Por Maximiliano
Montenegro
Según el Fondo Monetario
Internacional, la crisis económica de la Argentina del año
2000 figura entre las mayores debacles financieras a nivel internacional
de la última década, en el mismo rango que los derrumbes
de México, el sudeste asiático, Rusia o Brasil. Lo aseguró
recientemente el número dos del organismo, el norteamericano Stanley
Fischer, en un seminario sobre la conveniencia de tener un tipo de cambio
fijo, como es el caso de la Argentina, o un tipo de cambio libre, como
ocurre con la mayoría de los países. Dejando en claro que
ése es el tema del momento, días después habló
sobre la misma cuestión el titular del FMI, el alemán Hoerst
Köhler (ver aparte). Ambos coincidieron en que lo deseable es poder
contar con un tipo de cambio flexible, aunque defendieron los regímenes
fijos sólo en limitadas circunstancias. Sin embargo,
los representantes europeos en el directorio del organismo son cada vez
más críticos de la Convertibilidad.
Gracias a Stanley Fischer, el influyente vicepresidente del Fondo, la
experiencia argentina, durante el primer año de gobierno de la
Alianza, figurará desde ahora en la bibliografía especializada
como una de las mayores crisis financieras de los últimos tiempos.
Según Fischer, las mayores crisis relacionadas con el mercado
de capitales internacional desde 1994 son: México,
en 1994, Tailandia, Indonesia y Corea en 1997, Rusia y Brasil en 1998,
la Argentina y Turquía en 2000. Así lo expresó
en una conferencia dictada recientemente en Nueva Orleans, que hoy circula
por el mundo en un documento de trabajo del FMI.
Para poner en perspectiva la frase, para el número dos del FMI
la gravedad de la crisis argentina podría compararse con el famoso
efecto tequila que desató la devaluación mexicana
en el 94, con el efecto arroz que disparó la
crisis asiática, o con las efectos vodka y caipirinha
que iniciaron la caída del rublo y del real, respectivamente.
¿De ahora en más quedará registrado en los archivos
de Washington el efecto Tango?
Es probable que el funcionario le haya querido imprimir semejante dramatismo
a la situación argentina para justificar el megapréstamo
que otorgó el Fondo para asegurar el financiamiento del país.
Pero, sea como fuera, con la comparación despeja cualquier duda
sobre que tal préstamo es un salvataje financiero,
antes que un blindaje, como no se cansa de publicitar el gobierno.
Fischer se refirió a todas esas crisis en el contexto de la discusión
sobre el tipo de cambio. Todas ellas, según el influyente economista
norteamericano, involucraron, de alguna manera, un régimen
cambiario fijo o controlado. Por el contrario, explica, países
que no tenían un tipo de cambio fijo entre ellos Sudáfrica,
Israel, México y Turquía en 1998 evitaron crisis del
tipo de la que soportaron los países emergentes con tipos de cambio
fijo.
Así, Fischer plantea una discusión de moda en el FMI: ¿qué
tipo de cambio es el mejor blindaje para prevenir crisis financieras
como las que vienen padeciendo los países emergentes
en la última década?
En la estadística del hombre del Fondo, en la última década
cada vez más países denominados emergentes están
adoptando tipos de cambio flexibles: a fines de 1999, el 48 por ciento
tenía tipos de cambio completamente libres, contra el 30 por ciento
de una década atrás. Mientras que el 42 por ciento tenía
regímenes cambiarios de flotación controlada, contra el
64 por ciento a principios de los 90. Sólo tres casos entre
los emergentes, en tanto, mantienen un tipo de cambio fijo con Convertibilidad:
Argentina, Hong Kong y Bulgaria.
La reputación sobre el desempeño de los regímenes
de Convertibilidad, alguna vez mirados como una curiosidad histórica,
indudablemente ha cambiado, afirma Fischer, y cita como factores
el buen resultado que tuvo en frenar la inflación en países
como la Argentina. Sin embargo, explica que la fortaleza de la Convertibilidad,
la virtual eliminación del tipode cambio como instrumento de ajuste,
es también su principal debilidad, porque el ajuste a los shocks
externos o internos a través de la diferencia inflacionaria es
más lento que vía una modificación nominal del tipo
de cambio.
