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BULLRICH ANUNCIO UNA “DEMOCRACTIZACION” DE LA VIDA SINDICAL
“Yo no voy a patear la pelota afuera”

A diferencia de otras administraciones, la ministra de Trabajo aseguró a Página/12 que esta vez las reformas se harán �sí o sí: por ley, por resolución o por reglamentación de leyes anteriores�.

Ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, al borde de una nueva batalla con el gremialismo.

Por Diego Schurman

Terminar con el modelo de CGT única. Posibilitar que haya más de un sindicato reconocido por sector. Y permitir la participación de las minorías en las conducciones de los gremios, además de regular estatutos y convenios. Esa es la ambiciosa apuesta de Patricia Bullrich, quien ayer confirmó a Página/12 la decisión del Gobierno de modificar la vida interna de los sindicatos. Para la cruzada “democratizadora” la ministra se valió de un viejo pedido que en ese sentido realizó la Organización Internacional del Trabajo (OIT). “Con la ley Bullrich puedo pasar a la fama. Si uno está acá, tiene que tratar de hacerlo. Yo ya no doy marcha atrás”, señaló la funcionaria.
–Veo que sigue haciendo esfuerzos para ganarse la simpatía sindical.
–Sí (se ríe). Ellos ya sabían porque en noviembre se creó una comisión tripartita en la que están representados. Pero nadie le dio bolilla.
–¿Y qué cambió desde entonces?
–Que ya pedimos a la OIT un experto para abordar el tema. No vamos a patear la pelota como hicieron otros.
–Si Alfonsín no pudo cambiar la vida interna de los gremios y Menem desistió, ¿por qué cree que De la Rúa lo logrará?
–Le voy a contar unos pormenores. Cuando asumí, una de las primeras cosas que de las que hablo con la CGT es de las objeciones de la OIT a la vida sindical. Por ese tema Anselmo Riva (viceministro de Trabajo) tomó contacto con (el titular de la OIT, Juan) Somavía en un viaje en el que estuvieron Rodolfo Daer (CGT) y Daniel Funes de Rioja (UIA). Fue una reunión tripartita, no se pueden sorprender.
–Por entonces no sabían que usted se iba a animar a impulsar la desregulación de las obras sociales y la reforma previsional.
–Quizás había más espacio de manejo. Es verdad, hoy la lectura que ellos hacen de las cosas es distinta. Pero ya es tarde. Ahora estamos a contrarreloj porque el 8 de marzo tenemos que llevar al Consejo de Administración de la OIT un avance de lo que evalúe la comisión tripartita. Es más, yo viajo a Ginebra la primera semana de febrero para que un representante de la OIT se integre a la comisión.
–¿Cuáles son los principales aspectos a modificar de la vida sindical?
–Hay tres temas. Si puede haber más de un sindicato por rama de actividad. Si puede haber más de una central sindical. Si puede participar la minoría en las conducciones sindicales.
–Eso va de la mano de las objeciones de la OIT. ¿Pero hay propuestas propias?
–Claro. Por ejemplo rever algunos estatutos. No queremos que un estatuto pueda decidir la convocatoria a una elección con tres años de anticipación. Por ejemplo el SOMU (Sindicato de Obreros Marítimos Unidos) llamó a elecciones un año antes para asegurarse volver a tener la conducción. Estos temas hay que trabajarlos. No hay que tener miedo.
–Para usted el actual sistema sindical no es democrático, ¿no?
–(Risas.) Yo no lo voy a decir porque me lo va a poner de título.
–La CGT dice que los cambios atomizarán el poder sindical.
–Ellos están de igual a igual con nosotros en esta comisión y escucharemos allí su posición y la discutiremos.
–Si no hay acuerdo, ¿qué pasa?
–Vamos a tener una sanción internacional. Si el Presidente actuó por una sanción internacional por el tema de La Tablada, aquí también tenemos que hacer cargo, ¿o no? De la Rúa dijo que es fundamental para el país. Da seguridad jurídica y previsibilidad. A nadie favorece estar mal visto ante la OIT por no cumplir con leyes internacionales que, además, tienen rango constitucional.
–¿Los cambios saldrían por ley?
–Depende. Puede ser por ley o por resolución del ministerio o reglamentación de leyes anteriores. No descarto ningún instrumento.
–En privado, las tres centrales (la CGT oficial de Daer, que el Gobierno reconoce, y la CGT rebelde de Hugo Moyano y la CTA de Víctor De Gennaro) ¿mostraron disponibilidad para abordar el tema?
–Daer y Moyano están con el actual sistema. De Gennaro quiere cambiar.
–La “Ley Mucci”, que durante el alfonsinismo buscó democratizar los gremios, pasó a la fama por no ser sancionada. ¿Realmente cree que la “ley Bullrich” conseguirá lo contrario?
–Sí, con la ley Bullrich (risas) puedo pasar a la fama. Si uno está acá, tiene que tratar de hacerlo. Yo no doy marcha atrás.
–Las primeras reacciones públicas indican que va a ser difícil.
–Como salió en la tapa de Clarín los sindicalistas temen que se quiera ir un poco más allá.
–No es para menos: quiere cambiar un viejo esquema de poder sindical...
–Ellos saben que tienen que dar un paso porque saben de la sanción de la OIT. El miedo es el tamaño de ese paso. Temen que nosotros demos un paso de zanco y ellos, un pasito. Pero saben que un paso tienen que dar. Admitir que tienen que dar un paso ya es, valga la redundancia, un paso.
–Tienen derecho a pensar en los pasos de zancos de un gobierno que en un año produjo una reforma laboral, una desregulación de las obras sociales y una reforma previsional.
–Bueno, yo no prometo nada. A mí me gustan las cosas transparentes. Nada por atrás. Cuando tome contacto con Somavía, veré cuál es el paso necesario que hay que dar para satisfacer los reclamos internacionales.
–¿Cómo negociar con sindicalistas que la calificaron de “tarada”?
–No me detengo en eso. Uno tiene que saber tragarse sapos. Cuando fui a ocuparme del tema de las cárceles, en La Nación me sacaron un editorial diciendo “cómo ponen una persona que no conoce eso y piripipí”. Yo saqué a relucir, como lo hago ahora, una discusión pública en un tema que, como decía Scalabrini Ortiz, estaba en el subsuelo de la patria.
–¿Qué quiere lograr?
–Que la Argentina deje de ser un país sancionado por la OIT.
–Indefectiblemente cuestiona las actuales conducciones sindicales...
–Yo lo dije así, no le voy a dar un título.

