La
segunda noche del Festival Rock in Rio volvió a mostrar una total
identificación del público con los artistas locales, en
tanto cierta indiferencia marcó el tono de buena parte de los shows
concretados por las figuras internacionales. Esta vez, las casi 200 mil
personas que poblaron el complejo construido especialmente en el barrio
carioca de Recreio dos Bandeirantes, pareció dejarse seducir sólo
por los músicos locales Cássia Eller y Barao Vermelho, en
tanto R.E.M. y Beck, las estrellas de la noche, debieron apelar a sus
hits históricos para movilizar a la multitud. Cabe recordar que
R.E.M. y Beck actuarán pasado mañana en el Hot Festival
de Buenos Aires, que se llevará a cabo en el Campo Argentino de
Polo. Anoche, en tanto, se produjeron en Río las esperadas presentaciones
de Guns N Roses y Oasis.
En lo musical, y en la entrega puesta arriba del escenario (a pesar de
los 38 grados de temperatura), las opiniones coinciden en que R.E.M. dejó
mejor imagen que Beck. El conjunto liderado por Michael Stipe recorrió
en su set todas las etapas de su carrera, aunque recién logró
levantar a la gente cuando interpretó canciones de sus discos Out
of time (principalmente, claro, el megaéxito Losing my religion)
y Automatic for the people. El carismático cantante reiteró
en cada tema su total dominio del escenario y, en una muestra de acercamiento
a los brasileños, llegó a interrumpir el concierto para
tomarse una caipirinha. La banda estadounidense tocó
asimismo por primera vez dos canciones que estarán en su próximo
disco: Just Wants to Be y The Lifting.
También Beck intentó congeniar con los cariocas, a través
de sus coqueteos latinos mixturados con hip hop, electrónica y
country, pero el niño (ya crecido) mimado de la escena pop de los
Estados Unidos lució como ajeno al gran acontecimiento
que significaba su presentación en Sudamérica. Lo mismo
puede decirse de Foo Fighters, banda liderada por el ex batería
de Nirvana, David Grhol, que interpretó todos sus éxitos,
pero no alcanzó alto vuelo musical. La nostalgia se apoderó
de los seguidores de Nirvana cuando Grhol recordó con muy buena
técnica sus tiempos como baterista del grupo de Seattle.
La mayoría de los espectadores se entregó fervorosamente
a la música de Barao Vermelho, una de las más importantes
bandas de la historia del rock brasileño. Gracias a la enorme cantidad
de canciones famosas acumuladas en sus discos en las dos últimas
décadas, Barao Vermelho se dio el lujo de ofrecer una presentación
repleta de éxitos del primero al último tema. El otro momento
de mayor conexión entre el escenario y la platea fue logrado por
la rockera brasileña Cássia Eller, quien abrió la
jornada aún bajo la claridad del sol y dejó registros de
la fuerza de su voz. La irreverente Eller, que no tuvo empacho en alzarse
la blusa para mostrar sus senos al público, interpretó éxitos
de otros autores brasileños, como Segundo sol, de Nando
Reis, y extranjeros, como Come Together, de los Beatles, y
Smells Like Teen Spirit, de Nirvana.
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