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La Corte decide hoy si autoriza
el parto de un bebé que morirá

El procurador general recomendó que se acepte inducir ahora el parto de una mujer con siete meses de gestación, ya que el bebé padece una enfermedad que provocará su muerte al nacer.

Perla Prigoshin es abogada de la mujer que reclama poder adelantar su parto.
“Ella está muy, muy angustiada y expectante ante la inminente resolución de la Corte.”

Por Mariana Carbajal

El procurador general de la Nación, Nicolás Becerra, recomendó a la Corte Suprema de Justicia autorizar la inducción del parto o, eventualmente, la realización de una cesárea a una mujer que acaba de ingresar al octavo mes de embarazo y está gestando un feto sin cerebro ni calota craneana, que indefectiblemente morirá al nacer. El caso será tratado hoy por los miembros del máximo tribunal, que ante un pedido de la abogada de la madre, Perla Prigoshin, y debido al avanzado grado de gestación, resolvieron habilitar la feria judicial. En manos de los ministros está la posibilidad de poner fin al tormento que padece la mujer desde hace casi tres meses, cuando conoció el diagnóstico de anencefalia de la criatura. Desde entonces, S.T., de 35 años, espera un permiso judicial para acelerar el nacimiento y dejar de “ver una panza que crece haciendo crecer, a la vez, el anuncio mismo de la muerte”, según sus propias palabras.
El caso llegó a la Corte Suprema luego de que el asesor general de incapaces de la Ciudad de Buenos Aires, Roberto Cabiche, interpuso un recurso extraordinario contra el fallo del Tribunal Superior de Justicia porteño que autorizó la inducción del parto. En su dictamen, al que tuvo acceso Página/12, el procurador general de la Nación aconsejó a los ministros de la Corte “no hacer lugar” a la apelación de Cabiche. El escrito, de 21 páginas, llegó en los primeros días de esta semana a las oficinas del máximo tribunal. S.T. tiene fecha probable de parto para el 10 de marzo. Con su marido y una hija de 12 años vive en un barrio humilde de Ingeniero Budge, partido bonaerense de Lomas de Zamora.
“Ante el altísimo porcentaje de riesgo en el feto, sólo se debe reducir al máximo el riesgo de lesión a la integridad física de la madre”, consideró Becerra en su dictamen. Al respecto, descartó de plano que el hecho de adelantar el parto, para poner fin al padecimiento psicológico de la mujer de llevar en sus entrañas un feto que no tiene posibilidades de sobrevida, constituya un aborto, como sostuvo Cabiche. “Para decirlo en términos absolutamente claros: no se trata de un supuesto de aborto” –indicó Becerra–, ya que “de producirse la muerte del producto de la gestación la totalidad del riesgo que desemboca en el curso lesivo provendrá de causas naturales ajenas al propio adelantamiento”. Finalmente concluyó: “Todo ello permea de racionalidad, ética y jurídica, a la solicitud de la madre y legitima la autorización judicial para el adelantamiento del parto”. El procurador general se mostró partidario de contemplar la “objeción de conciencia” a los médicos que deban llevar adelante el procedimiento.
El acuerdo extraordinario de la Corte se celebrará hoy a partir de las 10. Según confirmaron dos fuentes del máximo tribunal a Página/12, con excepción de Adolfo Vázquez, los restantes ministros emitirán su voto a pesar de la feria judicial. Algunos de ellos dejaron su posición escrita ayer. “Espero que la Corte respete el derecho a la salud consagrado en el artículo 20 de la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires, entendido en el sentido integral que establece la Organización Mundial de la Salud, que abarca la salud psíquica y social, además del bienestar físico; y que respete el fallo del Tribunal Supremo de Justicia porteño”, sostuvo la abogada Prigoshin. Nunca antes el máximo tribunal tuvo que resolver sobre un caso similar, de acuerdo con la memoria de varios juristas consultados por este diario.
“S.T. está muy, muy angustiada y expectante ante la inminente resolución de la Corte”, contó Prigoshin. La batalla legal de la mujer comenzó casi tres meses atrás, luego de que el 17 de octubre en la Sardá le informaron que el feto que gestaba no tenía cerebro ni calota craneana y “viabilidad nula” en la vida extrauterina. La mujer pidió entonces a los médicos que le realizaran un parto inducido para poner fin a la situación “altamente traumática” que experimenta por el hecho de seguir adelante con el embarazo, sabiendo que indefectiblemente la criatura no vivirá. En la maternidad porteña se negaron a realizar el procedimiento sin unaautorización judicial. S.T. presentó un recurso de amparo. Su solicitud fue rechazada en primera y segunda instancia. Apeló y el 26 de diciembre obtuvo un fallo favorable del Tribunal Superior de la Ciudad, que fue considerado “ejemplar” por especialistas en bioética por contemplar la salud psíquica de la mujer.

 

OPINION
Por Dr. Carlos R. Gherardi *

El derecho de la madre

Una madre embarazada que cursa el octavo mes sabe hace tres meses que lleva en su útero un feto anencefálico, que por definición nacerá muerto o morirá inmediatamente luego de nacer o al cabo de unas horas después. En este tiempo no ha logrado aún que se atienda a su solicitud de interrupción del embarazo a pesar del dictamen favorable del Comité de Etica de la Maternidad Sardá, donde se atiende, que privilegió el principio de autonomía de la madre. La judicialización de la decisión médica motivada por ciertas dudas en la norma jurídica y cierta tendencia a la práctica de una medicina defensiva no alcanzan a explicar ni a justificar la tortura psicológica que significa saber el final anunciado de este embarazo y la imposibilidad hasta hoy de efectuar su interrupción en un hospital público.
Después de dos primeras instancias desfavorables, el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de Buenos Aires autorizó la práctica solicitada por la madre (inducción anticipada del parto), en un fallo ejemplar que marca un punto de inflexión en la historia de los derechos de la madre embarazada, cuando se privilegia el derecho a la protección de su salud física y psíquica evitando la condena de proseguir una gestación con un feto inviable en su vida extrauterina. Aquí hay una sola vida y una sola salud que privilegiar, y es la de la madre, que ya bastante sufrimiento tiene con saber que éste, su segundo embarazo, muy buscado, terminará infedectiblemente con un feto muerto.
No obstante, inexplicablemente, se apeló la medida y el caso está en la Corte Suprema de la Nación que se reunirá para un fallo definitivo. Esperamos con confianza la ratificación del derecho de la madre de proteger al menos su salud psico-física en medio del infortunio de gestar un feto anencefálico. Si no fuera así, asistiríamos, como tantas veces, a la discriminación de quienes por su situación socio-económica deben atenderse en el hospital público.

* Director del Comité de Etica del Hospital de Clínicas (UBA) y docente de Bioética de la Facultad de Medicina (UBA).

 

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