Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
ESPACIO PUBLICITARIO


Bagnasco le pidió ayuda a Garzón
en la causa por el robo de bebés

A pedido de la defensa de Massera, el juez le solicitó a su par español que le tome declaración a una ex desaparecida.

El juez Adolfo Bagnasco solicitó a Garzón que cite a declarar a Silvina Labayru.
La mujer dio a luz a una niña en la ESMA y Astiz la acompañó a anotarla. Las liberaron en junio del ‘78.

Silvina Labayru fue secuestrada el 29 de diciembre de 1976. Cuatro meses después dio a luz una niña en la Escuela de Mecánica de la Armada. A diferencia de la mayoría de las detenidas en sus mismas condiciones, Labayru pudo salir de la ESMA y del país con su hija. La defensa del ex dictador Emilio Eduardo Massera pretende utilizar este caso como refutación de la existencia del plan sistemático para apropiarse de hijos de desaparecidos. El juez federal Adolfo Bagnasco solicitó a su par español Baltasar Garzón que le tome testimonio a la mujer.
Bagnasco cursó ayer un oficio a Garzón en el que acompañó el cuestionario que desea que responda Labayru. Funcionarios judiciales aseguraron que la medida fue tomada a pedido de los fiscales Eduardo Freiler y Federico Delgado, luego de que la mujer, radicada en España, expresara su voluntad de declarar en la causa. La sobreviviente de la ESMA habría tomado esta decisión luego de enterarse que su nombre fue utilizado por la defensa de Massera.
El abogado del Almirante Cero, Miguel Angel Arce Aggeo, mencionó el caso Labayru en su apelación al procesamiento y lo puso como ejemplo para argumentar que el plan para apropiarse de los hijos de desaparecidos no era sistemático o, como dijo a este diario, “por lo menos en lo que respecta al conocimiento del Comandante en Jefe”. Para el mismo fin, la defensa del ex dictador también trató de tergiversar la historia de Emiliano Hueravilo, recuperado por su familia en la Casa Cuna después de haber nacido en la ESMA.
Labayru fue secuestrada el 29 de diciembre de 1976 en la esquina de Azcuénaga y Juncal. Tenía 20 años y estaba embarazada. Según la investigación del periodista Uki Goñi Judas, la verdadera historia, El Angel Rubio se enamoró de la mujer, pero no fue correspondido.
El 26 de mayo de 1977 el ex marino se presentó junto con la mujer en el Registro Civil para anotar a la criatura que había nacido en la ESMA a fines de abril de ese mismo año. Astiz tenía documentos elaborados en el sótano del centro clandestino a nombre de Alberto Lennie, el verdadero padre de la niña que estaba refugiado en Brasil. En los papeles que la pareja presentó en el Registro Civil figuraba que la beba había nacido el 18 de mayo de 1977 en el domicilio de sus abuelos maternos.
En junio de 1978 Labayru partió con su hija rumbo a Madrid. Pero antes, en diciembre de 1977, acompañó a Astiz en su infiltración en el grupo de familiares de desaparecidos que se reunían en la Iglesia de la Santa Cruz. Como consecuencia de ese operativo fueron secuestradas las monjas francesas Alice Domon y Leonie Duquet y la fundadora de las Madres de Plaza de Mayo Azucena Villaflor. La misma Labayru lo aseguró en el testimonio que dio a la Conadep en 1984. La mujer también declaró en la causa por genocidio y terrorismo que instruye Garzón.
Aunque ya hubo pedidos de intercambio de documentación entre Garzón y Bagnasco, ésta es la primera vez que el juez argentino le pide al español que tome un testimonio para su causa. En 1998 ambos magistrados protagonizaron una pequeña disputa. Bagnasco viajó a Madrid para tomar declaraciones para su causa pero hizo su trabajo en la embajada porque no cumplió con los trámites formales para realizar las diligencias en España. El juez que investiga el robo de bebés durante la última dictadura se molestó porque Garzón no había respondido un pedido de colaboración que, en realidad, el magistrado español nunca había recibido. El papel proveniente de Buenos Aires había sido interceptado por la fiscalía de la Audiencia Nacional, que desde el comienzo se opuso a la labor de Garzón.

