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Los infractores de tránsito, más
cerca del pagadiós que de la caja

Sólo el 36% de los infractores paga las multas. Las más resistidas son las fotográficas: sólo se cobró el 6 %. La Justicia de Faltas mantiene suspendido el resto. El gobierno porteño estudia privatizar el cobro.

Sobre 500.000 multas realizadas en el 2000, las concesionarias sólo cobraron 32.000.

Por Eduardo Videla

Tras la ampliación del control fotográfico de infracciones de tránsito, el gobierno porteño está preocupado por mejorar el nivel de cobro de las sanciones que, según fuentes oficiales, alcanza a un 36 por ciento de actas confeccionadas. Entre otras medidas, el gobierno estudia la privatización del cobro de multas, a través de mandatarios, pero también la ampliación de la red de pago voluntario –actualmente se abona sólo en sucursales del Banco Ciudad–. Las multas fotográficas son las que más dificultades presentaron para el cobro: las empresas concesionarias –que sólo perciben el canon por las multas pagadas– aseguran que el gobierno apenas cobró el 6 por ciento de las actas realizadas durante el 2000. El resto está a punto de ingresar a la categoría de incobrable: los tribunales de Faltas porteños mantienen la suspensión decretada en agosto sobre esas infracciones, hasta que el Tribunal Superior de la Ciudad resuelva un planteo de inconstitucionalidad del sistema.
Aunque las autoridades porteñas insisten en que el sistema de multas fotográficas no tiene como finalidad recaudar fondos sino “corregir la conducta social de los conductores”, los funcionarios apuntan a mejorar el nivel de cobro, que consideran bajo. El director general de Infracciones, Lautaro Erratchu, aseguró que el 36 por ciento de multas cobradas es un porcentaje histórico, y añadió, incluso, que en el 2000 se recaudó más que en 1999 en concepto de multas de tránsito: 31 millones contra 28 millones del año anterior. Sin embargo, pretenden mejorar esa cifra: para ello estudian extender el sistema de cobro por mandatarios –que actualmente se aplica a las deudas de Rentas y a las multas con sanción judicial– a todas las infracciones.
Entre las causas de no pago, el funcionario precisó que “hay un alto porcentaje de gente que es absuelta, porque el acta está mal confeccionada, mientras que otro porcentaje directamente no recibe la notificación porque los padrones están desactualizados: son los casos en que los conductores han vendido el vehículo y cuando reciben la boleta, por supuesto, no la pagan”, explicó Erratchu.
Para resolver ese inconveniente, la Dirección de Infracciones firmó un convenio con el Registro de Propiedad del Automotor, para tener acceso on line a los padrones que están al día (hasta ahora recibía la información con seis meses de demora).
Otras de las causas de no pago es la imposibilidad de afrontar el monto de la multa, o la especulación con la eventual prescripción de la sanción: las faltas leves, como el mal estacionamiento, prescriben al año, mientras que las graves –exceso de velocidad o violación de luz roja– expiran a los dos años, siempre que no haya una reincidencia.
Como respuesta a la primera de las causas, el gobierno estudia la implementación de “planes de facilidades para que los infractores puedan hacer frente a las multas”. Además, se facultó al Banco Ciudad para que celebre convenios con sistemas como Pago Fácil, Unipago y otros bancos para extender la red de cobro, “de manera que el infractor que vive en La Matanza no tenga que venir a una sucursal del Banco Ciudad para pagar la multa”, dijo Erratchu.
Las concesionarias del servicio de control fotográfico del tránsito formularon otras propuestas, como “reducir el monto de las multas: a una persona que gana 1500 pesos se le hace muy difícil pagar 200 por ir a 70 kilómetros por hora en una avenida”, dijo José Ibarzábal, vocero de la empresa Meller.
Las dos concesionarias, que se hicieron cargo del servicio en febrero de 2000, confeccionaron multas en forma furibunda en los primeros siete meses: un total de 500.000, a razón de 2500 por día, contando sábados y domingos. La fiesta terminó en agosto, cuando el gobierno suspendió el sistema por dos meses, ante la detección de irregularidades. Sólo se cobraron 32.000 boletas de esas 500 mil. Del resto, la Legislatura condonó las realizadas por mal estacionamiento en forma reiterada. Las demás están vigentes, pero los jueces de faltas las mantienen suspendidas “hasta determinar si las infracciones realizadas sin presencia de la autoridad policial son legítimas”, dijo a Página/12 César Losa, miembro de la Cámara de Apelaciones de Faltas.

 

“Hay que cumplir las normas”

“No se puede tratar de la misma manera al que respeta los límites de velocidad y la luz roja que al que, desentendiéndose de la seguridad del resto de la ciudadanía, no respeta la ley”, dijo ayer el jefe de Gobierno, Aníbal Ibarra, al salir al cruce de las quejas por las multas fotográficas realizadas en avenidas.
Las protestas se hicieron sentir porque muchos automovilistas consideraron exiguo el límite de velocidad de 60 kilómetros por hora para avenidas como Figueroa Alcorta y Del Libertador.
Ibarra se pronunció en contra de modificar esos límites y a favor de hacer cumplir la ley. “Uno de los problemas que tenemos en la ciudad de Buenos Aires es el tránsito –argumentó Ibarra–. Tenemos uno de los niveles más altos de accidentes de tránsito, y hay una cultura de algunos sectores de incumplimiento de las normas. Por eso, además de implementar medidas de fondo, como la ampliación de la red de subtes, estamos generando una campaña de concientización y ejerciendo un control más fuerte, que era lo que faltaba en la ciudad.”
En ese contexto, Ibarra defendió el sistema de multas fotográficas: “La fotografía es una herramienta para verificar y tener pruebas de la infracción”. Por su parte, el subsecretario de Obras y Servicios Públicos, José Luis Calvo, admitió que, si bien fueron colocados 2500 carteles de señalización, “la tarea aún no ha terminado”.

 

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