Por
Raúl Dellatorre
El
equipo económico necesita generar confianza adentro y afuera. Sabe
que la reacción de la Bolsa no le alcanza, y la verdadera prueba
estará, por un lado, en la disposición de los dueños
del capital financiero a seguir prestándole plata al Gobierno argentino
a tasas razonables, y por otro en que, por fin, aparezca la
ansiada recuperación de la economía local. El blindaje puede
ser un buen arranque, si es que genera confianza entre los que deban arriesgar
su dinero en títulos de la deuda argentina. El ministro José
Luis Machinea se sumará hoy a su secretario de Finanzas, Daniel
Marx, en París, para tratar de convencer cara a cara
a los inversores de las bondades de la nueva situación para la
Argentina. La reactivación debería ser el capítulo
siguiente. Pero ésa es otra historia. París será
sólo la primera escala de la gira que llevará a Machinea
por algunas de las principales capitales financieras de Europa (Madrid,
Londres), que culminará unos días después en Nueva
York. Hasta hace poco tiempo, el actual ministro era el menos convencido
de la utilidad de estas giras para promocionar los títulos de deuda
argentinos, y delegaba esa función en Daniel Marx, un conocedor
profundo del ambiente tanto que trabajó del otro lado del
mostrador, a las órdenes de Nicholas Brady. No se puede asegurar
que hoy Machinea esté convencido de lo contrario, pero las circunstancias
y algunos consejos de ésos que no se pueden desoír-
lo han obligado a que esta vez sea de la partida.
Marx, desde Milán, anticipó ayer resultados promisorios
de la misión que inició la semana pasada, y que culminará
en Japón cuando su jefe esté regresando a Buenos Aires.
Como buen promotor del compre (título de deuda) argentino,
aseguró que se nota un mayor interés genuino
de los inversores europeos por los bonos de la deuda, lo que los
va a llevar a tomar decisiones que se refieren al aumento de la demanda
de títulos.
Tras el acuerdo prestado por el FMI a la operación de salvataje
financiero por 39.700 millones de dólares, ahora les corresponderá
a las autoridades económicas salir a explicar la coherencia de
las metas comprometidas (déficit del presupuesto, crecimiento,
necesidades de financiamiento, etc.) con las posibilidades reales. El
objetivo más inmediato de los negociadores argentinos es lograr
el compromiso de los acreedores en participar en el canje de deuda (sustitución
de títulos con vencimiento a corto plazo por otro de largo plazo)
por 3 mil millones de dólares, que el equipo económico espera
concretar antes de finalizar el primer trimestre del año.
Según Marx, tanto en Francfort como en Zurich y Milán obtuvo
respuestas favorables. Es una operación que se va a ir armando
en las próximas semanas, bastante pronto, pero hay que terminar
los detalles para poder concretarla, aclaró el secretario
de Finanzas, que además adelantó que el próximo paso
será la colocación de nuevos bonos en euros, aunque estimó
que su concreción va a llevar varias semanas.
Si Economía logra resolver sus urgencias de caja con el blindaje,
vale reiterarlo, no le alcanza, pasará a prestar mayor atención
al problema de la recuperación de la economía local. El
2,5 por ciento del crecimiento previsto en el Presupuesto para este año,
aunque modesto, no pasa por ahora de ser una expresión de deseos.
Tanto es así que ayer varios funcionarios del Gobierno salieron
a mostrar que sus expectativas están puestas en un cambio
de actitud de los consumidores, antes que en políticas concretas
de alentar el consumo. Que no las habrá, tal cual respondió
explícitamente el ministro de Economía a Página/12
en la entrevista publicada una semana atrás.
El máximo compromiso que puede ofrecer hoy el equipo económico
y sólo si las cosas no se complican es no volver a
poner palos en la rueda de la reactivación, como hizo el año
pasado. Durante el 2001 hay que estar tranquilos, no va a haber
malas noticias o novedades negativas que afecten las decisiones de consumo,
dijo ayer Mario Vicens, secretario de Hacienda. El mismo que ocupaba el
cargo el año pasado, cuando se decidió el impuestazo.
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