Por
Eduardo Videla
El
espacio aéreo, en la Argentina, sigue siendo un lugar de riesgo.
Como consecuencia de la falta de equipamiento y el escaso entrenamiento
del personal técnico, durante el 2000 se produjeron en todo el
país por lo menos once casos de incidentes de cuasicolisiones
de aviones en pleno vuelo, según confirmó ante una consulta
de Página/12 la Fuerza Aérea Argentina. Once son los incidentes
que tiene registrados la Dirección de Tránsito Aéreo,
dependiente de esa fuerza, pero podrían ser muchos más,
si se tiene en cuenta muchas veces tanto los pilotos como los controladores
aéreos omiten hacer la denuncia por temor a represalias,
según reconoce un dirigente del gremio de los controladores. Las
condiciones de trabajo de ese personal técnico dieron pie a una
nota que la Federación Internacional de Controladores Aéreos
le envió al presidente Fernando de la Rúa, en la que expresan
su preocupación por la falta de equipamiento
y capacitación requeridos para el control seguro del tránsito
aéreo.
Uno de los episodios de cuasicolisión registrados en el 2000, a
cuyo registro accedió Página/12, fue el ocurrido el 8 de
noviembre último, entre el vuelo de Aerolíneas Argentinas
1747, que venía de Resistencia, y el Iberia 6844, con destino a
Madrid. A las 23 en punto, cuando sobrevolaba una zona próxima
a Gualeguaychú, Entre Ríos, el comandante de Iberia reportó
a la torre de Ezeiza:
Me confirma. Tengo un tráfico a 20 millas, 500 pies por encima
de mi nivel (un avión que volaba en sentido contrario, apenas 150
metros por encima).
Atento Iberia... Iberia 6844. Vire por derecha 20 grados -respondieron
desde la torre de Ezeiza.
Y luego, desde la misma torre, se le indicó al de Aerolíneas
1747, vire por derecha 20 grados.
Más tarde, el comandante de Aerolíneas le reprocha a la
torre:
Las comunicaciones que me hizo para resolver el conflicto de tráfico
(eran) ininteligibles. El cruce del Iberia fue resolución de tráfico
por conflicto (quiere decir que el propio piloto hizo la maniobra de escape,
porque nunca le llegó la instrucción de la torre).
Antes de ese error técnico, hubo otro: el controlador nunca debió
permitir que dos aviones naveguen en alturas tan cercanas.
Se denomina cuasicolisión a la aproximación
peligrosa entre dos aeronaves, por debajo del límite de seguridad,
de manera que se hace posible un choque en el aire. El límite es
de 1000 pies de altura (300 metros) y de 5 millas de latitud (9 mil metros).
Aunque las distancias parecen grandes, cualquier viraje de una de las
máquinas, por razones metereológicas, pondría en
riesgo la integridad de los aparatos.
Según las distintas fuentes consultadas por este diario, las causas
de este tipo de episodios están dadas por el incremento del tránsito
aéreo en todo el país en especial, en el área
metropolitana, la falta de un sistema de radares, y el deficiente
entrenamiento del personal responsable del control del tránsito
aéreo. En el 2000, se registraron en la Argentina 866.152 vuelos,
17.000 más que en 1999, y casi el doble que en 1994.
Collision Action
Aquí
se vulnera la seguridad todos los días, dice un controlador
en el Centro de Control de Area Baires, que funciona en Ezeiza. Faltan
cinco minutos para las 19 del domingo y en las pantallas comienza a verse
la saturación de vuelos sobre el área de influencia de Aeroparque:
las flechitas que indican los vuelos que van y vienen hormiguean dentro
del círculo de 150 millas de la zona metropolitana. Suman 14 las
naves que acaban de partir o se aprestan a aterrizar. El cronista ve cómo,
en una de las rutas de descenso a Aeroparque, dos flechas blancas se ponen
rojas, y un letrero indica CA: Collision Action. El peligro de colisión
dura poco: una oportuna maniobra evasiva puso a salvo a las máquinas
de un choque. El operador se ha levantado a las 5 de la madrugada
y recién ingresa,después de trabajar en otro lado
no le da demasiada importancia: es una de las tantas maniobras de riesgo
que se producen en esa congestionado espacio del aire, explica, y casi
seguro no figurará en las estadísticas porque no será
reportado.
