Por Cecilia Sosa
Los contadores son amantes de
los números. Y, al parecer, su amor es correspondido. Un estudio
de la UBA reveló que el 95 por ciento de los contadores graduados
recientes de esa universidad tiene empleo y que el 65,3 está conforme
con su sueldo. De hecho, la mayoría de los casos investigados recibe
salarios superiores a los 1600 pesos. El 80 por ciento dice, además,
estar satisfecho con la posición y la jerarquía profesional
alcanzadas. Como contracara, el informe mostró que los sueldos
más bajos se concentran entre las mujeres. “Los contadores
no son un ejemplo representativo de la tendencia general para los universitarios
–advirtió a Página/12, por si hacía falta, el
sociólogo e investigador del Conicet Julio Testa, director del
estudio–. Los contadores son uno de los pocos grupos que se salvan,
que se siguen aferrando al mercado de trabajo cuando el desempleo alcanza
al 25 por ciento. Se han ido adaptando al nuevo contexto de globalización
incorporando saberes que se ajustan a la necesidades de las empresas.”
El estudio realizado por el Laboratorio de Análisis Ocupacional
de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA) concluyó a fines del
2000 y se titula “La situación laboral y profesional de egresados
recientes de la carrera de Contador de la Facultad de Ciencias Económicas
de la UBA”. Abarcó una muestra de 110 egresados en 1994.
“El escaso crecimiento del PBI, el desarme de la industria, el reacomodamiento
empresarial, el recambio de la fuerza de trabajo y el amplio predominio
del sector financiero son variables que convierten a los contadores en
un elemento clave dentro del mundo actual –explicó Testa–.
Aunque ya desde la Edad Media fue una de las primeras actividades a las
que se dedicaron los burgueses para proteger la propiedad privada.”
Según la investigación, el 80 por ciento de los graduados
está satisfecho con la posición alcanzada, contra un 18,4
de disconformes. También el 80 por ciento se desempeña en
empresas privadas, donde muchos se abocan a tareas impositivo-tributarias
(44 por ciento) y los demás, a la gestión administrativa
general (25,5) y la actividad financiera (10). Por si fuera poco, el 80
por ciento se muestra satisfecho con las funciones que cumple en su trabajo.
En diálogo con este diario, un contador graduado hace dos años
contó su experiencia: “Un año antes de recibirme empecé
a trabajar en un estudio –dijo César Halladjian–. Estoy
contento: cubro un espectro de actividades muy amplio y, desde que entré,
me aumentaron el sueldo dos veces”, celebró.
¿La satisfacción depende del nivel de ingresos? Claro está.
Los sueldos que perciben perfilan a los contadores como a una de las profesiones
más prósperas: el 55 por ciento de los casos estudiados
gana más de 1600 pesos al mes y el 39 por ciento, entre 800 y 1600
pesos. Sólo el 6 por ciento recibe menos de 800. En ese contexto,
el 65,3 se muestra contento con su sueldo. Los descontentos son el 34,7.
Dentro de la bonanza relativa, la mayoría de los contadores perjudicados
son las profesionales mujeres. Mientras casi el 70 por ciento de los hombres
cobra más de 1600 pesos, sólo el 45 por ciento de las contadoras
alcanza a ganar esa cifra. La mayor parte de ellas percibe entre 800 y
1600. “Trabajo en estudios contables desde que tenía 17 años
–contó Cecilia Rossi (26), graduada en el ‘99–.
Empecé la carrera porque pensé que iba a conseguir fácil
un buen trabajo. Pero no fue tan así. Trabajo seis horas y gano
500 pesos. Muy poco”, aseguró. “Muchos de mis compañeros
trabajan en grandes empresas. Pero están dispuestos a trabajar
hasta los sábados, doce horas, por 800 pesos. Yo no lo haría”,
agregó Rossi, que además es docente en Económicas
y estudiante de Sociología.
Contra el pesimismo generalizado, los contadores recientes creen que su
situación mejorará en el futuro: eso dice el 46,2 por ciento.
Sólo un mínimo 3,8 es definitivamente pesimista. Con todo,
el director del Laboratorio de Análisis Ocupacional, Julio Testa,
no augura un futuro tan auspicioso: “En los últimos años,
la cantidad de estudiantes de Económicas creció muchísimo.
Ahora se gradúan más de mil contadores por año. Además,
las empresas están empezando a alcanzar sus techos internos –advirtió–.
Una nueva investigación seguramente mostrará que para los
nuevos graduados la situación será cada vez más difícil.
La mano de obra es un mercancía que inevitablemente se reemplaza
por tecnología, ya lo dijo Carlitos Marx.”
�Puede resultar frustrante�
El decano de Ciencias Económicas, contador Carlos Degrossi,
prefiere la cautela ante los resultados del estudio sobre los contadores.
“Una visión exitista puede terminar resultando frustrante.
Aunque el egresado de Económicas encuentre empleo con más
facilidad que otros, cada vez se nota más el subempleo.”
Y alertó: “Nuestra preocupación es cómo
va a absorber el mercado la cantidad de graduados que estamos produciendo”.
Desde que Ciencias Económicas reformó su plan de estudios
en 1996, la matrícula explotó hasta superar los 60
mil estudiantes y convertir a la facultad en la más poblada
de América latina. A su vez, la carrera de Contador es la
más poblada de la facultad: hoy cuenta con 20.567 alumnos.
Los 40 mil alumnos restantes se reparten entre las carreras de Administración
de Empresas, Economía, Sistemas de Información y Actuario.
La relación se repite a la hora de egresar: el año
pasado (2000), sobre un total de 2294 graduados de Económicas,
1569 personas se recibieron de contadores. En 1999 fueron 1786 sobre
2511.
“La matrícula de la facultad se duplicó en los
últimos seis años. Influyó mucho la mala difusión
que tuvo la reforma. Se dijo que la carrera se había acortado.
Pero, para un alumno part-time, es muy difícil cursar más
de 6 materias por año y el total sigue siendo 32. Hay una
deserción muy grande”, dijo. Para Degrossi, que también
ejerce la profesión en un estudio, los contadores están
sintiendo la crisis “al igual que todas las profesiones independientes.
Aunque es probable que el golpe sea menos duro”. La diferencia
residiría en las múltiples tareas que puede cumplir
un contador. “La complejidad de la economía hace cada
vez más necesario el apoyo profesional. Todas las empresas,
aun las más pequeñas, aun en crisis, requieren auxilio
profesional. A diferencia de los ingenieros o los arquitectos, para
quienes, si no hay obra, no hay trabajo.”
|
|