 60 páginas en el que alega que el represor “fue acusado sólo con base de dos imputaciones directas” y que los otros testimonios son “de oídas”. En Argentina, el abogado José Scelzi, reclamó a principios de noviembre del año pasado que el hombre conocido por sus víctimas como “Sérpico”, “Marcelo” o “Miguel Angel” fuera extraditado y juzgado aquí, donde lo amparan las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Esta solicitud basada en los principios de “nacionalidad” y “territorialidad” está en manos del juez federal Adolfo Bagnasco.
Luna Altamirano debería emitir su dictamen esta semana, aunque sus plazos podrían extenderse unos días. Según el procedimiento mexicano, el juez deberá manifestar si la extradición pedida por su colega español es acorde con la legislación vigente y los tratados firmados por ambos paísespero su opinión no es vinculante. Todo indica que el magistrado apoyará el reclamo de Garzón, pero la decisión sobre el traslado del represor estará en manos del ministerio de Relaciones Exteriores. El canciller azteca, Jorge Castañeda, adelantó a este diario antes de asumir que si no había trabas judiciales no pondría reparos en formalizar la extradición. Los defensores de “Sérpico” ya anticiparon que ante este panorama recurrirán a una acción de amparo. Ese proceso, en el que se presentarían como parte las víctimas de Cavallo y declararían testigos, podría demorar el trámite más de un año. En ese caso, la extradición sería resuelta por la Justicia.
Cavallo fue detenido en Cancún el 24 de agosto del año pasado, mientras trataba de huir a Argentina después de que el diario mexicano Reforma revelara su pasado como represor. En un primer momento el marino argumentó que no era la persona buscada ya que sus víctimas lo habían identificado como “Miguel Angel Cavallo”, uno de los alias que usaba en la ESMA. Una vez aclarada la identidad de “Sérpico”, Garzón pidió su extradición por considerarlo responsable de 264 desapariciones y 159 secuestros y tormentos de personas que posteriormente recuperaron su libertad.
Por haber estado a cargo del grupo de detenidos que eran obligados a trabajar para los marinos en el sector de la ESMA conocido como Pecera, Garzón acusó a Cavallo de “reducción a la servidumbre de los detenidos” y lo incriminó por la coordinación de la actividad represiva en el exterior, concretamente en el llamado Centro Piloto de París, organismo creado por la dictadura para infiltrar los grupos de exiliados argentinos y neutralizar las denuncias sobre las violaciones a los derechos humanos, que los militares consideraban “propaganda antiargentina”.
Mientras espera la respuesta de México, Garzón afronta un pedido para que se aparte de todo el proceso. Esta solicitud fue hecha por los abogados de Scilingo, que intentan evitar que su defendido sea juzgado en España por los delitos de genocidio y terrorismo. El ex marino recusó a Garzón acusándolo de “parcialidad objetiva e indefectiblemente subjetiva” por presentar y prologar la novela “Utumba”, de Rafael Flores. Scilingo agregó también partes del texto de la escritora Pilar Urbano, “Garzón, el hombre que veía amanecer”, una biografía del magistrado que ya causó revuelo en España.
Los reclamos de los abogados de Scilingo fueron apoyados por la fiscalía de la Audiencia Nacional, que desde el principio intentó trabar el proceso contra los militares argentinos y chilenos. Entre otras medidas, la fiscalía pidió que se investigara la amistad entre Garzón y el escritor Ernesto Sabato y un viaje del magistrado a Londres, donde asistió a una vista sobre la extradición del ex dictador Augusto Pinochet. Ahora, el juez Guillermo Ruiz Polanco decidirá si aparta a su colega de la causa por genocidio y terrorismo.

 


 

PROCESARON POR USURA AL REPRESOR HECTOR VERGEZ
Con la cárcel en el destino

Héctor Vergez no sólo es conocido por su participación como torturador del centro de detención clandestino La Perla, en Córdoba. Después de recibir los beneficios de las denominadas leyes de Punto Final y Obediencia Debida, el ex capitán dedicó su impunidad a estafar a pequeños propietarios endeudados que apelaron a los servicios de una supuesta “Asociación Nacional Contra la Usura” (ANCU), la pantalla de una organización delictiva dedicada, en realidad, a quedarse con los bienes de los incautos. Ahora, la Justicia aceptó querellar al ex represor.
El abogado Marcelo Parrilli informó que el juez Osvaldo Bergés dio lugar a la querella que le inició Antonio Carlos Martín, uno de los damnificados por la asociación que lideraba el ex militar, su esposa y la asesora legal de la supuesta entidad de ayuda civil, Gabriela Isabel Fuster.
Las maniobras de Vergez fueron reveladas por “Telenoche investiga” en agosto del año pasado. En esa oportunidad, una cámara oculta dispuesta por la producción del programa logró grabar a uno de los testaferros de Vergez cuando le quitaba la propiedad a una de sus víctimas.
El modus operandi del represor, por el cual deberá afrontar una acusación de asociación ilícita –que no es excarcelable–, consistía en detectar deudores morosos a punto de perder sus propiedades. Los cómplices del ex militar primero se ponían en contacto con los deudores, a los que les ofrecían defender sus derechos ante una supuesta situación de usura. Luego se ponían en contacto con los acreedores, a quienes obligaban mediante presiones a reducir el monto de la deuda, que a su vez era comprada por la gente de Vergez, convirtiéndose así en el nuevo acreedor de la persona que supuestamente irían a defender. El paso siguiente era ejecutar los bienes a los propietarios, incluso después de haberles cobrado honorarios justamente para evitar que eso sucediera. A otros les cobraban enormes comisiones para acciones legales que nunca se llevaban a cabo.
Las penas previstas para los delitos cometidos van de seis meses a seis años de prisión en el caso de las defraudaciones; y de tres a diez años en el caso de la asociación ilícita. Al capitán retirado, en su carácter de jefe u organizador de la asociación, le correspondería una pena mínima de cinco años en la cárcel.
Según Parrilli, “Vergez, que dirigió durante la dictadura militar el campo de concentración de La Perla, y señalado por numerosos sobrevivientes de ese campo como autor de numerosos secuestros, torturas y homicidios, ahora podría llegar a ir a prisión por los delitos patrimoniales cometidos a través de esa asociación”.

 

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