Por
Roque Casciero
Casi
nadie en su sano juicio osaría discutir que Beck fue uno de los
máximos artistas de rock de los 90. Desde su aparición
con el hit Loser (de Mellow Gold), el rubiecito se convirtió
en el joven maravilla del rock estadounidense, siempre ávido de
aventuras musicales variadas. Si aquel primer disco combinaba con desgano
intencionado el hip hop con el folk, su sucesor, Odelay, lo consagró
como el maestro del sample juguetón y las melodías pegadizas.
Artista mutante, sacó un tercer trabajo llamado precisamente Mutations,
en el que incursionaba con fortuna en terrenos más intimistas,
con baladas y bossa nova. Su último disco se llama Midnite Vulture:
en él, se calzó el traje de Prince y se dedicó a
cantar desembozadamente sobre sexo.
El clima de la música y de la cultura se ha tornado muy permisivo,
explicó ayer en Buenos Aires, donde llegó como estrella
del Buenos Aires Rock Festival, donde tocará mañana, compartiendo
la velada con R.E.M. Todos los videos, las películas y las
propagandas están dominadas por el sexo. Parte de Midnite Vulture
es una sátira a toda esta sexualidad con la que se nos alimenta
a través de los medios. El resto es un homenaje a la sensualidad
del R&B y del funk, de artistas como Rick James o R. Kelly. Es una
sensualidad diferente de la que se puede escuchar en un disco de rock.
Escribí buena parte del disco desde la perspectiva de un personaje
mezcla de Serge Gainsbourg y Rick James.
La joven estrella llegó a Buenos Aires el domingo a la noche, después
de su presentación en Rock in Rio, que calificó como una
buena noche. Había mucha gente que estaba esperando
a R.E.M., admitió entre risas. Los miembros de esa banda
viajaron al mismo tiempo que el cantante, pero pidieron expresamente no
ser alojados en una cadena de hoteles estadounidense. Otros animadores
del Buenos Aires Hot Festival, los ingleses Oasis, llegarán mañana
y tocarán el jueves, con Neil Young. Aunque en su cruce verbal
con los periodistas locales se lo notó desganado (estaba engripado),
Beck respondió con cortesía, incluso ante las preguntas
que sonaban disparatadas (para deleite del impresionante bajista Justin
Meldal-Johnson, cuyo afro no pudo pasar inadvertido). Aquí se reproduce
parte del diálogo.
¿Qué referencias tiene de la Argentina?
No tengo referencias. Llegué completamente en blanco y espero
que este viaje me llene de Buenos Aires y de la Argentina. Creo que está
mal que diga esto, pero la primera impresión que tengo es... ¡bife!
Aunque todavía no pude probar la carne...
A lo largo de su carrera ha incursionado en diferentes estilos musicales.
¿Qué géneros latinos han influido en su música?
Cuando era chico escuchaba rancheras y canciones mexicanas por la
radio, en mi barrio esa música salía de todas las casas
de mi manzana. También escuchaba bossa nova todo el tiempo y eso
me influyó mucho. Mi material favorito es de los 60 y los
70, cuando la música latina se convirtió en rock latino,
incorporando influencias europeas y estadounidenses.
¿Cómo es el proceso de grabación de un álbum
suyo?
La mayoría de las bandas se pasan un par de meses componiendo
canciones, después hacen demos y planean cómo van a grabar.
Yo hago lo opuesto: junto un montón de equipos, me meto en el estudio
y me quedo ahí un año. Usualmente escribo las canciones
mientras grabo, todo sucede al mismo tiempo. A veces, las tomas vocales
que quedan son de la primera vez que canto la canción. La mayor
parte de mis discos tienen un sentimiento de novedad, como si capturara
la música cuando está naciendo.
¿Cuáles son los componentes que un músico tiene
que tener para llegar a hacer algo similar a lo que hace usted?
Veamos: diez billones de dólares, músculos realmente
grandes, un bigote tupido y un helicóptero (risas).
Ayer se proyectó aquí el capítulo de Los
Simpsons en el que hizo una breve aparición. ¿Cómo
fue esa experiencia? ¿Le hubiera gustado cantar en esa serie, igual
que otros artistas?
Ni siquiera recuerdo haber estado en Los Simpsons. Supongo
que debe haber sido un imitador. ¡Y debe haber tenido un lindo helicóptero!
EL
BUENOS AIRES HOT FESTIVAL
A
bailar, que hace calor
El
Buenos Aires Hot Festival empieza hoy a las 18 en el Campo de Polo, con
una jornada electrónica, anunciada como una gran rave al aire libre,
que contará con la visita de dos estrellas dance europeas los
DJs Laurent Garnier (Francia) y Angel Molina (España), además
de una gran cantidad de pinchadiscos locales.
Los artistas se repartirán
en tres sectores: el escenario principal, con las actuaciones de Leo García
(19.30), Juana Molina (20.15), Daniel Melero (21), Diego Ro-k (22), Jim
Masters & Lulu (23), Molina (24) y Garnier (1). En el escenario 2
estarán Capri (18.15), Pommerenck (18.45), Klauss (19.15), DJ Batti
vs. Pana (20.45), Estupendo (21.15) y Acida (21.45). También funcionará
una Carpa Lounge, con los sets de Germán Rovira (20), DJ Orange
(21), Club Rayo (22), Tortuga (23), Romina Cohn (24) y José Padilla
(también español, a la 1).
Garnier es el mejor disc-jockey
francés del momento. Empezó su carrera en la famosa The
Hacienda de Manchester, y a partir de ahí su figura creció
hasta convertirlo en uno de los más importantes pinchadiscos de
Europa. Es célebre por sus sets larguísimos, que no pierden
intensidad (se pudo comprobar en su única visita previa a la Argentina,
en 1998).
Molina es el DJ español
más mimado del último tiempo. Capaz de expandir las miras
del tecno más allá de lo convencional, el calvo ya hechizó
en tres oportunidades a los bailarines argentinos (cuatro, en verdad:
el jueves pasado se presentó en Morocco).
Las entradas para esta fecha
valen doce pesos.
El Hot Festival continuará
mañana (con Beck, R.E.M., Divididos) y cerrará el jueves,
con Oasis, Neil Young, Ratones Paranoicos y otros grupos.
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