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�Cosquín sólo contempla el interés de dos o tres�

Roberto Chavero, hijo de Atahualpa Yupanqui, quieren que le saquen el nombre de su padre al escenario del festival.

El heredero de Don Ata, molesto con Mahárbiz y con Palito Ortega.
Chavero dice que el festival “ya no tiene la esencia de antes”.

No hizo falta que empezara una nueva edición de Cosquín para que se originara una polémica. Esta vez no se trata de un músico sino del hijo de uno de los más grandes de la música popular argentina. A sólo cuatro días del comienzo del festival, Roberto Chavero, hijo de Atahualpa Yupanqui, reclamó que se suprima el nombre de su padre del escenario mayor de Cosquín. Chavero fundamenta su exigencia en la necesidad de que el tradicional encuentro “recupere su esencia”, que según su criterio se ha perdido por cuestiones comerciales. El escenario, montado en la plaza Próspero Molina de esa población del valle de Punilla cordobés, fue bautizado con el nombre Atahualpa Yupanqui a principios de los ‘70, cuando Don Ata todavía vivía y cantaba. Esa distinción le fue arrancada arbitrariamente durante la dictadura, y restituida al poco tiempo del retorno democrático.
Detrás de las afirmaciones de Chavero hay una disputa que excede lo estrictamente artístico. El festival dependió, durante años, de la Municipalidad de Cosquín y de una comisión específica, organismos con los que el hijo de Atahualpa había hecho buenas relaciones. En las últimas temporadas se concesionó su organización. Para la edición que comenzará el próximo sábado, su ejecución está a cargo de su animador histórico, Julio Mahárbiz, el ex cantautor y político Palito Ortega, y el empresario Norberto Baccón (manager de Soledad e “inventor” del llamado “folklore joven”), con los que Chavero no congenia. Chavero reclamó el cambio de nombre, y lamentó que “no se respeten (en el festival) los postulados con que nació, en nombre de un aspecto comercial que contempla el interés de dos o tres personas. Porque no hace a Cosquín y a su gente, con una diferencia sustancial con otros festivales que persiguen un fin solidario, para las escuelas de la región, por ejemplo”.
La cita de Chavero es una obvia referencia al Festival de Doma y Folklore de Jesús María, cuya trigésimo sexta edición finalizó el domingo pasado, y cuyos beneficios son destinados a las cooperadoras de escuelas de la región. La alusión a Jesús María, además, sensibiliza sobremanera a los organizadores de Cosquín, ya que en los últimos meses se declaró una verdadera guerra comercial para quitarse mutuamente los principales artistas. Mercedes Sosa y Jairo, entre otros, eligieron Jesús María como cabeza de festival veraniego.
Señaló Chavero que el “deterioro” del festival coscoíno “no es de ahora, de este año, sino que lleva mucho tiempo desgastándose, por manejarse con un criterio estrictamente comercial, que no le sirve ni a Cosquín ni a la cultura en general”. Cosquín empezará el sábado afrontando graves problemas presupuestarios, ya que muchos de los sponsors, que habían prometido su apoyo a Mahárbiz, Ortega y Baccón, desistieron a último momento. Chavero también emprendió sus críticas contra el criterio artístico del encuentro: “Se trata de una exposición de gente para ver quién consigue la mayor ovación”, calificó. Chavero recordó palabras de su padre, al evocar que “el tata decía que había quienes cantan para el fisco y quienes cantan para el pueblo. En algún momento, la gente se da cuenta”.

 

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