 


 

MEXICO DECIDE EL FUTURO DE CAVALLO
Una resolución histórica

“Va a ser una resolución histórica”, dijo a este diario el juez mexicano Jesús Guadalupe Luna Altamirano, quien mañana a las cuatro de la tarde (una de México) anunciará su decisión sobre el pedido de extradición a España del represor argentino Ricardo Miguel Cavallo.
El escrito que está preparando el juez ya tiene más de 700 páginas. Las señales indican que el resultado será positivo. Un rumor que circuló en los tribunales mexicanos sugiere que Luna Altamirano podría opinar que el represor argentino debería ser juzgado en México en vez de ser trasladado a España. De cualquier manera, la palabra final la tendrá la Secretaría de Relaciones Exteriores, que en 20 días deberá definir su posición. Pero si los abogados de Cavallo inician una acción de amparo, todo podría demorarse un año más.
Ayer una docena de organizaciones de derechos humanos de Argentina, España y México presentaron una carta al secretario de Relaciones Exteriores, Jorge Castañeda. Allí expresaron que “independientemente de la resolución del juez compete al Poder Ejecutivo asegurar que el Estado mexicano cumpla con las diversas obligaciones que ha contraído a nivel internacional”. “Por razones de la más estricta justicia, por la enorme importancia de crear un primer precedente histórico que permita abrir cauce al ejercicio de la jurisdicción universal para el respeto de los derechos humanos, tenemos confianza en que el nuevo gobierno cumplirá con los compromisos asumidos por la nación de respetar y fomentar los derechos humanos”, dice la carta.

 

OPINION
Por Pedro J. Kesselman*

Otro político es posible

La breve crónica periodística da cuenta de la muerte del concejal frepasista pampeano de la localidad de La Humada, Ramón Morales. Víctima de graves quemaduras, dio su vida por concebir la función representativa sobre la base de principios que fueron razón de ser inicial de la fuerza política que integraba: estar junto al pueblo, asumiendo cabalmente y hasta las últimas consecuencias su rol representativo.
El fuego que amenazaba a la localidad en la que ejerció su cargo lo llevó a participar en una brigada que con escasos medios enfrentó el peligro. Seguramente, pudo optar por sentarse a la mesa pueblerina del bar más cercano a su domicilio y desde allí, conforme al moderno sentido del ejercicio político tomado como profesión, hacer declaraciones sobre los incendios y los modos de apagarlo. Optó por entender la política como servicio, y la representación popular como una responsabilidad que le imponía participar activamente, dando el ejemplo, en la lucha para resolver los padecimientos de su pueblo.
Valga su inmolación como ejemplo para tantos que olvidando estos principios éticos elementales han optado por apartarse de las necesidades y dolores populares, dejando de lado a quienes, en algún momento, los eligieron para acompañarlos en los cambios necesarios que eviten y apaguen el fuego neoliberal en que se consume nuestra sociedad. Esos políticos, a diferencia de Morales y otros que como él mantuvieron los principios fundacionales de la fuerza que integran, prefirieron abandonar los mismos para danzar al son de la música de los poderosos en la hoguera de sus vanidades.
Por cierto, no es inexorable que la muerte sea la única consecuencia de ser fiel al ejercicio político signado por la coherencia. Pero el ejemplo de Morales nos obliga a pensar que existe otro modo de ser político: el de estar codo a codo con su pueblo (con la gente, al decir de algunos), con menos discursos vacíos y contradictorios, y más actitudes concretas que demuestren fidelidad al mandato recibido y a las banderas que alguna vez se levantaron, por cierto no para esconderlas luego en el desván de la defraudación.

* Convencional nacional constituyente (m.c.). Abogado laboralista.

 

PRINCIPAL