En el centro del salón en penumbras, el operador del área
crítica recibe su reemplazo: en los últimos 53 minutos,
acaba de atender 52 vuelos. Con cada uno de ellos tuvo por lo menos tres
comunicaciones, lo que representa un diálogo cada 20 segundos.
Demasiado para una sola persona.
Los controladores aéreos son los agentes de tránsito que,
desde tierra, organizan la circulación de aviones por las distintas
rutas aéreas. Si el comandante de una nave es el responsable de
la vida de sus pasajeros, el controlador tiene bajo su custodia la integridad
del pasaje de varias aeronaves a la vez.
En todo el país trabajan unos 900 controladores, de los cuales
200 son personal civil y el resto, militares. Todos dependen de la Fuerza
Aérea y, desde 1984 hasta la fecha, todos los que ingresan a la
carrera son suboficiales de Aeronáutica. Los civiles que quedan
ingresaron antes de esa fecha. Para llegar a ocupar su puesto, alcanza
con hacer un curso de cuatro meses en el Centro de Instrucción,
Perfeccionamiento y Experimentación de la Fuarza Aérea,
que funciona en Ezeiza. De allí egresan como auxiliares y después
de un tiempo de trabajar en ese puesto, pueden rendir un examen para ascender
a controlador titular.
Los sueldos oscilan entre los 700 y los 1500 pesos, con un adicional en
negro de 650, que pierden si se enferman o faltan, y que durante este
año solo está garantizado hasta junio, como
dijo a Página/12 el titular de la Asociación de Técnicos
y Empleados de Protección y Seguridad Aérea, Omar Torres.
La capacitación es otra asignatura pendiente. Hay controladores
que hace diez años que no hacen un curso. En los últimos
años se ha retrasado muchísimo, por falta de presupuesto,
agregó Torres.
La advertencia sobre frecuentes cuasicolisiones fue realizada por el director
de la publicación especializada Aeromarket, el piloto civil Horacio
Franco. Consultada por este diario, la Asociación de Controladores
de Tráfico Aéreo, una entidad profesional que preside César
Salas, se excusó de opinar ya que el reglamento interno de la Fuerza
Aérea les prohíbe hacer declaraciones, al punto que la jefatura
de Región Aérea Centro ha aplicado sanciones como despidos
y traslados a quienes emitieron opiniones en forma pública.
El comodoro José Antonio Alvarez, a cargo de la Dirección
de Tránsito Aéreo, informó que en el 2000, sobre
16 hechos investigados se confirmaron 11 incidentes de tránsito
aéreo en los que se violó la seguridad aérea por
error de pilotos o de controladores. De acuerdo con un informe al
que accedió este diario, en 1999 las cuasicolisiones habían
sumado 16.
El titular de la Dirección de Transporte Aerocomercial, Jorge Rodríguez
Nogueras, dijo que conoce la existencia de casos de cuasicolisión
porque no somos ajenos al medio, pero admitió que no
existen denuncias concretas en su dependencia. Les hemos planteado
a las líneas aéreas la importancia de notificar estos episodios,
porque para actuar necesitamos algo que nos dé pie, argumentó
el funcionario.
Guillermo Siri, de la Asociación de Pilotos de Líneas Aérea
(APLA) y Alejandro Venturino, de la Unión de Aviadores de Líneas
Aéreas (UALA) dijeron no tener constancia de casos de cuasicolisiones.
En cambio, el titular del gremio de los controladores, Omar Torres, reconoció
que ha habido episodios de ese tipo, aunque dijo que su organización
no tiene registro de los mismos. Ante una consulta de este diario, Torres
respondió: Cuando se produce una cuasicolisión, es
obligatorio informar a la superioridad, por escrito. Pero muchas veces
se tapa, de común acuerdo entre las partes (piloto y controlador)
para evitar represalias.
La existencia de represalias no pertenece a imaginación de un gremialista.
