Un
horizonte más sombrío en la economía, con una baja
neta de las ventas de automóviles en Estados Unidos, dominó
el clima del Salón del Automóvil de Detroit, la primera
cita del año para los amantes de los automóviles, en la
que el panorama de la industria fue el centro de discusión.
Hemos visto un enorme cambio en el automóvil en el mundo
y creo que el ritmo de cambios se va a acelerar. Habrá algunos
ganadores y bastantes perdedores, pronosticó John Devine,
nuevo director financiero de General Motors.
Si bien las ventas registraron un record de 17,4 millones de vehículos
el año pasado en Estados Unidos, esto se consiguió gracias
a un primer semestre inusual, luego del cual las ventas, y con ellas las
utilidades, perdieron dinamismo. Incluso los grandes fabricantes del mercado
estadounidense, como GM, Ford y Daimmler-Chrysler han decidido bajar su
producción para reducir la cantidad de unidades en stock y han
cerrado algunas de sus plantas temporalmente.
Para 2001 se han pronosticado ventas de 15,5 millones de vehículos
en EE.UU., aproximadamente 1,5 millones menos que en el año 2000.
Según analistas del sector, los Tres Grandes de Detroit: General
Motors, Ford y Chrysler (rama estadounidense de DaimlerChrysler), sufren
problemas estructurales que incluyen un exceso de capacidad de producción
e ineficacia para afrontar la competencia cada vez más feroz de
las empresas extranjeras. El segmento del mercado estadounidense que dominan
las tres compañías en relación a las extranjeras
ha disminuido de un 68,2 por ciento en 1999 a un 65,5 por ciento en 2000.
Los fabricantes se han visto obligados a reducir costos, mientras las
empresas más fuertes continúan absorbiendo a las más
débiles. Para hacer frente a las dificultades del momento, los
más grandes grupos de la industria automotriz se empeñan
ahora por mostrar fortaleza y unidad. En Detroit por ejemplo, firmas como
GM y Ford han decidido presentar juntas todas sus marcas en un mismo puesto
de exhibición.
|