De otro modo: cuando el país se precipita en una recesión
con costos en dólares demasiado elevados, la famosa falta de competitividad
sólo puede salir lentamente una vez que los salarios y precios
en dólares hayan caído lo suficiente como para poder exportar
o competir con las importaciones en el mercado local. Esta dificultad
es ahora evidente en la Argentina, pero el ajuste está teniendo
lugar en la medida en que los precios y los costos domésticos están
cayendo en relación con los precios y costos extranjeros,
dice Fischer.
El segundo del FMI es cauteloso al sacar una conclusión sobre la
Convertibilidad: Es difícil hacer a priori una evaluación
sobre los costos y beneficios impuestos por la Convertibilidad. La experiencia
muestra que en un país con una historia de extremo desorden monetario,
la introducción de la Convertibilidad puede ser un camino posible,
sostiene. Y para un país como la Argentina, con una larga
e infeliz historia inflacionaria, la sociedad tal vez pueda estar predispuesta
a soportar los eventuales costos de corto plazo de no tener el tipo de
cambio como instrumento de ajuste, así como la memoria de la hiperinflación
en Alemania tiñeron desde entonces las actitudes de los alemanes
frente a la inflación.
Colocaron un bono
a 30 años
Economía colocó ayer un bono Global a 30 años
de plazo por 500 millones de dólares, a una tasa del 12,09
por ciento anual. La operación se concretó como parte
del blindaje financiero, y el costo acordado con las AFJP y las
compañías de seguro compradores de los títulos
resultó inferior al 12,87 por ciento que el Gobierno hizo
frente hace un semestre cuando emitió un bono de similares
características. La novedad cayó bien entre los financistas
y las acciones treparon 1,5 por ciento en promedio, mientras que
los títulos públicos subieron entre 0,5 y 0,8 por
ciento. En lo que va del año, el índice de papeles
líderes Merval acumula un alza del 22,5 por ciento. El riesgo-país
cayó otro escalón, y ya se sitúa en 691 puntos,
contra 705 de la jornada anterior.
Los 500 millones de dólares colocados están incluidos
en el programa de 2600 millones que Economía prevé
lanzar este año en bonos Globales. También se circunscriben
en el acuerdo alcanzado por José Luis Machinea con los inversores
institucionales para que éstos adquieran en 2001 un total
de 3000 millones en títulos, como parte del blindaje.
La última vez que la Argentina había colocado un bono
a 30 años fue el 21 de julio último, por 1000 millones,
y a un costo superior al pactado con las AFJP. Ayer, la sobretasa
pagada fue de 656 puntos sobre la que devenga el bono del Tesoro
estadounidense. Hace seis meses había sido de 683 puntos.
No obstante, para seducir a los inversores, Economía ofreció
un premio de 20 puntos básicos por sobre el rendimiento
que mostraban en el mercado títulos similares. Esta
emisión no debe percibirse como una prueba del Gobierno para
testear cómo están las aguas del mercado porque estaba
preacordada, señaló desde Nueva York Larry Krohn,
del ING Barings.
Por ahora, Economía no definió el momento para salir
a buscar fondos en los mercados internacionales. Lo más probable
es que, luego de las emisiones lanzadas por México, Brasil
y Colombia, Machinea espere a que Estados Unidos vuelva a bajar
la tasa de interés, lo que ocurriría el próximo
miércoles 31. Mientras tanto, el ministro se encuentra de
gira promocionando el blindaje y el canje de títulos por
3000 millones de dólares que forma parte del auxilio financiero.
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Köhler lo quiere
libre
El sábado pasado, el director gerente del Fondo Monetario,
el alemán Hoerst Köhler, habló en un seminario
de ministros de Economía europeos y asiáticos sobre
los nuevos desafíos de la política cambiaria.
La conferencia pasó desapercibida por estas latitudes. Pero
allí, Köhler marcó la posición europea
claramente a favor de los tipos de cambio flotantes o flexibles,
como instrumento para prevenir crisis financieras. Vivir con un
régimen de Convertibilidad obliga al país a tener
una considerable flexibilidad de precios y salarios,
dijo Köhler en la conferencia. Y concluyó: en
el balance, los tipos de cambio fijo sólo son apropiados
en determinadas circunstancias.
