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Guarden el champagne porque ya
no hay motivo real para brindar

Según expertos, el espectro de la recesión económica en EE.UU. es cada vez más real y la festejada reducción de la tasa de interés no ayudará a resolver la situación en el largo plazo.
El presidente electo norteamericano, George W. Bush, escucha a un selecto grupo de empresarios.
Fueron a decirle que los signos de la recesión son cada vez más grandes. Bush mismo dijo que está preocupado.

Por Larry Elliott *
Desde Londres

El espectro de la recesión en la mayor economía mundial está posando su sombra sobre Wall Street, luego de que los mercados financieros comenzaran a pensar mejor lo que significa la rebaja de las tasas de interés ordenada por la Reserva Federal norteamericana. Mientras la reacción inicial a la movida fue una atmósfera de fiesta con un agudo crecimiento de las acciones, ha comenzado a crecer una suerte de duda en la psiquis norteamericana. Hace un año, Estados Unidos se jactaba del milagro de la economía y de su eterno boom; hoy, existe la sospecha generalizada de que la partida de Bill Clinton de la Casa Blanca dentro de dos semanas marcará el final de una era.
En el mejor de los casos, el sentimiento es que el mago de los mercados �Alan Greenspan, titular de la Reserva Federal� hizo otro truco digno de Houdini, como ya lo hizo en 1998. El escenario optimista se basa en que el banco central norteamericano actuó a tiempo para evitar que el descenso de la economía no tenga el efecto de un aterrizaje de emergencia. Aunque haya razones para estar confiados sobre Estados Unidos, las violentas oscilaciones que acompañaron el colapso de las acciones de alta tecnología desde el año pasado reflejan una preocupación bien fundada de que los buenos tiempos no van a volver, al menos por un tiempo. 
El presidente electo George Bush no dejó dudas cuando se reunió con 30 titanes de las corporaciones norteamericanas en un encuentro en Austin, Texas. Allí dijo que su presidencia quizás sea atacada por los mismos problemas económicos que aseguraran la derrota de su padre a manos de Clinton en 1992. Uno a uno, los ejecutivos hablaron de una caída de ventas mucho más rápida de lo que cualquiera de ellos hubiera esperado. Después de la reunión, el presidente electo declaró que �muchas de las personas presentes en esta sala nos trajeron algunas malas noticias �sobre que las ventas están bajando, de que tienen que despedir trabajadores, etc.�. Los signos de alarma son reales�. 
Aun cuando es evidente que Bush estaba intentando crear las condiciones para justificar la rebaja de impuestos prometida en la campaña, sus comentarios resumen un sombrío panorama general. James Morgan, gerente de Applied Materials, una empresa de alta tecnología, dijo esta semana que estaba sorprendido por �cuán amplio es el sentimiento negativo�. Aquellos que son optimistas sobre las perspectivas para Estados Unidos dicen que todo este clima de fatalidad es exagerado. Señalan que la tasa de desempleo es del cuatro por ciento, la inflación sólo está en torno del tres por ciento a pesar de una década de fuerte crecimiento, la productividad sigue creciendo, Norteamérica lidera en lo que son las industrias del siglo XXI y existen grandes posibilidades para las políticas de estímulo de la demanda. Las tasas de interés reales, ajustadas por la inflación, son altas y pueden comenzar a caer agudamente en los próximos meses si los signos del peligro económico se intensifican. Por otra parte, la frugalidad del presupuesto de Clinton significa que hay margen para rebajas de tasas manteniendo el crecimiento.
Por sobre todas las cosas, todavía hay confianza en la capacidad de Greenspan, un hombre que ya ha visto todo como titular del banco central norteamericano y que ha hecho todo para dirigir la economía hacia aguas calmas en medio de corrientes tormentosas. Si el jefe de la Reserva Federal puede lograr un aterrizaje suave para Estados Unidos, ralentizando su tasa de crecimiento entre el 2,5 y el tres por ciento, sería el triunfo que coronaría su ilustre carrera, superando incluso su performance en 1998 cuando bajó agresivamente las tasas y sacó de apuros al problemático fondo de capital Long-Term Capital Management (LTCM).
Pero los pesimistas presentan tres argumentos para explicar por qué todo terminará en lágrimas. El primero es que el estado de la economía norteamericana es mucho más débil de lo que la mayoría de los analistas se están dando cuenta. Graham Turner, de la consultora GFC Economics, dijo que los argumentos a favor de la creciente rebaja de las tasas de interés eran irresistibles, con cifras que indicaban una demanda de automóviles en picada y una industria en recesión. El boom inversionista de los últimos años derivó en una sobreoferta de bienes y servicios, que a su tiempo terminó en la erosión de las ganancias. Esto es particularmente cierto para el sector de alta tecnología.
El segundo argumento pesimista presenta una complicación: que hay algo muy desagradable merodeando Wall Street. Roger Bootle, de Capital Economics, en Londres, estimó que �es perfectamente posible que Greenspan esté preocupado por otra cosa, además de la desaceleración económica y las perspectivas de una recesión. Recuerde que no nos dimos cuenta cuán seria era la crisis del LTCM hasta que estuvimos sobre ella�. Una pequeña caída en Estados Unidos es una cosa. Pero otra muy distinta sería una recesión fuerte acompañada por una crisis financiera sistémica. 
El tercer escenario negro que se presenta es que, aunque no haya una nueva crisis al estilo de la LTCM a punto de estallar, Greenspan parece decidido siempre a sacar de apuros a Wall Street de las consecuencias de su propia codicia y locura. Charles Dumas, de Lombard Street Research, cree que �la situación actual puede dar lugar para una recuperación de corto vuelo basada en dinero fácil, rebajas de tasas y salarios altos. Pero con un dólar débil, todo esto desaparecerá en una rápida y profunda inflación. Posponer el ajuste sería aún más riesgoso�.
En ciertos aspectos, éste es el peor de los escenarios: el espectro de la recesión se transformaría en una escalofriante realidad.

* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Pablo Rodríguez.

 

Claves

El presidente de la Reserva Federal norteamericana, Alan Greenspan, anunció esta semana una rebaja de medio punto en las tasas de interés, algo festejado tanto en Nueva York como en Buenos Aires.
Sin embargo, varios expertos indican que los signos de la recesión, contra los cuales se tomó esta medida, son muy fuertes y que la recuperación de la economía norteamericana se evaporará rápidamente.
Entre los temores de estos analistas figura el que la recesión en Estados Unidos se combine con una crisis financiera a gran escala, lo que provocaría que la recesión se extienda mucho más rápidamente en todo el mundo.

 

 

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