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PANORAMA politico
Soledades
Por J.M. Pasquini Durán

Con la ayuda de Papá Noel y de los Reyes Magos, aunque algunos funcionarios lo atribuirán a sus propios méritos, lo cierto es que el gobierno nacional ya tiene las condiciones que anhelaba para ponerse en marcha. Consiguió el fondo de garantía para los acreedores de la deuda pública, Alan Greenspan bajó la tasa de interés norteamericana, el índice del riesgo�país cayó en picada, el mercado de valores tuvo una erección juvenil y, según los pronósticos presidenciales, los precios de las materias primas argentinas están levantándose en el mundo. El Presidente y el ministro José Luis Machinea aseguran que, ahora sí, se viene el estirón para arriba, después de la etapa infantil del año viejo. Hablan de crecimiento, productividad, inversiones, gobernabilidad, desregulaciones y muchos otros tópicos que se enuncian como si fueran conjuros. De lo que casi no se habla es de medidas concretas para redistribuir la riqueza, en términos que hasta la más sencilla de las personas pueda entender. Por ejemplo, este año ¿cuánto se quedarán los ricos y cuánto los pobres de la riqueza que producirá el trabajo nacional? Con una oración simple bastaría para despejar la mayoría de las dudas y las incertidumbres que le comen los sesos a tanta gente. 
El Senado fue indultado sin necesidad de ayuno antes de las vacaciones del Congreso, de manera que hoy en día Fernando de la Rúa gobierna solito, sin necesidad de dar cuenta de sus actos a ningún conmilitón, aliado o adversario, ni siquiera a Chacho Alvarez, cuyas propuestas y opiniones no han tenido en la Casa Rosada mejor suerte, hasta el momento, que las de Rodolfo Terragno o Gustavo Beliz. Aunque no quiere perder a los socios, sobre todo si puede manejar la relación bilateral a su voluntad, el Presidente hizo tan poco caso de la oposición del Frepaso al decreto de reforma previsional que Graciela Fernández Meijide, responsable de tutelar el sistema estatal de jubilaciones y pensiones, tuvo que ausentarse del país para no firmar el consentimiento a semejante iniciativa, pero con la boca cosida como la zorra del cuento que quería silbar como la perdiz. 
Después de un año a dieta de batracios, los jefes del Frepaso encontraron la encrucijada que era inevitable desde que la Alianza abandonó sus compromisos electorales con la nación. Ahora, como dice el tango, llegó �la verdad, que es restregarse con arena el paladar y ahogarse sin poder gritar� (Afiches). Conciliar o romper suelen ser las opciones extremas que circulan entre las bambalinas del Frepaso, aunque la decisión a ninguno le resulta fácil debido a que los costos políticos de cualquiera de esas alternativas son un enigma para casi todos. Además, las reacciones no son iguales en la Ciudad, donde el destino de la coalición está subordinada a la mayoría frepasista, que en otros distritos donde la UCR marca el paso. Sin contar a los funcionarios que ligerito han acostumbrado el paladar, algunos por primera vez, a las mieles del poder. Aunque en minoría en el Congreso y en otros niveles del Frente, también hay que anotar a los que actúan por convicciones ideológicas, por más increíble que parezca a los que miran la política como una ciénaga única.
Alvarez las tiene más grandes que todos, porque el tamaño de sus dudas equivale al grado de responsabilidad de su jefatura, caracterizada por la verticalidad extrema, la impronta personal y la seducción mediática. Sobre todo después de su renuncia a la Vicepresidencia, que primero le ganó la mitad de las opiniones favorables en las encuestas, pero luego la mayor parte se volcó al reproche por abandonar las tareas que le habían encomendado las urnas, Chacho aprendió con rigor que irse o quedarse no es la parte difícil de la decisión sino tener en claro para qué se hace. Igual que en el ajedrez, las partidas se ganan con audacia y coraje, siempre y cuando el cálculo incluya el mayor número posible de jugadas propias y ajenas que sobrevendrán después de cada movimiento de piezas. 
