Por Romina Calderaro
El sol pega fuerte en el jardín
de la quinta que Aníbal Ibarra alquiló en Ezeiza para pasar
el verano. Es sábado al mediodía y el jefe de Gobierno porteño
está solo. Su esposa y su hijo menor descansan en Cariló
y el mayor está jugando al fútbol. Ibarra conversa con Página/12
y de a ratos corta la charla para evitar que sus cuatro perros Luna,
Garúa, Olivia y Larva, una cachorra enferma que sus hijos encontraron
en la calle se metan a la pileta. Más tarde interrumpe una
vecina que quiere saber si el frepasista tiene idea de cuándo vuelve
la luz que se llevó el temporal. Y un señor que pide subir
la intensidad del grupo electrógeno que Ibarra consiguió
para su casa y comparte con la de al lado. A la hora de las definiciones
políticas, el hombre asegura que al Frepaso le faltó establecer
reglas de funcionamiento dentro de la Alianza, que Carlos
Chacho Alvarez sería uno de los mejores candidatos
en la elección de este año en Capital, que no quisiera que
Cecilia Felgueras se postulara y que está conforme con su gestión
que es diferente de la que hizo en la ciudad el presidente Fernando
de la Rúa.
¿Cómo ve al Frepaso?
En un momento importante. Está gobernando en el marco de
la Alianza luego de la renuncia de Chacho, con un escenario de mayor estabilidad
y también con una demanda política clara que es profundizar
una cultura aliancista, que no pasa por declamar compromiso con la Alianza,
sino poder generar los espacios institucionales y compartir ámbitos
de decisión como coalición. No hay cultura aliancista en
la Argentina y hay quienes les cuesta y ven que la Alianza es una cosa
para mostrar, pero hacia adentro no hay un esquema de coalición.
Alvarez dice que el Frepaso no participa de las decisiones importantes
del Gobierno. ¿Usted coincide?
Sí, creo lo mismo. Efectivamente tiene que ver con la necesidad
de profundizar la cultura de coalición porque con el discurso no
alcanza. Hoy es muy menor el poder de decisión que tiene el Frepaso.
¿Cree que el Frepaso tiene que hacer alguna autocrítica?
Obviamente, creo que hay cosas que se deberían haber planteado
distinto desde el principio. Dentro de la coalición, nos faltó
establecer reglas de funcionamiento desde un primer momento. Y por cierto,
si uno mira para atrás, hay cosas que haría de otra manera.
Pero hacia adelante me parece fundamental poder dar respuesta en los lugares
donde estamos gobernando.
La gestión en el Ejecutivo de los frepasistas dejó
bastante que desear: la de Meijide, la de Caputo. ¿Qué cree
que falló?
Tienen ministerios que fueron conflictivos y que fueron flanco de
mucha crisis política. En el caso de Acción Social, mucha
discusión de los gobernadores... Uno hubiera preferido que no hubiesen
existido tantas dificultades. Pero lo importante es poder saldarlas y
avanzar en el aprendizaje de errores.
Si tuviera que explicarle a una persona que se acaba de afiliar
al Frepaso en qué anda Chacho, o si se lo preguntara alguno de
sus hijos, ¿qué le diría?
De mis hijos, el más chico anda con los pokémon y
el más grande, con Los Redonditos de Ricota.
¿Y al reciente afiliado del Frepaso?
Le diría que Chacho, después de un tiempo en el que
él mismo había decidido mantenerse en silencio, retomó
la comunicación con la sociedad y entró en un ritmo de discusión
política, de elaboración de medidas, de estrategia hacia
adelante por fuera de un cargo institucional. Hoy Chacho está muy
metido en el trabajo político mirando hacia adelante, preocupado
por las dificultades del país y generando iniciativas para poder
llevarlas a cabo en el gobierno nacional. Yo lo veo muy bien en términos
políticos. Usted es uno de los que plantea que él
tiene que ser candidato a senador. ¿Por qué?
Yo no dije que tiene que ser candidato. Me preguntaron si Chacho
era el mejor candidato. Primero dije que él no es candidato y yo
respeto esa decisión. Pero también dije que siempre fue
un excelente candidato y hoy también lo es. En términos
teóricos, si lo analizamos por fuera de la realidad, nadie puede
negar, nadie, ni desde el oficialismo ni desde la oposición que
Chacho sería uno de los mejores candidatos. Es uno de los máximos
referentes de la política y uno de los mejores estrategas de la
política en la Argentina en estos momentos.
