Por Patricia Chaina
Inglaterra, 1967: nace una de
las series más raras y provocadoras de la TV. El prisionero,
protagonizada por Patrick McGoohan, fue una saga de naturaleza atípica
en la que un ex agente del servicio secreto, tras renunciar a su puesto,
era tomado prisionero y recluido en una extraña villa. En cada
episodio intentaba escapar, sin lograrlo. El programa no fue un éxito,
pero se convirtió rápidamente en objeto de culto por lo
elaborado de su línea argumental, por su desprejuiciada apuesta
estética, por la ironía y la punzante crítica política
que proponía. No es un dato menor que justamente el cerebro y la
cara del programa tomen cuerpo y alma en McGoohan, el actor que venía
de la exitosa serie Cita con la muerte. Porque en El
Prisionero McGoohan es protagonista, productor y, en muchos episodios,
guionista y director. Hasta ese punto se hizo cargo del programa que Uniseries
presenta el viernes 26 a partir de las 21, en un maraton.
Presentada por Bobby Flores, fanático de la serie desde que su
padre le recomendaba verla en lugar de los enlatados de siempre, el maratón
ofrecerá cinco de sus 17 episodios. Será una buena
oportunidad para descubrir una verdadera rareza, sugiere Mariano
César, programador de la señal, ya que la serie no fue nunca
un producto masivo. Ahí se desarrollaron importantes vanguardias
televisivas, explica César. La serie es contemporánea
a Los vengadores, está en esa clave estética.
Pero además es innovadora por su fuerte tono de crítica
política dentro del género fantástico. Aunque
es difícil de clasificar: No es de espionaje aunque son espías
resume César, es fantástica pero no hay nada
mágico, excepto unas bolas gigantes que funcionan como sus perseguidores.
Y cada episodio reporta a un género diferente: western, suspenso,
acción. Era ambiciosa para la TV abierta , 33 años atrás.
El prisionero agrega Flores cae a un lugar donde parece
que está todo bien pero está todo mal, y para mí
remite en la Argentina a esos años en los que mucha gente, como
una tía mía, pedía el golpe militar para poder recuperar
el orden. Se sabe qué orden impusieron esos militares a los
que se refiere Bobby Flores. Por eso Flores considera que la serie
fue un suceso porque rompió con la lógica, y mostró
la violencia y la opresión en un plano absolutamente mental, el
peor de todos, concluye. Es que El prisionero logra
suspenso jugando con influencias que van desde los laberintos de
Borges y las telarañas de Kafka al panóptico de Foucault,
analiza César. Desde la crítica política de
Orwell hasta los divertidos juegos lógicos de Lewis Carroll.
Eso, dice, impidió su masividad. A medida que la intriga
se hacía más opresiva la gente dejaba de verla, cuenta
César. Es que la asfixia de alguien que está solo
contra todo agrega Flores y no tiene cómo salir de
la situación envolvió toda la trama. Y eso hizo que la serie
no tuviera éxito. Mi tía, por ejemplo, no hubiera podido
soportarla.
Los capítulos
que se verán
Los cinco capítulos de El Prisionero elegidos
por Uniseries para este maratón resumen el espíritu
de la serie. En el primero (La llegada) están
la renuncia del agente (Patrick McGoohan), su captura y reclusión
y sus intentos de fuga. Que son frustrados por unas enormes esferas
blancas que dan inicio a la lucha entre el prisionero, ahora bautizado
Número 6, y un personaje llamado el Número 2, que
cambia en cada episodio. En el último (Liberación),
la trama llega a la cumbre de la crítica política
y también del delirio surrealista. Entre uno y otro se verán
tres perlitas de la tira de 17 episodios: Cambio de personalidad,
Las campanas del Big Ben y Muy hábil para
vencerlo.
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