En 1997, la Asociación de Pilotos recurrió a la Fundación
Favaloro para que sus asociados pudieran hacer allí las denuncias
deepisodios vinculados con la seguridad aérea, en forma anónima,
para evitar castigos por parte de las empresas aerocomerciales. Se trata
del programa Radar (Reporte de Aeronavegación de Aviso de Riesgo),
que garantiza la confidencialidad para que el denunciante no arriesgue
su puesto de trabajo, confirmó a este diario el médico
Ramón Vázquez, a cargo del programa. Vázquez indicó
que en dos años de vigencia, se recibieron entre 50 y 60
denuncias, desde cuasicolisiones hasta falta de autobombas en aeropuertos.
Torre de miedo
La torre de control de Ezeiza no pasa por su mejor momento. El cielorraso
destrozado por la lluvia y el paso del tiempo, y una estufa de querosén
según pudo ver Página/12 dan idea de las urgencias
presupuestarias. El controlador ya no ve la pista completa porque las
nuevas instalaciones de AA2000 tapan el sector izquierdo. La coordinación
con el servicio de rampa también deja que desear: el 24 de mayo
y el 28 de junio del año pasado, dos aviones que estaban a punto
de aterrizar tuvieron que hacer maniobras de evasión al detectar
la presencia de dos vehículos en la pista.
Ezeiza no tiene radar metereológico y Aeroparque ni siquiera tiene
radar: apenas cuenta con una repetidora del de Ezeiza, que se cae con
frecuencia y obliga a hacer operaciones en forma manual.
En Aeroparque, la Fuerza Aérea dispuso, de común acuerdo
con las compañías, una normativa denominada Afluencia
de tránsito, que establece una separación de 5 minutos
entre despegues y aterrizajes. Esta directiva, según los mismos
controladores, no se cumple, por indicaciones de los mismos responsables
del aeropuerto, que presionan para sacar más vuelos. De hecho,
hay días que se registran hasta 48 movimientos en una hora. Cuando
alguien se queja, hay sanciones y traslados, denuncian.
Las soluciones
Para Rodríguez Noguera, de la dirección de Transporte
Aerocomercial, la situación se resuelve con la implementación
del programa de radarización en todo el país, pero también
dividiendo el área metropolitana en cuatro sectores, en lugar
de dos, para aumentar las frecuencias en cada sector; incrementando la
cantidad de puestos de trabajo, y mejorando la preparación del
personal.
El sistema de aeronavegación en la Argentina naufraga entre la
falta de presupuesto y el caos que deriva en la superposición de
jurisdicciones: la Fuerza Aérea, el Orsna, AA 2000 y la Subsecretaría
de Transporte Aerocomercial. ¿Cómo puede entenderse
que la Dirección de Aeronavegabilidad, de la Fuerza Aérea,
encargada del control técnico de todos los aviones del país,
tenga un presupuesto de 1,8 millones anuales, y el ORSNA, un organismo
burocrático que se encarga de controlar cuánto gana Eurnekian,
tenga 40 millones por año?, protesta Guillermo Alais, de
la Asociación de Pilotos Civiles.
La Argentina es uno de los pocos países del mundo donde la
aviación civil está en manos de los militares, cuestiona
Franco, el director de Aeromarket. Alais coincide: Parte del problema
se va a solucionar cuando en control e la aviación esté
en manos de civiles, concluyó.
Radares
y presupuesto
Recién a mediados de este año, el gobierno
de Fernando de la Rúa llamará a licitación
para implementar el postergado Programa Nacional de Radarización.
La demora tiene una razón: la anterior licitación,
convocada por el ministro de Defensa menemista, Jorge Domínguez,
fue anulada por la Justicia después de que una de las empresas
la francesa Thomson presentara una demanda. La licitación
ya había sido preadjudicada por 600 millones de pesos. Ahora,
el ministro de Defensa, Ricardo López Murphy, pretende hacerla
por 220 millones. En cambio, no habrá este año fondos
adicionales para el rubro Obras y equipamientos para
la actividad aérea. Según dijo a Página/12
la diputada Alicia Casto (Frepaso), el presidente De la Rúa
vetó el 4 de enero el artículo del presupuesto nacional
para 2001 que instruía al jefe de Gabinete para reasignar
partidas con ese fin. Aunque la Fuerza Aérea había
solicitado 80 millones de pesos para actualizar su equipamiento,
el Congreso no puso monto alguno. El veto redujo esa suma a cero.