 

Comisión tripartita

La comisión tripartita creada el 21 de noviembre del año pasado por el Ministerio de Trabajo para analizar las observaciones que la Organización Internacional del Trabajo realizó a la Ley de Asociaciones Sindicales estará integrada por:
Daniel Funes de Rioja (Unión Industrial Argentina)
Carlos Echezarreta (Coordinadora de Actividades Mercantiles Empresarias)
Ricardo Fraboshci (Cámara Argentina de la Construcción)
Carlos Melían (Asociación de Bancos de la República Argentina)
Alberto Tomassone y Lucio Garzón Maceda (CGT oficial)
Héctor Recalde (CGT rebelde)
Horacio Meguira (CTA)
Anselmo Riva, Guillermo Alonso Navone, Gerardo Juara (gobierno nacional).

 

Dos en contra, una a favor

La CGT oficial y la CGT rebelde se opusieron a la reforma sindical auspiciada por el Gobierno mientras que la CTA manifestó ver con buenos ojos la iniciativa.
El titular de la CGT oficial, Rodolfo Daer, dijo que “la Argentina es uno de los países de mayor cantidad de sindicatos en el mundo. Tengamos cuidado, la CGT defiende la libertad, pero no el libertinaje, porque tener cuatro o cinco sindicatos por fábrica traería consecuencias desastrosas”. Con la misma dureza se expresó el secretario general de la Unión Personal Civil de la Nación (UPCN), Andrés Rodríguez, también de la CGT oficial. “Parece una provocación más que un intento de transparentar la tarea sindical.”
Por su parte, el asesor de la CGT rebelde, Héctor Recalde, advirtió que “hay que tener cuidado con la influencia de las empresas en la vida interna sindical, porque siempre hubo hijos y entenados”, mientras que el dirigente de ese sector Saúl Ubaldini aclaró que las directivas de la OIT “no son exigencias sino recomendaciones que van de acuerdo a cómo se toman” y recordó que la OIT en 1984 “se expresó en favor del modelo sindical argentino”.
Por su parte, la CTA se manifestó de acuerdo con la iniciativa ya que, según afirmó su secretario gremial, Víctor Mendivil, “el sistema sindical argentino está agotado”, por lo que propició un “nuevo modelo que permita la democracia sindical y la participación de las minorías”.

 

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