El
primer episodio del controvertido reality show Temptation Island
(La isla de la tentación), difundido en Estados Unidos
por el canal Fox, fue un éxito absoluto de audiencia, demostrando
que el morbo y el voyeurismo de muchos norteamericanos es directamente
proporcional a su siempre comentada pacatería. Más de dieciséis
millones de telespectadores vieron el primer capítulo del programa
que pone en una isla a cuatro parejas, seducidas por la tentación
de la infidelidad, pero lo que resultó más interesante para
el canal fue que gran parte de la audiencia estuvo constituida por personas
de entre 18 y 49 años, el blanco privilegiado de los publicistas.
A modo de comparación, el primer episodio de Survivor,
otro reality show del canal CBS que se transformó el verano pasado
en un fenómeno social, sólo acaparó la audiencia
de 15,5 millones de telespectadores y una parte minoritaria del mercado
entre los jóvenes-adultos. El objetivo de La isla de la tentación,
que antes de emitirse por primera vez ya había sido blanco de innumerables
críticas, es probar la fidelidad y la solidez de cuatro parejas,
estables pero no casadas legalmente, después de contactarlos con
una treintena de atrevidos solteros, todo delante del lente omnipresente
de la cámara. Varias asociaciones familiares y de telespectadores
protestaron contra el principio de este juego, que, según dicen,
intenta romper las relaciones sólidas.
Otros cinco capítulos de esta serie, rodada en la paradisíaca
isla de Belice, en el Caribe, van a ser difundidos por Fox (filial del
grupo Newscorp de Robert Maxwell) en el transcurso de las próximas
semanas. Luego de dos semanas de separación, las parejas deberán
decidir si prefieren retomar su vida común o separarse, eventualmente
a causa de un nuevo idilio nacido bajo las miradas de los televidentes.
La
cadena Fox había declarado oficialmente que los reality shows no
volverían a entrar en su programación. Esta declaración
tan terminante era consecuencia del escándalo generado a raíz
de la tira ¿Quién quiere casarse con un millonario?,
en la que se descubrió que uno de los mentados millonarios
era un hombre de escasos recursos y, además, cosechaba denuncias
de ex mujeres por haberlas golpeado reiteradamente. De aquel concurso
nació una pareja, que duró mucho menos que el tiempo que
los ejecutivos de Fox tardaron en inventar otra idea para mantener el
rating de la señal. Su presidente, Sandy Grushow, defendió
el cambio de rumbo del canal, que volvió a incursionar en el reality
show, al decir que hay una tendencia de la televisión hacia
este tipo de programas, y nadie puede hacerse el distraído.
La producción de La isla de la tentación fue
relativamente barata, teniendo en cuenta los presupuestos que se manejan
en la televisión estadounidense. Es que para su realización
no fueron necesarios ni actores ni guionistas. Las cámaras captan
naturalmente lo que ocurre en la isla caribeña, donde jóvenes
seductores, tanto hombres como mujeres, esperan tender la viejísima
trampa de la infidelidad a quienes se presentan allí con la pesada
carga de una relación seria a cuestas.
Pero Fox no es el único canal que apuesta a este tipo de emociones
fuertes. UPN piensa poner al aire un programa en el que cuatro hombres
bien pertrechados físicamente acosarán a una pobre mujer
indefensa, en tanto CBS intentará renovar el éxito que suscitó
en su momento la primera edición de Survivor. La idea
del canal es salir a competir directamente con Friends, pero
el proyecto es seguir con diferentes historias de sobrevivientes en los
próximos años, con lo cual no debería sorprender,
según admiten los ejecutivos, que si sigue el boom, la televisión
norteamericana proponga un Survivor 20.
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