Los
exámenes médicos eran la panacea para los abogados de Pinochet.
Toda su estrategia legal se basa en eso: estos estudios demostrarían,
según ellos, que el ex dictador no puede afrontar el juicio por
los crímenes de la Caravana de la Muerte, en 1973. Y sin embargo,
todo se podría derrumbar. Según publicó el diario
chileno La Nación (vinculado al oficialismo), estos exámenes
habrían arrojado que las enfermedades de Pinochet no le impiden
para nada afrontar un juicio. El mismo hijo de Pinochet, Marco Antonio,
dijo algo similar, y pasó a pedir una salida política
para su padre en una entrevista con el diario La Tercera. Claro que la
decisión de absolverlo de un juicio debe tomarla la Justicia, que
últimamente ha fallado a favor de esta estrategia que se derrumba.
Desde que el 1 de diciembre el juez Juan Guzmán, que tramita el
proceso legal contra Pinochet, ordenó el procesamiento del ex dictador,
la Corte Suprema, y luego el propio Guzmán, fueron postergando
la inminente detención de Pinochet para hacer lugar a los exámenes
médicos. La defensa de Pinochet estaba muy segura: estos exámenes
demostrarían que su cliente no puede afrontar un juicio, no tanto
porque está demente (en el sentido de loco)
sino en el de que sus disfunciones mentales le impedirían comprender
qué pasa en el juicio.
Esta posibilidad sigue abierta, pero podría ser que esté
menos abierta que antes. Según La Nación, los primeros resultados
de los exámenes médicos que se le practicaron a Pinochet
entre el miércoles y el viernes indicarían que su estado
mental es acorde a su edad y de absoluta normalidad, y que
está muy lejos de la tan mentada y salvadora demencia.
Las lesiones derivadas de los infartos cerebrales sufridos por Pinochet
podrían ser consideradas por algunos especialistas como causa basal
de alteraciones mentales, que sólo si se interpretan de manera
amplia podrían impedir el procesamiento de Pinochet, señaló
el diario.
Esta suerte de clima de inminencia es compartido, al menos, por la misma
familia de Pinochet. Marco Antonio, su hijo mayor, pronosticó que
los exámenes establecerán que su padre está
en condiciones de seguir el proceso, porque no está loco o demente.
Luego reconoció que el ex dictador tiene responsabilidad
política en los crímenes del régimen militar
pero que no le cabe responsabilidad judicial alguna, y que en consecuencia
no tiene porqué pedir perdón porque fue la sociedad
chilena la que en los años 70 llevó al país a lo
que sobrevino. Y terminó pidiendo una salida política
para Pinochet, aunque cree que ya es tarde.
Entretanto, la Asamblea Nacional por los Derechos Humanos de Chile pidió
ayer al presidente Ricardo Lagos que exija a las Fuerzas Armadas entregar
información fehaciente sobre el paradero de los desaparecidos durante
la dictadura. Ayer, integrantes del Partido Socialista arrojaron al mar,
frente a Valparaíso, una ofrenda floral por los cerca de 200 desaparecidos
que fueron arrojados al Océano Pacífico, según los
informes entregados por las Fuerzas Armadas.
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