Por Claudio Zlotnik
La caída en la tasa
de interés pagada por el Gobierno para renovar deuda tendrá
un impacto positivo en la economía familiar y en las empresas.
En un relevamiento realizado por Página/12, los bancos adelantaron
que mejorará el acceso al crédito de la gente y las compañías.
De todos modos, cada uno de esos agentes económicos tendrán
tiempos diferentes hasta poder disfrutar de ese escenario financiero más
aliviado. Las tasas de interés que más rápido descenderán
serán las que más escalaron durante la crisis, como el descubierto
en cuenta corriente, la venta de cheques diferidos y los préstamos
de corto plazo que toman las empresas. Los financistas también
pronostican un retroceso de los créditos hipotecarios a tasa variable
y en los prendarios. Y una disminución mayor en las tasas de los
plazos fijos. En cambio, por ahora, no habrá que esperar una mejora
sensible en los préstamos personales para el consumo. En la city
prevén que este año las entidades financieras tendrán
mayor disponibilidad de fondos para prestar.
La rebaja en el costo del dinero es consecuencia directa de la distensión
que se percibe en mercado financiero después de que José
Luis Machinea anunciara el blindaje y la Reserva Federal recortara en
medio punto la tasa de corto plazo. La primera señal favorable
se registró a comienzos de esta semana con la caída de la
tasa interbancaria. El call, que terminó el año en niveles
del 15 por ciento, ayer cerró al 6,75 por ciento anual (ver aparte).
Ante el nuevo escenario, los bancos empezaron a ajustar hacia abajo el
resto de las tasas. Redujeron lo que cobran por el descubierto en cuenta
corriente en pesos, que retrocedió del 55 al 40 por ciento anual.
También hubo un descenso para los cheques diferidos. En promedio,
la tasa que cobran las entidades financieras para descontar esos documentos
a 30 y 60 días bajó del 25 al 11 por ciento anual. Finalmente,
se evidenció una caída en las líneas que toman las
empresas.
Las compañías líderes que, en la última semana
del 2000, padecían una tasa del 15,3 por ciento anual en promedio
por los préstamos en pesos, ahora pagan el 12,6. En los créditos
dolarizados, la caída resultó del 13,3 al 11,2 por ciento.
Para las pymes buenas pagadoras, las tasas cedieron en diez puntos, desde
un tope del 30 por ciento anual. La mejora va a ser muy clara especialmente
en los créditos del corto plazo, que son los que más suben
cuando hay turbulencias, señaló, en diálogo
con Página/12, Javier Finkman, economista jefe del HSBC.
¿Qué va a pasar con el resto de los préstamos? En
principio, los banqueros estiman que habrá una corrección
hacia la baja en las líneas hipotecarias que se pactan a tasa variable.
En este tipo de créditos, los bancos la ajustan cada tres o cuatro
meses de acuerdo con la evolución de la tasa internacional. Después
de la trepada del último año, la Libor (referente utilizado
por la mayoría de las entidades financieras) cayó del 6,65
al 5,40 por ciento anual en el último mes y medio. Y esta merma
se trasladará automáticamente a las cuotas que pagan quienes
ya tomaron un crédito.
En cambio, no se prevén modificaciones en los préstamos
a tasa fija, que se sitúan en torno del 11,5 por ciento anual,
sin contar los seguros y gastos totales. Pese a la crisis, los costos
se mantuvieron. Y seguirán en el mismo nivel, apuntó
a este diario Martín Lang, responsable del área hipotecarios
en el BankBoston.
Otra de las áreas donde se esperan mejoras es en la de los créditos
prendarios. Así se alentarían al sector automotor, uno de
los más castigados por la recesión. Estamos evaluando
una rebaja de entre dos y tres puntos en la tasa, reveló
Alberto García Carmona, directivo de la General Motors.
El descenso en las tasas también afectará a los ahorristas,
pero en este caso no para mejor. Los bancos vienen ajustando a la baja
lo que pagan por los depósitos a plazo fijo. En promedio, el rendimiento
de lascolocaciones en pesos cayó del 10,7 al 8,8 por ciento anual
desde que se inició el año. Y el retroceso fue del 8,2 al
7,5 por ciento para los depósitos dolarizados.
Por ahora, el clima festivo en el mercado monetario no alcanza para que
disminuyan las tasas que cobran las tarjetas de crédito para financiar
consumos ni para los préstamos personales. Fuimos prudentes.
En medio de la crisis dejamos las tasas de las líneas personales
en torno del 20 al 25 por ciento. Y, por ahora, quedan ahí,
apuntó a este diario Daniel Llambías, director del Banco
de Galicia.
