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QUEJAS POR DEMORAS EN LA ENTREGA DE DOCUMENTOS
Pasaportes que caminan lento

Aspirantes a viajeros se quejaron ayer porque los pasaportes estarían demorando hasta 50 días. La policía sostiene que son sólo casos aislados. En enero, los pedidos se triplicaron.

Una de las salas del Centro de Documentación, que ayer estuvo atiborrado de gente.

Una ola de quejas y reclamos invadió ayer la desbordada estructura del Centro de Documentación de la Policía Federal. El ojo de la tormenta estaba situado sobre las demoras en la entrega de pasaportes. Según las autoridades, 15 días hábiles después de presentada la solicitud, un cartero de Oca debería efectuar la entrega a domicilio. Según una larga fila de indignados reclamantes, el pasaporte es recibido en mano entre 45 y 50 días después, y en algunos casos llega a superar ese plazo. “Son casos puntuales, no es la generalidad”, aseguró el superintendente del CD, comisario Juan Vila, quien de todos modos aceptó que la cantidad de pedidos de pasaporte se triplicó durante enero. Ayer, entre otras, circuló la versión de que la empresa Ciccone, concesionaria de la impresión de documentos, no entregaba papel ni material para confeccionar pasaportes. La versión fue desmentida por la empresa. Con o sin papel, el nerviosismo de los reclamantes crece a medida que debe postergar vuelos, hoteles y vacaciones.
“Cuando vine, pensé que todo me iba a llevar media hora –reconoce Catalina D., sentada en la primera sala de espera, donde llegado su turno deberá abonar 150 pesos para su pasaporte y el de su marido–. Ya llevo una hora y recién empiezo.” Alrededor de ella, todas las butacas del salón están cubiertas. Los casos son semejantes y podría decirse que enfrentan el primer paso del trámite con cierta ingenua preocupación por la demora. Tres horas después, en la segunda sala de espera, el mismo público habrá modificado sus perspectivas.
“Están entregando los documentos con retraso”, comentó atemorizado un muchacho, acompañado por su novia: “Tenemos pasajes para España para dentro de 22 días. Ella fue previsora y ya sacó el pasaporte hace tres meses. Yo estoy entre que viajo y no viajo”. “A mí, hace tres meses que no me entregan un pedido de antecedentes –se queja una mujer que intenta contrarrestar los nervios con un libro–. Es lo único que me falta para unos trámites que estoy haciendo en Barcelona.”
“Están atrasados –se entromete una vecina de turno–. Les falta papel. Lo dijo la televisión.” “Lo desmiento”, aseguró Vila a Página/12. “Lo que pasa es que estamos atendiendo entre 3 mil y 4 mil personas por día, cuando lo normal son 1500. Pasa todos los veranos.” En Ciccone Calcográfica, la empresa concesionaria de la emisión de documentos, la explicación va por el mismo carril: “Ciccone no tiene nada que ver, las entregas son normales y están regularizadas”, subrayó el director de la empresa, Roberto Molina.
–Se escuchan quejas de que el trámite lleva más de 50 días –comentó este diario.
–Son casos puntuales en los que falta completar documentación o por problemas específicos. No es la generalidad de los casos.
Una larga fila en el sector de reclamos parecía desmentir a Vila. “Viajo en abril. Por previsión empecé el trámite a mediados de noviembre -explica un joven, en la fila de reclamantes–. En lugar del pasaporte, me llegó una nota que decía ‘observado’. Todavía nadie sabe cuál es la observación ni dónde quedó varado.” “Somos cuatro y sacamos juntos el pasaporte –se queja una mujer–. El de mi marido y mis dos nenas ya llegó. El mío hace un mes que lo espero. Vine a averiguar ayer y me dijeron que vuelva hoy.” “Si fuera gratis, me lo bancaría”, agregó el joven “observado”. Son varios los casos en que la demora en la entrega obligó a postergar viajes. “Hace diez días que postergué el vuelo y ya no sé que fecha poner”, denunciaba otro reclamante. “Y además de lo que me cobran por el pasaporte tuve que pagar una multa en la aerolínea.”
Fuera de la fila, los aproximadamente 3 mil pedidos de documentación diarios hacen un ingreso que bordea los 3 millones de dólares mensuales. “Si hay más ingresos, ¿por qué no designan más personal?”, preguntó este diario. “Los fondos no van a la policía. Eso pregúnteselo a Hacienda”, respondió en off un funcionario en plena crisis de atención al público.

 


 

VERSIONES DE UN EPISODIO RACISTA
Un ataque misterioso

Un testigo denunció ayer en Mar del Plata a integrantes de la barra brava de Boca como responsables de una golpiza marcadamente xenófoba contra un vendedor nigeriano. El artesano habría sido golpeado hasta con martillo por un grupo de diez personas autodenominadas racistas al grito de “no queremos negros en Mar del Plata”. De acuerdo a los testigos, hasta el pedido de auxilio del nigeriano fue respondido por los que pasaban con un saqueo: en lugar de ayudar, la gente terminó arrebatándole sus productos. A pesar del relato de los que ocasionalmente estaban en Luro y la Costa, no hay registros oficiales sobre la agresión. La policía negó de modo rotundo la existencia del hecho y ni siquiera el hospital recibió al artesano que supuestamente habría terminado internado con politraumatismos. Aún sin denuncias formales, el Inadi salió a pronunciarse contra el ataque.
Daniel Rodríguez fue uno de los testigos del caso que sólo habrían logrado ver unos pocos. De acuerdo a lo explicado por Rodríguez a Página/12, “pasaron unos doce muchachotes gritando que eran racistas y que no iban a permitir negros en Mar del Plata”. Según el hombre, eso habría ocurrido a las seis de la tarde en la rambla del centro. Rodríguez estaba allí, de casualidad, recolectando firmas para una campaña con el grupo de víctimas de familiares. “La gente se empezó a amontonar –dijo– y le pegaban insultándolo y, de pronto, todos se peleaban con todos”. Hubo corridas, cuenta, y gente que aprovechó para sustraer todas las artesanías del nigeriano.
En esta versión, que fue publicada por un diario local, la policía intervino y detuvo a varios de los integrantes de la hinchada. Además el nigeriano, que estaría recuperándose favorablemente, habría sido internado con politraumatismos en el Hospital de Agudos de esa ciudad. Sin embargo, fuentes de ese centro de salud consultadas por este diario, negaron el ingreso del vendedor y desde la Departamental mencionaron como inventado al hecho.
En Buenos Aires, en tanto, el Instituto Nacional contra la Discriminación (Inadi) recibió numerosas consultas. Luisa Galli, coordinadora del centro de denuncias explicó que de ser cierto el hecho es muy grave no sólo por el tono de la agresión sino porque estaría dando cuenta de un nuevo fenómeno. “El discurso xenófobo se está instalando entre la gente común –admitió– les va quedando criterio de verdad y eso esto es lo terrible”.

 

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