Como jefe de Gobierno porteño, ¿se va a sentar a discutir
la lista de candidatos de la Capital?
No en mi condición de jefe de Gobierno. Como jefe de Gobierno,
gobierno la ciudad de Buenos Aires. Como presidente del partido Capital
del Frente Grande e integrante de la mesa del Frepaso por supuesto voy
a participar del proceso de discusión.
¿Le parece, como dijo Storani, que Cecilia Felgueras debe
acompañar en la lista a Alvarez?
Cecilia está trabajando mucho y muy bien en la ciudad y la
perspectiva es que continúe haciéndolo. Yo quisiera que
continuara.
Usted delegó en ella temas importantes como el Verano
en Buenos Aires y el Concejo de Inversiones. ¿Por qué?
Hemos constituido un buen equipo de trabajo donde están claros
los roles: yo como jefe de Gobierno y ella como vicejefa tenemos mucha
confianza en el trabajo, lo cual es importante. Hay un clima de trabajo
muy bueno y esto se traslada al gabinete. Yo no tengo un gabinete compartimentado.
¿Piensa hacer cambios en el gabinete?
No ahora, pero uno nunca está exento de hacer cambios. Y
es más: forma parte de una dinámica de gestión en
un momento determinado. No me asusta hacer cambios en el gabinete si fuera
necesario.
¿Cómo están las cosas con la UCR porteña?
Hubo algunos chispazos y votaron separados la ley de juego...
Hubo alguna diferencia en un punto de un artículo, pero hay
buena relación política.
¿Está conforme con su gestión?
Sí. Siempre uno quiere hacer más, pero pusimos en
marcha los objetivos que nos propusimos en la campaña. Pusimos
mucho énfasis en la educación y tenemos el mayor presupuesto
educativo en la historia de la ciudad de Buenos Aires. Dijimos que íbamos
a instalar escuelas bilingües y ya hay doce que entrarán en
funcionamiento en marzo. Dijimos que íbamos a desarrollar el sur
y estamos poniendo en marcha emprendimientos que van a significar un vuelco
muy importante en la zona. Hablamos de subterráneos y en marzo
empieza a cavarse el pozo de la nueva línea H. Dijimos seguridad
sin autoritarismo y pusimos en marcha un plan de prevención del
delito con participación comunitaria e invertimos ocho millones
de pesos en equipamiento de la Policía Federal. Además,
hemos bajado un punto el desempleo en esta gestión.
Hay gente que cree que su gestión es muy parecida a la de
Fernando de la Rúa. ¿Eso es bueno o es malo?
Son situaciones absolutamente distintas. De la Rúa tuvo que
afrontar lo que fue prácticamente un quiebre económico de
la ciudad y nosotros mantuvimos la situación de la ciudad sin generar
mayores impuestos, sin rebajar salarios, sin despidos. Hoy hay nuevos
objetivos y emprendimientos diferentes. Son gestiones diferentes.
¿Cuáles fueron el mejor y el peor momento que vivió
en estos meses de gestión?
El peor momento creo que fue cuando me enteré de que se había
abierto un pozo en una escuela y que habían caído tres chicas.
Fue un momento muy difícil, al principio de la gestión.
Ya habíamos advertido que había undeterioro de muchísimas
escuelas secundarias que nunca habían tenido inversión.
Hoy estamos reparando veinte escuelas. Son malos momentos, pero hemos
salido adelante. En ese colegio estaba el Joaquín V. González,
que nunca había tenido edificio propio. Se firmó un acta
con ellos en la que nos comprometíamos a que en dos años
les íbamos a conseguir un edificio. Lo compramos en dos meses.
Ese fue uno de los buenos momentos...
Esa fue la contracara. También es un buen momento todo lo
que es plan de verano del Gobierno de la Ciudad, que es una forma de ofrecerles
algo a las personas que no pueden irse de vacaciones.
¿Cómo se lleva con su vecino Carlos Ruckauf, el gobernador
bonaerense?
Me llevo bien, no tengo una relación hipócrita, no
niego las diferencias. Pero también nos hemos sentado a hablar
de cuestiones referentes al área metropolitana y sobre temas de
defensa civil.
¿Es cierto, como se comenta en el mundillo político,
que usted quiere ser presidente en el 2007?
Es una falta de respeto pensar en el 2007. Pienso en el 2001, en
el 2002. Y me quedo ahí, porque si te digo el 2003 vas a decir
que pienso ser candidato en el 2003.
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