Por Julian Borger
Desde Washington
La primera gran batalla ideológica
de la presidencia Bush empezó ayer cuando demócratas y republicanos
reunieron a sus fuerzas parejas en la Cámara alta (50 y 50 senadores)
para debatir la designación controversial de John Ashcroft, un
conservador de la derecha cristiana, al cargo de secretario de Justicia.
Mientras que militantes a favor y en contra del candidato gritaban sus
consignas y agitaban sus pancartas afuera del Senado, en el interior Ashcroft
enfrentaba un duro interrogatorio del Comité judicial, dominado
por demócratas para quienes el candidato es un extremista de derecha
bien dispuesto a aprovechar su posición para desplegar una agenda
enemiga del aborto y de los derechos civiles.
Las audiencias comenzaron en el breve período durante el cual los
demócratas tienen la presidencia del Senado recién elegido.
Hasta que Dick Cheney, el vice de Bush, asuma el sábado, Al Gore
conserva el voto decisivo. Es por eso que, aunque las audiencias pueden
prolongarse hasta mañana, la votación será la semana
que viene, con el desempate en manos republicanas.
El senador Ted Kennedy lideró el ataque contra Ashcroft. En la
audiencia advirtió que Ashcroft ha sido un opositor en su estado
de Missouri del que fue fiscal general, gobernador y senador
a las iniciativas para combatir la segregación racial y ha utilizado
sus puestos públicos para intentar desmantelar el derecho al aborto.
Su pasado indica que no será capaz de hacer cumplir la ley
de EE.UU. por encima de sus ideas personales, resumió Kennedy.
Sobre la tenencia de armas, Kennedy dijo: El senador Ashcroft está
tan lejos del común de los norteamericanos que dijo que todos los
ciudadanos deben armarse para defenderse contra nuestro gobierno tiránico.
¿Nuestro gobierno? ¿Una tiranía?.
Los partidarios de Bush sostienen que la oposición de Ashcroft
es puramente política, y que si es nombrado respetará su
investidura. Los oponentes de Ashcroft enfatizan su historia de cerrada
oposición a toda forma de aborto y de control de armas, su resistencia
al voto negro en Missouri, y su campaña contra la promoción
de un prestigioso juez afroamericano, Ronnie White, que será un
testigo de la fiscalía en las audiencias de esta semana.
Unas audiencias que prometen estar muy cargadas con cuestiones raciales.
John Kyl, un senador republicano de Arizona y uno de los mejores aliados
de Ashcroft, acusó a los demócratas de estar jugándose
la carta de la raza como manera fácil de buscar el rechazo
de la confirmación del secretario de Justicia designado. La acusación
de que Ashcroft es un racista, dijo Kyl, es falsa. Cualquiera persona
objetiva puede refutarla.
OPINIONES
DE JOHN ASHCROFT SOBRE EL MUNDO, LA CARNE Y EL DIABLO
Un cristiano en la corte de Washington
Por Alfredo Grieco
y Bavio
A pesar de todas las reposiciones
de las presidencias de Ford y Bush Sr., el regreso de los cowboys a la
política norteamericana significó también una puesta
al día. Más que nunca, al norte y sur del río Grande
las administraciones presidenciales se parecerán. Vicente Fox y
George Bush Jr. tienen en común un perfil y un background a la
vez empresarial y religioso. Estados Unidos Inc. y México SA logran
esas nupcias entre la moral empresaria y la fe cristiana que fueron la
prédica del Opus Dei entre los católicos y de varias denominaciones
protestantes. Unas bodas que implican también una división
del trabajo. Si Bush eligió como secretario del Tesoro a Paul O
Neill, que estuvo al frente del monopolio del aluminio, y casi no conoce
la función pública, para secretario de Justicia prefirió
a John Ashcroft. Es el cargo más alto al que nunca fue postulado
un representante de primera línea de la derecha religiosa.
La ratificación de Ashcroft como secretario de Justicia promete
ser la mayor prueba de fuerza del presidente electo en el Senado, además
de la más debatida en años, aunque se espere que al final
resulte aprobado. John Ashcroft se puso ayer en la difícil situación
de defenderse alegando que respetará las leyes federales, aunque
no crea en ellas. Es un acérrimo antiabortista, pero reconoce que
el derecho de la mujer a su cuerpo es una ley nacional. Ashcroft fue recibido
en el hemiciclo senatorial con la mayor consideración por sus ex
colegas de uno y otro partido. En un Senado dividido por igual entre republicanos
y demócratas (50 a 50), Ashcroft cuenta a su favor con el sentido
corporativo de la Cámara alta, como de club, que él mismo
supo cultivar con éxito.
La izquierda y el centro norteamericano se unieron en una cruzada para
que John Ashcroft no reciba la confirmación en el Senado. The New
York Times publicó el viernes un editorial detallando las razones
por las que estima que el elegido de Bush es la persona menos imparcial,
más prejuiciosa de todas cuantas hayan sido propuestas nunca para
el cargo. No está solo el Times. Militantes afroamericanos, feministas,
homosexuales, ecologistas, defensores de la limitación de armas
de fuego, todos manifestaron e hicieron valer el peso de cada lobby para
procurar detener la confirmación. Ashcroft representa a esa derecha
religiosa que se impuso en el partido republicano sobre todo por
sus virtudes de organización y tuvo su primera gran victoria
en las elecciones legislativas de 1994. Esta fracción religiosa
conoció una derrota parcial con el fracaso del impeachment para
destituir a Clinton con el Sexgate. Un fracaso sólo relativo, porque
la fellatio en la Oficina Oval fue una de las causas que impidieron que
el derrotado candidato presidencial demócrata Al Gore encarara
su campaña de la manera más obvia, apoyándose sobre
su antecesor. Ashcroft redacta himnos religiosos en su tiempo libre. Es
famoso por su convicción de que todo aborto es ilegal, aun en los
casos de incesto o violación. Cuando fue gobernador de Missouri,
se opuso a la integración racial en las escuelas. También
combatió en los barrios negros la propaganda en pro de la ampliación
del registro de votantes, aunque la favoreció en los barrios blancos.
Como muchos derechistas partidarios de fortalecer las Fuerzas Armadas,
Ashcroft evadió el servicio militar y así evitó ser
reclutado para la guerra de Vietnam.
Bush Jr. es el primer presidente con un MBA, un master en administración
de empresas. Por ello, reserva a otros empresarios los cargos de peso
económico. La vida privada de los norteamericanos quedará
en las manos restrictivas de la derecha religiosa. La guerra al crimen
que emprendió la administración Clinton-Gore será
debidamente exacerbada. Es sabido que el senador Ashcroft opina que la
juventud es el primer criminal de la nación, en un énfasis
sobre la delincuencia juvenil que recuerda los terrores de la Guerra Fría
en la década de 1950. Las cifras de la delincuencia juvenil son
las más bajas de los últimos 25 años; según
Ashcroft son las más altas de todos los tiempos. Los adultos cometen
cinco veces más crímenes violentos que los jóvenes;
para Ashcroft la violencia es siempre juvenil.Es curioso que quien tendrá
a su cargo la Oficina de Estadística Penal pueda estar tan equivocado.
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