En los dos últimos años, no se designaron partidas
presupuestarias para obras y equipamiento, advirtió
Castro. A esto se debe sumar los 16 millones que las compañías
aéreas le deben a la Fuerza Aérea en concepto de canon,
suma que es destinada al pago de haberes de los controladores aéreos.
|
DENUNCIA
DEL DEFENSOR DEL PUEBLO DE LA NACION
Márgenes
de seguridad vulnerados
El
defensor del pueblo de la Nación, Eduardo Mondino, manifestó
días atrás su preocupación por la seguridad aérea
en Aeroparque Metropolitano Jorge Newbery. Mediante una resolución,
recomendó al ministro de Defensa, Ricardo López Murphy,
que instale a la brevedad un sistema de radar de última tecnología,
equipos de torre de última generación, administrador de
plan de vuelo, e implemente un rediseño del espacio aéreo
en esa terminal, ante evidencias de que el aeroparque está en
un proceso de ser declarado en estado de emergencia.
En su resolución, Mondino llegó a la conclusión de
que en la última década el tráfico aéreo en
el país se multiplicó por dos, sin que ese incremento fuera
acompañado por un salto cualitativo en materia de radarización,
con lo cual la eficiencia y el control (de los vuelos) sufrieron
graves consecuencias. Según el defensor del Pueblo, desde
el 1º de julio último, como resultado de un conflicto no declarado
entre los controladores aéreos y el Estado, los márgenes
de seguridad en los aeropuertos Jorge Newbery y Córdoba se vieron
vulnerados. Desde esa fecha y hasta noviembre, dice la resolución,
se produjeron aproximadamente 2700 cancelaciones de vuelos, el 90 por
ciento de los cuales debía partir de Buenos Aires. Esas cancelaciones,
calculó el ombudsman, afectaron a unos 30 mil usuarios.
Luego de consultar a Defensa, al Orsna, a la Subsecretaría de Transporte
Aerocomercial y a las compañías que operan en aeroparque,
Mondino llegó a la conclusión de que, para afianzar la seguridad
en los vuelos, se hace necesario la incorporación de un radar de
aproximación en la aeroestación porteña, además
de sueldo acorde al personal, que le permita la dedicación exclusiva
en tareas de controlador de alta responsabilidad. La instalación
de un radar de aproximación, dice la resolución, no
sólo aumentará la eficiencia en la administración
del tránsito aéreo, sino también mejorará
los tiempos de aproximación mediante la disminución de separación
entre aeronaves, facilitando el cumplimiento de los horarios de empresas
aerocomerciales.
Según fuentes de la defensoría, los controladores mantendrían
un conflicto a partir de la reducción salarial del 12 por ciento
que sufrieron los empleados del Estado. Sin embargo, el gremio que nuclea
a los controladores desmintió la existencia de un conflicto y atribuyó
las demoras y cancelaciones a las restricciones impuestas por la Fuerza
Aérea al tránsito aéreo en aeroparque (ver nota central).
Sin embargo, acordaron en la necesidad de mejorar el equipamiento en el
aeroparque.
Persecuciones
y amenazas
Sobre
la situación de persecuciones, amenazas y cambios de
destino y de condiciones de trabajo se refiere la nota que
la Federación Internacional de Controladores (Ifatca) envió
a De la Rúa el 14 de diciembre último, con copia al
ministro de Defensa, Ricardo López Murphy, al jefe de la
Fuerza Aérea, brigadier general Walter Barbero y a los representantes
de la Subsecretaría de Transporte Aerocomercial, Aeropuertos
Argentina 2000, el Organismo Regulador de Aeropuertos (Orsna), las
cámaras de compañías aéreas y la filial
local de IATA.
Los controladores en la Argentina trabajan en condiciones
difíciles y sin los equipos esenciales que requieren los
servicios modernos de tráfico aéreo. La exigencia
que recae sobre ellos por los continuos movimientos de aviones les
produce un gran estrés, dice la nota de la Federación.
Y le advierte a De la Rúa: Nos gustaría pedirle
que reflexione sobre los daños que podrían ocurrir
si sus controladores de tráfico aéreo están
aislados y sus importantes habilidades son ignoradas. Finalmente,
pide que revea las circunstancias a las que se enfrentan los
controladores, y que añada más atención a la
provisión de servicios de tráfico aéreo y al
desarrollo de la aviación en la Argentina.
|
|