Pocos tienen fe ya en las negociaciones de paz israelo-palestinas. El
mismo presidente norteamericano Bill Clinton admitió ayer que no
puedo permitirme mantener muchas esperanzas. En realidad, si todavía
existía optimismo, éste sólo podía depositarse
en las negociaciones que se celebraron ayer en la franja de Gaza. Es cierto
que éstas comenzaron anteayer y ese día no arrojaron ningún
resultado positivo, más bien todo lo contrario. Pero ayer entraron
a escena quizá los únicos actores que todavía pueden
rescatar algún tipo de compromiso de las ruinas del proceso de
paz. Premios Nobel de la Paz por su Acuerdo de Oslo en 1993, ayer el palestino
Yasser Arafat y el israelí Shimon Peres se reunieron en Gaza a
fin de intentar sentar las bases para reanudar el proceso de paz.
Hay que notar que Peres fue el primero en minimizar cualquier euforia
que pudiera surgir por esta nueva dirección gerontocrática
de las negociaciones. Si bien actualmente ocupa el cargo algo oximorónico
de ministro de Cooperación Regional, Shimon Peres es
quizá la figura israelí más respetada por los palestinos
y ciertamente tiene mejor diálogo con ellos que el premier Ehud
Barak. Peres estaba muy consciente de su importancia, y se había
rehusado a participar de los encuentros del viernes luego de que se anunciara
que Arafat no iría. Pero al mediodía de ayer las oficinas
de ambos anunciaron que se celebraría una reunión entre
ellos a las 7 de la tarde locales. El presidente Arafat ha aceptado
recibir a Peres y los otros negociadores, informó un portavoz
palestino.
Este encuentro buscaba antes que nada preservar el status quo. Peres hizo
hincapié en que el objetivo de esta reunión es asegurar
que, durante este período de transición (entre el fin de
mandato de Clinton el 20 de enero y las elecciones a premier en Israel
el 6 de febrero), no habrá una ola de terrorismo. Esto se
refiere a la experiencia de 1996, cuando una serie de atentados en Israel
impulsaron al derechista Benjamin Netanyahu al cargo de primer ministro.
Habiendo fijado ese objetivo central, Peres agregó que también
se intentaría ver cómo llevar a cabo negociaciones
para que lo que se logró no quede reducido a nada.
Estas eran entonces las modestas consignas que dominaron el encuentro
en la tarde de ayer en Erez, cuando Peres y Arafat se unieron a sus respectivas
delegaciones que negociaban allí desde el viernes. Las señales
que la precedieron no eran alentadoras. Uno de los principales negociadores
palestinos, Saeb Erekat, afirmó públicamente que yo
no creo que haya ninguna posibilidad de alcanzar un nuevo acuerdo antes
del 20 de enero y el 6 de febrero. El asesor de Arafat Nabil Abu
Rudeina enfatizó que las bases para reanudar el proceso de
paz deben ser el respeto de las resoluciones 242 y 338 de la ONU (que
exigen el retorno de todos los refugiados palestinos que huyeron de Israel
tras 1948). Luego de que finalizara el encuentro, Abu Rudeina informó
vagamente que las discusiones tocaron las negociaciones sobre el
estatuto final y la importancia de alcanzar un acuerdo sobre
todos los asuntos. Pero el único resultado concreto fue que
los negociadores aceptaron verse de nuevo en los próximos
días.
Sin embargo, la vaguedad de estas aspiraciones podría servir para
ocultar que el objetivo central del encuentro es netamente electoralista.
Más precisamente, lograr que Peres reemplace al premier Barak como
candidato del laborismo en las elecciones del 6 de febrero. Actualmente
hay una fuerte presión sobre Barak para que el campo de la
paz sea representado por Peres en los comicios. El motivo es que
los sondeos predicen que Barak será derrotado por casi 20 puntos
por el ultra-halcón Ariel Sharon, pero que este último perdería
por dos puntos si se presenta Peres. En particular, el Premio Nobel de
la Paz tiene retiene una alta popularidad entre la población árabe-israelí,
que detesta a Barak por la represión durante la intifada palestina.
Y Arafat ciertamente tiene un claro interés en que su interlocutor
después del 6 de febrero sea Peres y no Sharon. Interrogado ayer
sobre sus posibles ambiciones electorales,Peres respondió juguetonamente
que déjenme primero que lea tranquilamente las encuestas
y las disfrute.
POLEMICA
POR LA BUSQUEDA DE CADAVERES Y POR PINOCHET
Nadie cree a nadie en Chile
Si esto resulta ser una
mentira, Dios me libre del tremendo daño que se han hecho a sí
mismas las Fuerzas Armadas en su credibilidad. Las palabras del
abogado chileno Nelson Caucoto abren una perspectiva (aún más)
siniestra en Chile: que la información que los militares dieron
para identificar a algunos de los 1200 desaparecidos durante la dictadura
sea falsa. Ocurre que ayer concluyeron las excavaciones en Cuesta Barriga,
donde supuestamente estaban los cadáveres de seis militantes comunistas
asesinados en 1976, y no se encontró nada. Por otra parte, Hugo
Gutiérrez, abogado querellante en el caso Pinochet, dudó
ayer de las decisiones del juez Juan Guzmán, que anteayer resolvió
postergar el interrogatorio a Pinochet para el martes 23. La querella
le pidió a Guzmán que se retracte y vuelva a la fecha de
mañana para la declaración indagatoria.
Soy optimista. Sólo una declaratoria de locura podría
librar a Pinochet de un juicio. Y sabemos que Pinochet no está
loco. Pero el optimismo de Gutiérrez parece más bien
un autoconvencimiento de que todo va bien aunque los últimos fallos
de Guzmán indiquen lo contrario, porque a renglón seguido
dijo que la nueva postergación de la declaración indagatoria
a Pinochet es una exageración, que no se le brinda a los
ciudadanos comunes. Según Gutiérrez, esta postergación
sólo servirá para que la defensa de Pinochet tenga más
tiempo para interponer todo tipo de recursos para evitar la diligencia.
Para los abogados del ex dictador, la cosa en realidad es muy dura: si
Pinochet es interrogado mañana, como pide la querella, podría
correr peligro de muerte. No, no es una broma, lo dijo el abogado Gustavo
Collao.
Tampoco es una broma que el primer resultado práctico de los informes
sobre el destino de los desaparecidos aportados el fin de semana pasado
por las Fuerzas Armadas haya resultado un fiasco. Las excavaciones en
Cuesta Barriga, en un camino abandonado entre Santiago y Valparaíso,
terminaron cuando los peritos estimaron que, luego de haber logrado un
pozo de dos metros de profundidad y de un diámetro mayor aún,
se había llegado a la roca subterránea y no quedaba nada
por buscar.
Las principales organizaciones chilenas de derechos humanos protagonizaron
diversos actos en Santiago para reclamar Justicia. El principal de esos
actos se realizó en el Cementerio General bajo el lema Una
flor para que Nunca Más, frente al Memorial del Detenido
Desaparecido y del Ejecutado Político, en cuya lápida están
grabados los nombres de más de 2000 víctimas de la dictadura.
Varios voceros de dichas organizaciones rechazaron la información
aportada por los militares aduciendo que es parcial, que se refiere justamente
a los casos en los cuales se pueden frenar procesos existentes, y que
en definitiva es producto de una Mesa de Diálogo en la que las
Fuerzas Armadas pidieron a cambio de la información alguna forma
de absolución de los juicios contra algunos de sus miembros. Ahora
encontraron otra razón para rechazarlos: que a lo mejor las informaciones
no son exactas.
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