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PINOCHET DEJO PLANTADO AL JUEZ GUZMAN POR LOS EXAMENES MEDICOS
El desaforado se volvió desacatado

El ex senador vitalicio prefirió ayer ir a misa antes que concurrir a los exámenes médicos ordenados por el juez Guzmán. Esto lo deja a las puertas de su procesamiento. Se dieron a conocer los contenidos del informe sobre el paradero de víctimas de la dictadura.

Por Pablo Rodríguez

Cuando el ser humano no confía en lo dictado por el propio ser humano, es mejor encomendarse a Dios. Al menos eso es lo que parece pensar quien supiera ser, justamente, un dictador ejemplar en Chile. Mientras el juez Juan Guzmán lo esperaba en el Hospital Militar de Santiago para el primer día de los exámenes médicos para ver si estaba “demente”, Augusto Pinochet bajaba de una 4x4 para asistir a una misa en su propia residencia veraniega de Bucalemu, a 130 kilómetros de donde estaba Guzmán. Pero el ex dictador debe tener cuidado, porque estar con Dios no lo exime de lo humano: Guzmán anotó su ausencia y Pinochet ya ha cometido desacato, con lo que hoy mismo podría ser procesado por los crímenes de la Caravana de la Muerte en 1973. En otro orden de cosas, el presidente chileno Ricardo Lagos hablaba al país al cierre de esta edición para ofrecer su evaluación de los informes presentados por las Fuerzas Armadas y congregaciones religiosas sobre el paradero de los desaparecidos en la dictadura.
Estos informes fueron el resultado del compromiso de la Mesa de Diálogo, suscripto en junio por el gobierno, las Fuerzas Armadas, autoridades religiosas y abogados defensores de los derechos humanos. Este compromiso implicaba que los involucrados en los crímenes de la dictadura dieran a conocer, cobijados en el anonimato, datos para encontrar los cadáveres de los desaparecidos. El presidente de la Corte Suprema, Hernán Alvarez, declaró luego de recibir los informes de manos de Lagos que “los antecedentes son muy valiosos”. Durante la semana, varias autoridades religiosas (católicas, evangélicas y judías) habían dicho que la información que ellos habían recibido era más bien pobre y que quizás fueran las Fuerzas Armadas las que concentraran la mayoría de los datos.
Según los informes de prensa, puede ser que los militares hayan aportado la mayoría de la información. Según el diario La Tercera, que publicó parte del informe, se logró recopilar información nueva de 985 de los 1200 desaparecidos reconocidos oficialmente por el Estado chileno. La mayor parte de los crímenes fueron atribuidos a la DINA (policía secreta del régimen) con 359 casos, a Carabineros con 304 casos, y al Ejército con 177 casos. Pero de todos estos casos, “en 200 se obtuvo información sobre el destino o paradero de los detenidos desaparecidos”. Claro que en realidad sólo se podrán identificar 45 cadáveres de todos estos casos, ya que en las precisiones dadas por las Fuerzas Armadas, los restantes aparecen como arrojados a ríos, al mar, a cráteres de volcanes o directamente incinerados. En este sentido, dice La Tercera, el informe de las Fuerzas Armadas contiene un reconocimiento explícito de que durante la dictadura se cometieron atrocidades que no deberían haberse producido.
Este reconocimiento estratégico de los militares (dado que están buscando alguna forma de parar los juicios contra los responsables de violaciones a los derechos humanos en el régimen militar) no es compartido por su “Tata”. “Pinochet se veía tranquilo. Se veía bien”, declaró un periodista que cubría para Radio Cooperativa de Santiago la estadía del ex dictador en su quinta. El camino legal de su caso no lo habilita a semejante tranquilidad. Guzmán debería interrogar a Pinochet mañana, pero el “Tata” se pegará otro faltazo, por lo que el miércoles lo podría declarar procesado por los crímenes de la Caravana de la Muerte.
Guzmán también podría procesarlo antes, ya que los abogados querellantes presentaron un recurso alegando que Pinochet ya cometió desacato y que en esas condiciones no hay nada que esperar. Sin embargo, la Corte de Apelaciones de Santiago debe resolver hoy sobre un recurso de los abogados de Pinochet para apartar a Guzmán de la causa y cambiar el cronograma de exámenes médicos-declaración indagatoria. La Corte Suprema ya rechazó estos pedidos el viernes y es poco probable que la Corte de Apelaciones falle lo contrario. Lo que sí es probable es que, según publicaron medios chilenos, Pinochet se haga internar en el Hospital Militar durante varios días para ver si algún resquicio del proceso lo salva. Es que él parececonfiar más en Dios que en los hombres, pero sabe muy bien cómo se manejan las cosas en la Tierra.