Para los financistas, la suerte de este año dependerá de
si el riesgo país sigue cayendo y de si la economía, por
fin, se reactiva. El nivel de las tasas es equivalente al del promedio
de los primeros ocho meses del año pasado. Pero aún se encuentran
por encima de las del 99. Bajarán más si se regenera
la confianza, previó Eduardo Rodríguez Diez, economista
de la Fundación Capital.
Sigue la bajante
Las tasas de interés en el circuito financiero continuaron
en línea descendente, al pactarse operaciones de call al
6,75 por ciento anual, tanto en transacciones en pesos como en dólares.
En ese escenario de distensión, que afloja presiones sobre
el equipo económico, la plaza bursátil también
se movió en el nuevo clima festivo que predomina en la city.
Las acciones líderes terminaron con una leve ganancia de
0,4 por ciento, extendiendo así la racha positiva que permite
al Merval acumular una ganancia de 6,5 por ciento en las últimas
tres ruedas, ampliando la utilidad a 18,6 por ciento en lo que va
del año. Para los corredores, además del repunte de
las cotizaciones, el incremento de los negocios en el recinto constituye
la señal más alentadora. Ayer el giró alcanzó
los 42 millones de pesos, detectándose órdenes de
compra de importantes bancos de inversión internacionales,
que hasta hace pocos días estaban ausentes de la plaza local.
El balance de la sesión fue casi equilibrado: 45 alzas contra
43 bajas. A la vez, los títulos públicos cerraron
con una insignificante caída del 0,1 por ciento promedio.
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¿Qué
pasará con casas y autos?
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Guillermo Rivanera,
de Tizado Propiedades
Sin cambios
La tasa de interés de los créditos hipotecarios
no muestran variaciones importantes desde 1998. Lo que cambió
en este negocio fue la demanda de inmuebles, que cayó un
40 por ciento en los últimos dos años. Más
que un descenso en los costos de los préstamos, quienes estamos
en el negocio inmobiliario esperamos un cambio en las expectativas
y en el estado de ánimo de la gente que impulse la actividad.
El público sigue teniendo temor a endeudarse. Todavía
no hay demasiados motivos para ilusionarse porque el blindaje financiero
por sí solo no va a reactivar el consumo. Tampoco se puede
culpar de la situación a los valores de los activos, que
también se han mantenido estables en los últimos años.
Alberto García Carmona,
de General Motors
Más ventas
Tarde o temprano, la caída de la tasa pagada por
el Gobierno se reflejará en una disminución para el
sector privado. Nuestros técnicos están analizando
una rebaja de las tasas, pero aún desconocemos la magnitud
que tendrá. Tampoco sabemos si una caída en los costos
de los préstamos será suficiente para mejorar las
ventas del sector, aunque de cada diez vehículos que se colocan,
tres se ubican a través de créditos prendarios. En
el corto plazo, tasas más bajas no influirán demasiado
en las ventas. Creo que primero la gente tendrá que percibir
una mejora de la economía. En ese sentido, la baja de la
tasa de interés es el primer paso para la reactivación.
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BLINDAJE,
FED Y EXPECTATIVAS DE LA GENTE
Claves de lo que viene
Por C.Z.
En la city son optimistas respecto
de las perspectivas financieras del 2001. No tanto porque las tasas de
interés consolidarán una tendencia descendente mucho más
ambiciosa de la que se percibe actualmente en los bancos, sino porque
los financistas perciben que el escenario económico será
más benévolo que en los últimos dos años.
En ese marco, el blindaje y la baja de la tasa en los Estados Unidos son
determinantes para mejorar el clima de negocios.
Tras las turbulencias de fin de año, los banqueros volvieron a
pensar en convocar a los consumidores a tomar créditos. La noticia
del auxilio financiero los alentó a abrir nuevamente las líneas
que habían suspendido. Con ese puente de plata millonario, lo más
probable es que el Gobierno deje de absorber capitales de la plaza local
para refinanciar deuda, dejando esa masa de dinero para que las entidades
financieras presten al sector privado. Lo que no significa que las tasas
de interés vayan a caer por el tobogán. Más bien,
esto último depende de lo que ocurra en el contexto internacional.
Si la Reserva Federal sigue recortando el costo del dinero, el flujo de
capitales hacia la Argentina se incrementará y los costos bajarán.
Después, quedará como decisión última de las
entidades trasladar ese recorte a sus líneas crediticias. Y, aunque
ello suceda, todavía es una incógnita si se incrementará
la demanda de esos préstamos. Por eso, la apuesta de los banqueros
es que la economía empiece a despegar, de la mano de las inversiones
inducidas por el Gobierno, como el plan de Infraestructura y en las telecomunicaciones
para que, finalmente, la gente pierda el miedo a consumir y endeudarse.
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