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�No tengo los mismos recursos de Ruckauf para salir en los medios"

Reutemann sigue adelante con la recuperación tras la operación de columna, tanto que se dedica a saltar la soga en su habitación del Península Hotel. Allí dialogó extensamente con Pagína/12.

Página/12
en Nueva York

Por César Seveso

El gobernador Carlos Reutemann sigue adelante con la recuperación tras operarse de sus cervicales en el Hospital for Special Surgery de Nueva York. Está levemente encorvado y camina lento pero ya estuvo saltando la soga en su habitación en el Península Hotel. La recuperación es más rápida de lo que él esperaba y el sábado estará de regreso en Santa Fe. En diálogo con este diario analizó los problemas que tendrá que enfrentar cuando retorne a territorio santafesino. También habló de su relación con el presidente Fernando de la Rúa y de las expectativas para las elecciones del 2003.
–¿En este momento cómo calificaría su relación con De la Rúa?
–Ha sido buena. Tuvo un apoyo muy fuerte de parte de todos nosotros. A veces hay algunos problemas en las segundas y terceras líneas del gobierno nacional por las fricciones internas entre los mismos partidos que conforman la Alianza. Entonces entramos en una situación de bastante inestabilidad, pero no por el Presidente sino por estas fricciones internas.
–¿Pero cree que estas segundas y terceras líneas están fuera del control de De la Rúa?
–El Presidente no puede estar mirando lo que hacen las terceras líneas.
–Los críticos suyos lo comparan con un bombero cuando dice que hay...
–Que hay un incendio pero que no sabe cómo lo va a apagar.
–Sí.
–En realidad yo asumí la provincia con un déficit fiscal cercano a los 300 millones a fines del 1999, que afortunadamente hemos achicado a fines del 2000 a menos de 150 y que esperamos achicar a menos de 98 en el 2001. Es mucho más fácil gobernar cuando Argentina crecía al 7 por ciento anual, como creció hasta mitad del ‘98, y aumentó notablemente el gasto público. Es mucho más fácil gobernar con el sí en la boca, pero a los que nos toca gobernar ahora nos tocó un momento completamente diferente a lo conocido. Ahora hay que administrar con mucha eficiencia, y lo único que puedo hacer es darle una pequeña mano a todos los que la necesitan pero lo que no puedo hacer en este momento es darles a todos todo lo que todos quieren al mismo tiempo. Estamos en un brete muy estrecho con condiciones muy estrictas. Si la economía se endereza, desde el punto de vista político hay muchos casos en el que los gobernadores no tienen reelección y el Presidente sí la tiene.
–¿Esto lo dice aun pensando en contra de las posibilidades del justicialismo?
–Lo digo más pensando en que la situación política en la Argentina está tan tensa que no es conveniente seguir tensándola.
–¿Cómo le cayeron las declaraciones del gobernador bonaerense Carlos Ruckauf cuando dice que él ya está listo para asumir la presidencia en el 2001?
–El ha hecho una táctica que no está mal. Como es un país que está enfermo de lo mediático, evidentemente el tener mucha presencia en los medios no es malo. Inclusive él tiene armado un aparto mediático a nivel gobierno de la provincia de Buenos Aires que es realmente llamativo. No está mal lo que hace.
–¿Es algo que usted haría?
–No tengo los medios económicos que tiene Ruckauf para hacerlo. No me cabe duda de que quizás sea uno de los candidatos. El ha hecho una gran avanzada usufructuando la enfermedad mediática que tiene nuestro país. Y eso no lo veo mal.
–¿Quiénes eran los otros candidatos dentro del justicialismo?
–Puede haber varios. Es difícil hoy hablar, pero dentro del partido tenemos a De la Sota, a Marín, a Kirchner, a Romero, a Puerta. Son todos buenos candidatos y yo no descartaría que Menem juegue un rol importante, no sé cuál. La lógica sería que en el justicialismo haya dos fórmulas, como fue siempre.
–En relación con su candidatura presidencial usted dijo una vez que el santo toca la puerta una sola vez. ¿Sigue pensando lo mismo?
–Sí. No le he dedicado mucho tiempo a pensar en el 2003. Observo un país con una cuerda tensa en muchas direcciones, en la producción, en el desempleo, en la seguridad. Yo no hago ningún tipo de especulación a futuro.
–Pero usted sabe que hay gente dentro de su partido que lo ven como candidato para el 2003.
–Sí, pero de cualquier manera no le puedo aventurar ningún futuro.
–¿Cómo analiza la posible candidatura del ex vicepresidente Carlos Alvarez para ocupar la senaduría por la ciudad de Buenos Aires?
–La lógica es que si hacen una plaza con 15 mil personas que le dicen Chacho volvé, Chacho sos un fenómeno, Chacho saldrá al balcón a decir que porque el pueblo se lo pide él va a volver.
–¿Cree que esto también podría a llegar a pasar con usted?
–No, son dos cosas diferentes

Diálogos en Nueva York

Por C.S.

Reutemann camina lento y un poco encorvado. Pero por la mañanas apenas se levanta salta la soga por unos minutos. “Estoy perfecto, estoy perfecto”, dijo antes de caminar unas cuadras desde el centenario y lujoso Península Hotel hasta el Central Park. El gobernador tiene un cuello ortopédico que llevará durante dos semanas para mantener la postura luego de la operación en sus vértebras cervicales.
La temperatura no llega a los 5 grados y el ex corredor de Fórmula Uno lleva un sobretodo azul oscuro, guantes, pantalón jogging gris y borceguíes marrones. Camina por la 5th Avenue, cerca de donde Gucci y Louis Vuitton tienen sus tiendas. Llegó hasta el Central Park y se detuvo a contemplar los edificios, cuando una pareja de turistas argentinos se acercó a saludarlo. Minutos después retoma la charla sobre Nueva York. “Las primeras veces que vine no me gustaba pero con el tiempo la aprendí a querer”, dijo, y luego cambió de tema porque está impresionado con los éxitos de la economía norteamericana. “Usted entra a cualquier negocio, de lo que sea, y hay siempre gente comprando, ése es el motor de ellos.”
Por la noche había estado escuchando un discurso del presidente Bill Clinton –por quien no ocultó cierta admiración– y por las mañanas se dedica a hojear el New York Times.
Durante el camino de vuelta, a metros del hotel, un hombre lo detiene y le estrecha la mano.
–Lole, ¿cómo te va?
–Bien, bien.
–Siempre te quise conocer y mira dónde te vengo a encontrar.
Era un mecánico que llegó a Estados Unidos en 1976. “¿Y no extrañás?”, le preguntó. “No, y lo que sé de la Argentina es terrible, que la gente saca la comida de la basura y que no hay ni para comer”, dijo. “La comida es lo único que no nos falta”, respondió el gobernador.

 

 

 

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