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JOSE
LUIS MACHINEA BUSCA CONVENCER A LOS INVERSORES
Las dudas sobre el crecimiento
Por Marcelo Justo
Desde Londres
Rodeado de banqueros en la elegancia
de un club privado londinense, en las imponentes oficinas del diario color
salmón de la comunidad financiera internacional, el Financial Times,
entre representantes de Fondos de Inversión, el ministro de Economía,
José Luis Machinea, repitió el mantra mágico del
blindaje y el crecimiento argentino. Con la tranquilidad del respaldo
del Fondo Monetario Internacional, el ministro procuró convencer
a todos que las condiciones están dadas para que la economía
crezca y los inversores regresen a la Argentina. Si hubiera sido otro
gobierno, habría agregado: Síganme, no los voy a defraudar.
Sí lo seguirán los inversores británicos, franceses,
españoles y estadounidenses que está visitando en esta gira
es un enigma. El consenso entre los representantes del fondo de inversión
que vio en la tarde de ayer y los alrededor de 20 banqueros que aceptaron
el convite organizado por el consultor Jeffrey Bell en el exclusivo club
de Pall Mall, a cuadras del palacio de Buckingham, es que el blindaje
financiero y la mano del tío Alan Greenspan, titular de la Reserva
Federal (banca central de Estados Unidos), recortando la tasa de interés,
mejoran el panorama financiero para Argentina.
En general el clima tanto en Madrid como aquí, en Londres,
ha sido muy positivo. Los mercados están muy optimistas, creen
que las cosas han cambiado y que las tasas de interés van a bajar
todavía más, señaló Machinea en diálogo
con Página/12 después de la cena. El gran enigma es si esos
datos positivos bastarán para sacar a la economía argentina
de la prolongada recesión en que entró a partir de agosto
de 1998.
El mensaje itinerante que aportan Machinea y Daniel Marx, secretario de
Finanzas, es que la reactivación está en marcha y que el
crecimiento económico podría situarse hacia fin de año
alrededor del 4,0 ó 5,0 por ciento. Uno de sus talones de Aquiles
es que dijo exactamente lo mismo el año pasado, si no en la cara
de estos mismos inversores, sí al menos en las letras de las agencias
de noticias y los diarios que cada día bucean los economistas jefe
de los grupos de inversión para hacer sus proyecciones. La otra
preocupación manifestada por los inversores es sobre la situación
política en Argentina.
Hoy será el plato fuerte de la visita londinense. Por la mañana
el ministro de Economía será el orador de un desayuno de
más de 100 comensales, entre los que habrá los consabidos
representantes del mundo financiero, economistas, consultores, y diplomáticos.
Después dialogará con su homólogo laborista, Gordon
Brown, con quien habrá una agenda abierta, y con el presidente
del Banco Central de Gran Bretaña, Eddie George, que hasta ahora
resistió las presiones para bajar los intereses como hizo Greenspan,
pero que el próximo mes podría estar muy tentado de anunciar
un recorte más modesto, de un 0,25 por ciento para la economía
británica.
Con Brown, obviamente, uno de los temas de conversación será
el mal de la vaca loca, que tiene en vilo a los europeos,
pero que además deprimió el mercado de las carnes. Esto
último ha afectado a los exportadores argentinos, que vieron derrumbarse
el precio de 7000 a 4900 dólares la tonelada de carne vacuna.
En tanto, mientras el chileno Tomás Raichman acompaña a
Machinea en su gira, el Fondo Monetario Internacional recurrió
a su latiguillo preferidopara ponderar a la economía argentina
del pos blindaje. Están en el buen camino, saludó
el director de Relaciones Externas del organismo, Thomas Dawson. Y añadió:
Todos los acontecimientos parecen claramente favorables, en
referencia a la colocación de un bono por 500 millones de dólares
que ayer concretó Economía. Por otra parte, se conoció
que el gobierno español formalizará mañana la aprobación
del préstamo por 1000 millones a la Argentina que forma parte del
socorro financiero. Está previsto que, de ese total, unos 470 millones
ingresen al Tesoro argentino hacia mayo, mientras que el resto será
enviado en forma trimestral.
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