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Las víctimas del represor Cavallo le piden a México que lo extradite

La Asociación de Ex Detenidos-Desaparecidos le envió una carta al canciller mexicano para que ratifique la voluntad judicial y envíe al marino a España. Su defensor lo quiere en la Argentina.

Por Victoria Ginzberg

“Los argentinos siempre recordamos la histórica solidaridad del pueblo mexicano con los perseguidos políticos y sociales más allá de las convenciones y tratados por la defensa de los derechos humanos y de colaboración para impartir justicia ante los delitos de lesa humanidad. Confiamos entonces que su gobierno cumplirá con las obligaciones que su tradición y normativa disponen”, expresó la Asociación de Ex Detenidos- Desaparecidos en una carta que entregó ayer en la Embajada mexicana. Mientras se espera la decisión del gobierno azteca acerca de la extradición del represor argentino Ricardo Miguel Cavallo a España, su abogado defensor intenta apurar los tiempos en medio de la feria judicial. Ayer reiteró ante el juez Adolfo Bagnasco su pedido para que el marino sea juzgado en la Argentina, donde lo amparan las leyes de Obediencia Debida y Punto Final.
La carta de la Asociación de Ex Detenidos está dirigida al secretario de Relaciones Exteriores de México, Jorge Castañeda, quien tiene veinte días hábiles para confirmar o rechazar la opinión del juez Jesús Guadalupe Luna Altamirano. El magistrado mexicano resolvió el viernes –en base al tratado de extradición y asistencia mutua en materia penal entre su país y España y en diversas convenciones internacionales– que el represor conocido como “Sérpico”, “Marcelo” o “Miguel Angel” debía ser juzgado en Madrid, como lo pidió el juez Baltasar Garzón. La Procuraduría General de México también apoyó esa postura.
“Van a cumplirse más de 25 años de nuestra permanente denuncia y aporte de testimonios del horror vivido. El derecho internacional desconoce las leyes de exculpación y los indultos con los que legisladores y gobiernos argentinos han obligado a las víctimas y familiares afectados a recurrir, como en este caso, a las garantías de justicia que debe ofrecer a los pueblos la comunidad internacional”, manifestaron Jorge Miranda, Osvaldo Barros, Carlos Lordkipandise, Margarita Cruz y Eduardo Lardies en el escrito dirigido a Castañeda.
Ayer, el abogado José Scelzi reiteró ante Bagnasco el pedido para que el marino, miembro del grupo de tareas que operó en la Escuela de Mecánica de la Armada, sea juzgado en la Argentina. Página/12 reveló el domingo 7 de enero que el ex detenido Juan Gasparini denunció que Bagnasco preparaba el pedido de extradición reclamado por el defensor de Cavallo. El magistrado que investiga el plan sistemático para apropiarse de bebés durante la dictadura se había declarado competente para intervenir en la solicitud que hizo Scelzi. Los fiscales Guillermo Montenegro y Paulo Starc, en cambio, opinaron que debía intervenir la Cámara Federal y que los planteos de la defensa debían ser efectuados en los tribunales mexicanos. Bagnasco rechazó la habilitación de la feria judicial para este caso pero ayer Scelzi insistió y reclamó que “se resuelvan con urgencia los planteos pendientes”.
“El capitán Cavallo pide que se le dé la oportunidad de ser juzgado por tribunales competentes en la Argentina por todos y cada uno de los hechos que figuran en el pedido de extradición que Garzón envió a México. También pidió una medida cautelar y que se notifique a México que hay un proceso en la Argentina”, afirmó Scelzi en diálogo con Página/12.
–Pero acá las leyes de Obediencia Debida y Punto Final impiden condenarlo.
–Esa interpretación no tiene relación con lo que pasa en la Justicia argentina. La Cámara Federal en la causa Astiz dijo que las leyes de Obediencia Debida y Punto Final no son de aplicación automática y que no deben frustrarse las investigaciones.
–Pero la voluntad de Cavallo es ser beneficiado por estas leyes.
–No. Lo que él dice es “yo quiero ser juzgado en tribunales de mi país porque estos hechos ocurrieron en la Argentina”.
–No está diciendo “soy inocente”; es decir que acepta que esos hechos ocurrieron y que él participó.
–No, no. El pide que eso sea juzgado en la Argentina. Porque hay que resolver qué juez debe conocer en estos hechos y debe ser un juez argentino. No se puede aceptar a un juez que no sea el indicado. Si pudiéramos escoger el juez no existirían las garantías del debido proceso. El defensor del represor también intenta que el Gobierno de Fernando de la Rúa –que hasta ahora se mantuvo al margen–, intervenga en el caso. Scelzi presentó un escrito con este reclamo en el Ministerio de Defensa. El pedido fue derivado a la Cancillería.

 

 

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