 

Tota Quinteros, una vida buscando a su hija desaparecida

La “dictadura comisarial”, como alguna vez se llamó a la uruguaya de los años 1973-1985, prefirió los métodos de intimidación personalizada, por lo que se calculó que una de cada tres personas había sido detenida o aun torturada en aquellos años. Sin embargo, también participó activamente en el esquema represivo del Cono Sur conocido como Plan Cóndor. María Almeida de Quinteros, la Tota, que murió ayer en Montevideo a los 82 años por problemas cardíacos, fue el símbolo de la búsqueda por los desaparecidos de la dictadura en Uruguay.
Almeida, de 82 años, había sido presidente de la Junta Departamental (gobierno regional) de Montevideo y estaba vinculada a organismos de defensa de los derechos humanos. Era la madre de Elena Quinteros, una joven maestra secuestrada en 1976 de los jardines de la embajada de Venezuela en Montevideo, donde se había refugiado buscando huir de las fuerzas de seguridad de la dictadura. La detención de la maestra en lo que técnicamente era territorio venezolano provocó la ruptura de las relaciones diplomáticas entre los dos países, restablecidas recién al retorno de la democracia en Uruguay en marzo de 1985, al comienzo del primer mandato de Julio Sanguinetti (1985-1990).
Elena Quinteros fue una de los casi 170 uruguayos detenidos y desaparecidos en el marco de los operativos de coordinación de los servicios de inteligencia de los regímenes militares que gobernaron el Cono Sur durante la década de 1970, en el esquema represivo que se conoce como el “Plan Cóndor”. La mayoría de las desapariciones de uruguayos ocurrió en Argentina.
Una jueza de Montevideo ordenó al gobierno uruguayo el año pasado realizar una investigación administrativa para localizar los restos de la maestra, pero que no dio ningún resultado favorable a los familiares. Tota Quinteros había llevado adelante una larga búsqueda y militancia para tratar de aclarar lo sucedido. El 1º de marzo del año pasado, se entrevistó en Montevideo con el presidente venezolano Hugo Chávez. En su diálogo con el mandatario venezolano, le planteó su caso, tras lo que se sintió “francamente aliviada, reconfortada”, según documentó en la carta de agradecimiento que posteriormente le envió, en noviembre último.
Chávez se interesó personalmente en el tema y realizó una gestión ante el presidente de Uruguay, Jorge Batlle, según se lo hizo saber a Quinteros el canciller venezolano José Rangel, en carta que le remitió el 9 de mayo último. Batlle, en una misiva a Chávez, aseveró a mediados de junio último que “es objetivo fundamental de mi acción gubernativa realizar los máximos esfuerzos para avanzar, lo más rápidamente posible y en el marco de la legislación vigente, en la indagación de hechos tan dolorosos como lo es la desaparición de personas, acaecida durante el período del gobierno militar (1973-1985), en mi país”.
“Para nosotros es un enorme dolor, pero a su vez también es el reconfortamiento que hay mujeres que han luchado tanto, que no han perdido su paciencia y que han luchado por los derechos humanos y por sus hijos”, resumió Berta Sanseverino, presidenta de la Comisión de los Derechos Humanos de la alcaldía de Montevideo. Pero añadió, “yo lamento que se haya ido con esa gran deuda que le quedó debiendo el gobierno uruguayo al no haberle respondido nunca qué pasó con su hija aquel día de 1976”. Tota Quinteros destinó los últimos 24 años de su vida a saber, a tratar de conocer el paradero de su hija desaparecida. La muerte la sorprendió sin alcanzar su objetivo.

 

 

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