Por Raúl
Kollmann
El brasileño Wilson
Roberto Dos Santos declarará hoy judicialmente, pero no en la causa
AMIA, sino en un expediente colateral en el que está acusado de
falso testimonio. El ex taxi boy tal vez explique por qué mintió
en relación con el atentado y afronta en caso de ser condenado
una pena efectiva de un año de cárcel. Dos Santos advirtió
sobre el peligro de un atentado dos semanas antes del estallido en la
AMIA, pero después dio varias versiones distintas sobre cómo
había obtenido la información. Esa es la base de la acusación
por falso testimonio. La semana pasada hubo un acercamiento de los fiscales
a Dos Santos. Sin embargo éste se negó categóricamente
a recibirlos y les adelantó que no hablará de lo que supuestamente
sabe sobre el atentado. Ayer, en un breve diálogo con el juez Claudio
Bonadío, el brasileño se quejó de las condiciones
en las que está detenido.
En principio, Dos Santos pidió declarar después del día
6 de enero, fecha en la que supuestamente regresaba a Buenos Aires el
abogado al que iba a designar para que lo defendiera: Teodoro Alvarez.
Sin embargo, todo indica que esa movida inicial fue una estrategia de
Dos Santos para esperar el momento en que entrara en turno la defensora
oficial Perla Martínez de Buck. El brasileño ya conoce a
la letrada porque ella realizó un trabajo impecable, en 1994, cuando
Dos Santos estuvo detenido en Buenos Aires y la defensora le consiguió
la excarcelación otorgada por la Cámara Federal. En realidad,
Dos Santos aprovechó esa libertad condicional para desaparecer
y huir del país.
La causa actual, que instruye el juez Claudio Bonadío, es la misma
que entonces y tiene que ver con las explicaciones que dio Dos Santos
sobre la forma en la que se enteró de que se iba a producir un
atentado:
Ni bien se produjo la explosión,
llamó desde Italia y advirtió que el ataque fue perpetrado
por un grupo de iraníes. Dio direcciones en las que efectivamente
habían vivido ciudadanos de esa nacionalidad, pero que ya no estaban.
Involucró también a la prostituta Nasrim Mohtari.
Llegado a Buenos Aires, ante
la Policía Federal reiteró esa versión. Dijo que
se había enterado del atentado a través de Mohtari, quien
supuestamente le confesó su participación en el ataque contra
la Embajada de Israel y que se preparaba otro similar en Buenos Aires.
Ante el juez Juan José
Galeano, que instruye la causa AMIA, se desdijo totalmente: Inventé
todo para hacerme de unos pesos. Mi predicción fue una casualidad
y yo sólo estaba tratando de sacarles plata a la policía
argentina y a una revista brasileña.
En una declaración que
hizo en Brasil reiteró esto último: Toda la historia
de los iraníes es una mentira y la inventé para hacer dinero.
Para los investigadores argentinos, Dos Santos es una especie de agente
inorgánico de un servicio de inteligencia brasileño que
se enteró de la preparación del atentado porque rondaba
mucho la zona de la Triple Frontera. Allí dicen los investigadores
estuvo la base del grupo islámico que perpetró el atentado
y desde allí habrían venido los terroristas. El gobierno
de Brasil niega esa versión, sostiene que Dos Santos no era agente
de inteligencia en aquella época y sugiere que los argentinos quieren
echarle alguna culpa del atentado a Brasil porque la investigación
fue un fracaso. Lo que no han podido explicar las autoridades ni argentinas
ni brasileñas es cómo Dos Santos supo anticipadamente del
ataque contra la AMIA.
Para que Dos Santos declare hoy traductor mediante tiene que
superarse un obstáculo de envergadura. El brasileño y su
defensora oficial denunciaron ayer que el acusado está en condiciones
de detención infrahumanas y que en esa situación no podrá
declarar, porque tiene dificultades para dormir y el calor lo ahoga.
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