La política se parece más al ajedrez que a la ruleta. No se puede dar un paso sin tener en claro cuál puede ser el siguiente. Si rompe ahora, tendrá que pelear en soledad, o en combinación con partidos provinciales y el PJ, para colocar sus propios candidatos en la próxima renovación legislativa, en octubre de este año, en especial para el Senado que será elegido por voto directo, a razón de tres por provincia. Si negocia con De la Rúa, la subordinación actual será acentuada por la campaña destinada a justificar las políticas públicas del gobierno de centroderecha y es posible que el discurso electoralista tenga que incluir una relación más estrecha con Domingo Cavallo, que ya se acercó lo suficiente al gobierno como para estar a mano si en Pascuas hace falta un cambio en la cartera de Economía destinado a calmar las ansiedades y frustraciones de las clases medias. El Gobierno maneja tan mal las relaciones con los mercados y la sociedad, que le ofreció a Cavallo una tarea de técnica tributaria tan acotada que era inaceptable como misión personal, con lo cual dejó insatisfechos a los mercados y mostró a la sociedad, otra vez, una nueva debilidad, ya que la convocatoria apareció como una maniobra para desahogar presiones externas antes que una firme creencia de la autoridad. Ante esas perspectivas, si querés llorar, llorá. 
Todas esas especulaciones económicas, financieras y político-electorales que desvelan a los hombres de palacio son, por lo general, dibujos sobre la arena. Como suele pasar con esos pronósticos, dejan afuera las posibles conductas sociales. A lo sumo, los ciudadanos cuentan como porcentajes electorales y no siempre las previsiones para estas ocasiones, incluidas las encuestas de opinión, aciertan con las decisiones de los votantes. Mucho menos pueden anticipar las desobediencias y rebeldías sociales. ¿Quién podía imaginar que el crimen del soldado Carrasco terminaría con el régimen obligatorio de servicio militar? ¿En qué pronósticos figuraban las indignaciones nacionales por los brutales crímenes de María Soledad Morales y José Luis Cabezas? ¿Cuántos consultores especializados predijeron, tres meses antes, que diez millones de trabajadores acatarían la huelga general dispuesta por las tres centrales sindicales? ¿En qué historia estaba escrito que la principal figura de contraste con el primer año de gobierno de la Alianza sería el �piquetero�, ese emblema de una forma de protesta social que abarcó a desocupados, camioneros, ruralistas, comisiones vecinales, trabajadores en conflicto...?, y la lista aún sigue abierta.
Desconocer la dimensión social del drama nacional, con la idea de que todo depende de la voluntad de los mercados, por lo menos es un acto de ilusionismo. En verdad, el gobierno debería agradecer que a pesar de la dimensión de la tragedia del desempleo, la miseria, la superexplotación y la inseguridad, las expresiones conflictivas han sido bastante contenidas y de resolución más o menos sencilla. Los desvaríos conspirativos de algunos funcionarios que miran la realidad como el mero resultado de agitadores profesionales que viajan por el país arreando manadas de desesperados, es otra expresión conformista que intenta justificar las iniquidades sociales como una fatalidad del destino, a la que no hay más remedio que conformarse. En último análisis, desdeñan a los ciudadanos porque cada dos o cuatro años acuden al cuarto oscuro a elegir a los mismos que los defraudan una y otra vez. Sin son tan estúpidos para equivocarse con tanta repetición, según ese razonamiento, ¿qué peligro pueden representar? Eso puede ser verdad, hasta que un día deja de serlo. Los pragmáticos y los cínicos creen que ese día no llegará jamás, mientras que los esperanzados sostienen que la experiencia social práctica produce esos brillantes momentos, aunque a veces sean fugaces, en la larga historia popular. Podrá ser catalogada como una idea utópica, pero seguro que es más realista que creer en los Reyes Magos. 


 

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