Por Victoria Ginzberg
Pablo y Carolina se criaron
con el represor Norberto Atilio Bianco y su mujer Susana Wherli. Hasta
hoy no saben quiénes fueron sus padres aunque no hay duda
de que están desaparecidos y por lo tanto desconocen cuál
es su verdadera identidad. Sin embargo, la Cámara de San Martín
consideró prescripto el delito de supresión de estado civil
y la identidad de ambos jóvenes. Poco antes de que comenzara la
feria judicial las Abuelas de Plaza de Mayo se quejaron ante la Corte
Suprema. El daño producido sigue tan vigente como cuando
se quedaron con los menores, éstos siguen en Paraguay con identidad
falsa, con documentos falsos y con una vida de mentiras, escribió
la abogada Alcira Ríos en la presentación.
En mayo del año pasado el juez federal Roberto Marquevich condenó
a Bianco y a Wherli a doce y diez años de prisión por los
delitos de retención y ocultamiento de dos menores, supresión
de estado civil y falsificación de documentos públicos.
El magistrado ordenó también que se anularan los documentos
a nombre de Carolina Susana Bianco Wherli y Pablo Hernán Bianco
Wherli. Los jóvenes, que viven en Paraguay y se resisten a hacerse
los análisis genéticos que les revelarían su verdadera
identidad, pasaron a ser indocumentados para la Justicia argentina. Y
deberían concretar el estudio de ADN para tener sus documentos.
Ante la apelación de este fallo, los camaristas Hugo Fossati, Narciso
Lugones y Jorge Barral consideraron que la pareja se apropió de
los chicos y confirmaron las penas por estos hechos que calificaron
como delitos permanentes pero estimaron que la supresión
de la identidad estaba prescripta y por lo tanto sobreseyeron a los apropiadores
por estos crímenes. Para llegar a esa conclusión, los jueces
decidieron que la ilegítima guarda de Carolina y Pablo
(su robo) por parte de Bianco y Wherli cesó el día
28 de abril de 1987 cuando el magistrado de Paraguay ordenó la
disposición tutelar de los menores al carecer los mismos de filiación
conocida. Si los camaristas no sobreseyeron también a Bianco
y su mujer por la apropiación de los menores fue porque consideraron
que el plazo aún no venció.
Lo contradictorio es que si bien los jueces consideraron que la apropiación
dejó de cometerse en 1987 ya que a partir de ese momento
empezó a contar el tiempo de la prescripción, ni Carolina
ni Pablo, las víctimas de este caso, tienen su verdadera identidad.
Para Ríos, abogada de las Abuelas de Plaza de Mayo, la sentencia
dictada por Fossati, Lugones y Barral lesiona el derecho a la identidad
consagrado en la Constitución Nacional y vulnera la Convención
Internacional sobre los Derechos del Niño. ¿Dónde
estuvieron los menores después del mencionado cese de guarda? ¿Con
quién viven hoy los dos menores? (que actualmente ya cumplieron
la mayoría de edad) La fundamentación de la Cámara
es además de formalista contraria a derecho, aseguró
Ríos en el recurso de queja que presentó ante la Corte Suprema
en nombre de Abel Madariaga, quien podría ser el padre de Pablo.
La Cámara de San Martín también dispuso la reducción
de las condenas de Bianco y Wherli a diez y ocho años, respectivamente.
De cualquier manera, ambos apropiadores ya están en libertad. Lo
dispuso hace tiempo el mismo tribunal. Bianco salió de la cárcel
en octubre de 1998, en una decisión discutida por las Abuelas porque
se consideró como tiempo de prisión el arresto domiciliario
que la pareja mantuvo en Paraguay, donde contó con muchos beneficios.
Según Ríos, la Cámara analizó la situación
de Bianco como si éste fuera un ciudadano común y no un
militar que bajo la concreción de un plan sistemático del
cual fue ejecutor se apropió de dos menores víctimas de
desaparición forzada y no mostró en ningún momento
intenciones de modificar su conducta.
La causa contra Bianco y su mujer fue iniciada en 1985 por una denuncia
de Abuelas. Ese mismo año el ex mayor y médico militar se
mudó con los niños y su mujer a Paraguay, donde fue amparado
por los funcionarios de la dictadura de Alfredo Stroessner. En 1987 se
pidió la extradición del matrimonio pero la medida tardó
diez años en concretarse. Los empleados del Hospital Militar de
Campo de Mayo concordaron al declarar en la causa que el represor dirigía
los operativos, era el encargado de llevar mujeres embarazadas al pabellón
de epidemiología donde funcionó la maternidad clandestina
y trasladarlas una vez que habían dado a luz. Este caso fue el
que dio pie para que el 9 de junio de 1998 Marquevich ordenara la detención
del ex dictador Jorge Rafael Videla.
DEBATE
Por Diego Guelar *
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Contestando a Gabriela
Gabriela Alegre, en este mismo espacio, celebra la decisión
del gobernador Carlos Ruckauf de proponer el Premio Nobel de la
Paz para las Abuelas de Plaza de Mayo.
Sin embargo, se agravia por entender que fue ella quien iniciara
gestiones en el mismo sentido a partir del 8 de agosto próximo
pasado, siguiendo instrucciones del jefe de Gobierno porteño
Aníbal Ibarra.
En forma curiosamente coincidente con Horacio Verbitsky en su nota
Lobos y corderos del domingo 31 de diciembre (literalmente
coincidente), califica nuestra propuesta de intempestiva y
tardía.
De haber conocido su propuesta, sin lugar a dudas hubiéramos
adherido a ella. Para hacerlo tendríamos que haber tenido
comunicación pública o personal. No fue este el caso.
La decisión del gobernador Ruckauf, consultada con Estela
Carlotto, fue espontánea y sincera; producto de la admiración
a la tarea realizada. Admiración compartida con la mayoría
de los argentinos que, en distintos tiempos, fue tomando conciencia
y perdiendo el miedo a enfrentar la realidad que vivimos todos entre
1976 y 1983.
Si, por falta de conocimiento, no reconocimos la tarea desarrollada
por la señora Alegre, aprovechamos esta oportunidad para
hacerlo. Más, creemos que sería oportuno unificar
esfuerzos creando una sola comisión copresidida por los Dres.
Ruckauf e Ibarra y una sola secretaría ejecutiva que me complacería
compartir con Gabriela.
Si llegáramos a detectar algún otro ofendido por haber
iniciado gestiones anteriores a las nuestras, bienvenido sea a sumarse
con el mismo grado de participación; si otros quieren hacerlo
en el futuro, mejor así.
Ojalá logremos miles de adhesiones que permitan alcanzar
el objetivo deseado: el reconocimiento internacional para las Abuelas
y para la Argentina toda que hoy las quiere, las respeta y les agradece
por habernos ayudado a todos a superar la barbarie y recuperar,
con la de sus nietos, nuestra propia identidad perdida.
* Secretario ejecutivo de la Comisión Internacional Pro-otorgamiento
del Premio Nobel de la Paz a las Abuelas de Plaza de Mayo.
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