La
lucha por el primer Grand Slam de la temporada comienza hoy en Melbourne,
con varios interrogantes; entre ellos, no sólo cómo les
irá a los nueve argentinos que tomarán parte del Abierto
de Australia, tras un año benévolo para el tenis nacional,
y a nivel latinoamericano, comprobar si el brasileño Gustavo Kuerten
es capaz de desarrollar el tenis que le llevó a consagrarse campeón
del mundo en el 2000.
El Abierto de Australia será, de nuevo, un duelo espectacular entre
las generaciones consagradas y las que pujan por abrirse camino, con los
estadounidenses Andre Agassi y Lindsay Davenport en la defensa de su título.
Agassi y Davenport son los últimos campeones en una jungla de depredadores
en la que cada vez hay menos lugar para las sorpresas. Con poco tiempo
de preparación y apenas unos torneos de rodaje, las dos semanas
de Melbourne Park serán un apunte de lo que se vivirá luego
en esta temporada, la primera del nuevo milenio.
Agustín Calleri se enfrentará en la primera ronda con el
australiano Jason Stoltenberg, Mariano Zabaleta tendrá como rival
al australiano Todd Woodbridge, y Juan Ignacio Chela jugará con
el japonés Takao Suzuki. Guillermo Cañas, quien accedió
al cuadro principal desde la clasificación, se enfrentará
con el suizo George Bastl.
Habrá que ver si Kuerten, campeón de Roland Garros y del
Masters en el 2000 sabrá mantener el nivel de juego arrasador con
el que triunfó la temporada pasada y con el que acabó convirtiéndose
como el primer brasileño mejor del mundo. Kuerten debuta mañana
ante otro argentino, Gastón Gaudio; el resto de los argentinos
se presenta también mañana: Franco Squillari, undécimo
preclasificado, jugará con el español David Sánchez
y Guillermo Coria lo hará con el chileno Fernando González.
Entre las mujeres, Paola Suárez debutará con la francesa
Nathalie Dechy y Mariana Díaz-Oliva jugará con la neocelandesa
Adriana Gersi.
El nombre completo y oficial del torneo es Campeonato Abierto de Tenis
de Australia. Se jugó por primera vez en 1905 y se ha disputado
en seis lugares diferentes antes de asentarse en Melbourne. Unas 2600
personas trabajan en la organización, incluidos alcanzapelotas,
acomodadores, conductores, personal de los marcadores, jueces de silla
y personal de abastecimiento. Cada año el torneo atrae a más
de 35.000 visitantes del extranjero y supone una inyección económica
de 114 millones de dólares australianos (unos 60 millones de dólares)
en la economía del estado de Victoria.
Mientras, el tenis australiano parece vivir únicamente de nostalgias
y sinsabores. Mark Edmonson fue el último local en ganar el certamen,
en 1976, y Pat Cash, el último en alcanzar la final en 1988. El
año pasado cambiaron las canchas para favorecerlos, pero apenas
consiguieron que Lleyton Hewitt alcanzase los octavos de final. Este año,
Mark Philippoussis está fuera de competición debido a una
lesión de rodilla. La forma de Patrick Rafter es una incógnita
y la esperanza del tenis nacional, Hewitt, padece unos misteriosos problemas
respiratorios evidenciados en el torneo de Adelaida.
Si Agassi defenderá su título recordando el frenético
duelo de semifinales contra Sampras en el 2000 y Yevgueny Kafelnikov soñará
con revalidar el título que consiguió en 1999, para Marat
Safin su objetivo es no unir su nombre a la lista de bajas por lesión
en la que figura el sueco Thomas Enqvist (finalista en 1999), la alemana
Anke Huber y quizás la francesa Amelie Mauresmo (subcampeonas en
1996 y 1999, respectivamente). El cuadro femenino estará de fiesta
tras obtener la igualdad de premios con respecto al masculino. Es un logro
más en la lucha por equiparar sus derechos, en la que Venus Williams
parece el estandarte tras firmar un contrato de publicidad con la firma
Reebok por 40 millones de dólares por cinco temporadas. Campeona
de Wimbledon y el US Open, ganadora de las medallas de oro en individual
y dobles de los Juegos de Sydney, Venus parece el mayor rival de Davenport
en la lucha por el título, sobre todo, por su cambio de filosofía
ante este deporte. Ahora sólo tengo que salirahí fuera
y ganar, y no esperar que las otras pierdan, señaló
tras su triunfo en los Juegos.
Venus no jugó el año pasado por lesión pero es la
gran favorita en éste, con el permiso de la suiza Martina Hingis,
campeona en la Copa Hopman, que quiere poner fin en esta temporada a su
mala racha en los Grand Slam después de dejar pasar la pasada en
blanco en este tipo de torneos. La lucha en el cuadro femenino será
aún más dura.
Desde que se instauró la Era Open, en 1969, y con la consecuente
introducción de los premios en metálico, el total de los
premios individuales para hombres y mujeres se ha multiplicado más
de 140 veces, pasando de 11.600 dólares australianos a 1.661.000
en el 2001. Este año habrá igual dotación de premios
para hombres y mujeres (en 1999 la de mujeres fue el 95 por ciento con
relación a la de hombres).
Durante el torneo se utilizarán 37.000 pelotas y 17.500 toallas,
y se estima que los jugadores calmarán su sed con 17.850 litros
de agua. Se estima que los aficionados que visiten el torneo durante las
dos semanas consumirán 125.120 helados, 19.250 porciones de pizza,
50.000 sandwiches y baguettes, 60.000 refrescos, 110.000 botellas de agua
y 318.000 botellas de cerveza.
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