Por
Juan Sasturain
El
refrán habla de Ver Nápoles y después morir
y el hiperbólico sentido original insinúa que como
en la parábola de Salinger en Un día perfecto para el pez
banana una vez saturada la capacidad de goce ante un colmo de belleza
no queda más que dar las hurras e irse al Otro Lado: al ver el
mítico golfo con los barquitos diseminados en el agua quieta como
en una repisa y las casas apoyadas alrededor en medialuna, ya se ha visto
-dicen todo lo que hay que ver.
Cuando Diego Maradona cruzó una tramo particularmente azul de Mediterráneo
a mediados de los 80 y picó desde Barcelona para renovarle
la sangre al San Paolo y congelársela definitivamente a San Genaro,
al poco tiempo surgió una variante inesperada: Ver al Napoli
y después morir. En este caso, significaba que tras ver en
acción al mejor en su mejor momento no había mucho más
que esperar de la vida. Ni era necesario: el Diego de los rulos ensortijados
que devolvió la dignidad y el orgullo al sur profundo jugó
mucho tiempo bien, pero nunca hizo más que en ese momento de apogeo
que apenas vimos de reojo, disfrutamos en los entreactos mundiales del
86 y del 90. Claro que ese ciclo con el refrán
incluido- se acabó.
Y se abrió otro, con otro refrán: Jugar en el Napoli
y después morir, que no es una variante del primero sino
del segundo, y no se refiere al hecho de que al ponerse la camiseta celeste
se cumplían las máximas aspiraciones futboleras de cualquier
jugador sino algo mucho más prosaico y sombrío, acuñado
por la experiencia del mismo Diego: después de jugar ahí,
quedabas muerto, te soltaban los perros, te cortaban el chorro, te cortaban
las piernas, los víveres, te sacaban la roja y la escalera. El
túnel del San Paolo comunicaba directamente con las mangas de Fiumicino
o con las mazmorras humillantes de La B. Los fantasmales pasos futboleros
de Roberto Ayala y de José Luis Calderón por la institución
parecieron ratificar la vigencia del nuevo dicho posmaradoniano.
Sin embargo, el tiempo y las circunstancias han querido que el último
avatar del refrán sea sin tragedia, pero con preocupación
No ir al Napoli y después morir o Morirse por
no ir al Napoli, que es casi lo mismo. El protagonista determinante
del nuevo refrán acuñado es Martín Palermo, claro,
aunque podría ser cualquier otro en su lugar. Y su agonía
manifiesta por algo que no pasó (su transferencia) es expresión
genuina de estos tiempos de primacía del movimiento (de pases)
y la evolución, más allá de la permanencia y la identificación.
Los jugadores argentinos antes aspiraban, como cualquiera, a llegar.
Hoy sólo asocian el momento culminante de su carrera con el hecho
de irse: no llegan, parten. Una vez, el filoso Geno Díaz
escribió una novela titulada Moriré sin conocer Disneylandia,
que era, más que una queja, una declaración de principios.
Hoy, el refrán que describe el síndrome-Palermo es tan sintomático
como la tapa del diario o la cola creciente frente al consulado.
LA
DEL ASTON VILLA POR SERNA ES LA UNICA OFERTA CIERTA
Chicho
es el único que recupera en Boca
Por Facundo Martínez
Mientras se espera la llegada de Mauricio Serna, de vacaciones en Colombia,
para definir su posible transferencia al Aston Villa de Inglaterra, los
dirigentes de Boca se reunirán hoy con el posible reemplazante
del volante, el peruano Juan José Jayo, de Unión, para intentar
acordar su probable llegada al club de la Ribera, a préstamo por
seis meses. También se nombra para ese puesto a Javier Villarreal,
actualmente en el Córdoba español. Por otra parte, el próximo
miércoles los juveniles y algunos de los jugadores profesionales
comenzarán a trabajar en Casa Amarilla. Dos días más
tarde, el plantel completo viajará a Tandil para realizar la pretemporada
y disputar el torneo de Verano en Mar del Plata.
Derrumbados
los pases de Martín Palermo y Guillermo Barros Schelotto al Napoli,
Boca ha puesto a Serna en la lista de los candidatos a dejar el club.
Aunque ni Carlos Bianchi ni Mauricio Macri quieren desprenderse de él,
lo cierto es que Boca necesita vender algún jugador para poder
hacer frente a los premios de los jugadores unos 4,5 millones de
dólares por la obtención del pasado torneo Apertura.
Y el Aston Villa ofrece cerca de 4,5 millones por el pase. Boca recibiría
un poco más de 3 millones y estaría dispuesto a venderlo,
aunque es el mismo colombiano quien deberá decidir si se queda
o se va, lo que sucederá en los próximos días.
Por las dudas, los dirigentes xeneizes se reunirán hoy con el posible
reemplazante, Jayo, y su representante Carlos Delgado. La idea sería,
si Serna deja el club, traer al peruano por seis meses, mientras se espera
la recuperación del volante Sebastián Battaglia. En este
sentido, se cree que la negociación se resolverá en un corto
lapso y que el jugador iniciaría la pretemporada junto al resto
del plantel. En el mismo orden, también se habla de la llegada
del ex Talleres, Javier Villarreal, cuyo pase pertenece al Fondo Común
de Inversiones.
Otro que podría irse en un tiempo, pero al fútbol peruano,
es el delantero Alfredo Moreno. El santiagueño volvió de
Racing y si Palermo se queda en Boca no tendría un lugar en el
club. El Universitario de Lima tiene interés en llevárselo,
pero aún no hay nada definido.
Mañana, un grupo de juveniles a los que se sumarían Gustavo
y Guillermo Barros Schelotto, Roberto Abbondancieri, Antonio Barijho y
Fernando Pandolfi, retornarán a los entrenamientos en el predio
de Casa Amarilla. Mientras que el viernes, en el mismo lugar, se reunirá
el resto del plantel para iniciar el viaje a Tandil, donde Boca realizará
los trabajos de pretemporada.
El plantel se hospedará en La Posada de Los Pájaros y trabajará
en las instalaciones del club Ferrocarril Sur, en doble y triple turno,
según las actividades que ordene el preparador físico Julio
Santella.
Para los jugadores, enero será un mes bastante agitado, ya que
el equipo participará en los torneos de Mar del Plata, Mendoza
y Córdoba. El debut veraniego de los xeneizes será el día
15 en Mar del Plata frente a San Lorenzo; allí enfrentará,
el día 21 a River y el 30 a Independiente. Además, en Córdoba,
el día 25 volverá a medirse con River, y de vencerlo jugaría
el 27 frente al ganador del partido que disputarán Belgrano y Talleres.
El 3 de febrero, antes de empezar el campeonato Clausura, Boca enfrentará
en Mendoza a Racing, y el 6 volverá a cruzarse con River.
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