Una ola de quejas y reclamos invadió ayer la desbordada estructura
del Centro de Documentación de la Policía Federal. El ojo
de la tormenta estaba situado sobre las demoras en la entrega de pasaportes.
Según las autoridades, 15 días hábiles después
de presentada la solicitud, un cartero de Oca debería efectuar
la entrega a domicilio. Según una larga fila de indignados reclamantes,
el pasaporte es recibido en mano entre 45 y 50 días después,
y en algunos casos llega a superar ese plazo. Son casos puntuales,
no es la generalidad, aseguró el superintendente del CD,
comisario Juan Vila, quien de todos modos aceptó que la cantidad
de pedidos de pasaporte se triplicó durante enero. Ayer, entre
otras, circuló la versión de que la empresa Ciccone, concesionaria
de la impresión de documentos, no entregaba papel ni material para
confeccionar pasaportes. La versión fue desmentida por la empresa.
Con o sin papel, el nerviosismo de los reclamantes crece a medida que
debe postergar vuelos, hoteles y vacaciones.
Cuando vine, pensé que todo me iba a llevar media hora reconoce
Catalina D., sentada en la primera sala de espera, donde llegado su turno
deberá abonar 150 pesos para su pasaporte y el de su marido.
Ya llevo una hora y recién empiezo. Alrededor de ella, todas
las butacas del salón están cubiertas. Los casos son semejantes
y podría decirse que enfrentan el primer paso del trámite
con cierta ingenua preocupación por la demora. Tres horas después,
en la segunda sala de espera, el mismo público habrá modificado
sus perspectivas.
Están entregando los documentos con retraso, comentó
atemorizado un muchacho, acompañado por su novia: Tenemos
pasajes para España para dentro de 22 días. Ella fue previsora
y ya sacó el pasaporte hace tres meses. Yo estoy entre que viajo
y no viajo. A mí, hace tres meses que no me entregan
un pedido de antecedentes se queja una mujer que intenta contrarrestar
los nervios con un libro. Es lo único que me falta para unos
trámites que estoy haciendo en Barcelona.
Están atrasados se entromete una vecina de turno.
Les falta papel. Lo dijo la televisión. Lo desmiento,
aseguró Vila a Página/12. Lo que pasa es que estamos
atendiendo entre 3 mil y 4 mil personas por día, cuando lo normal
son 1500. Pasa todos los veranos. En Ciccone Calcográfica,
la empresa concesionaria de la emisión de documentos, la explicación
va por el mismo carril: Ciccone no tiene nada que ver, las entregas
son normales y están regularizadas, subrayó el director
de la empresa, Roberto Molina.
Se escuchan quejas de que el trámite lleva más de
50 días comentó este diario.
Son casos puntuales en los que falta completar documentación
o por problemas específicos. No es la generalidad de los casos.
Una larga fila en el sector de reclamos parecía desmentir a Vila.
Viajo en abril. Por previsión empecé el trámite
a mediados de noviembre -explica un joven, en la fila de reclamantes.
En lugar del pasaporte, me llegó una nota que decía observado.
Todavía nadie sabe cuál es la observación ni dónde
quedó varado. Somos cuatro y sacamos juntos el pasaporte
se queja una mujer. El de mi marido y mis dos nenas ya llegó.
El mío hace un mes que lo espero. Vine a averiguar ayer y me dijeron
que vuelva hoy. Si fuera gratis, me lo bancaría,
agregó el joven observado. Son varios los casos en
que la demora en la entrega obligó a postergar viajes. Hace
diez días que postergué el vuelo y ya no sé que fecha
poner, denunciaba otro reclamante. Y además de lo que
me cobran por el pasaporte tuve que pagar una multa en la aerolínea.
Fuera de la fila, los aproximadamente 3 mil pedidos de documentación
diarios hacen un ingreso que bordea los 3 millones de dólares mensuales.
Si hay más ingresos, ¿por qué no designan más
personal?, preguntó este diario. Los fondos no van
a la policía. Eso pregúnteselo a Hacienda, respondió
en off un funcionario en plena crisis de atención al público.
VERSIONES
DE UN EPISODIO RACISTA
Un ataque misterioso
Un testigo denunció
ayer en Mar del Plata a integrantes de la barra brava de Boca como responsables
de una golpiza marcadamente xenófoba contra un vendedor nigeriano.
El artesano habría sido golpeado hasta con martillo por un grupo
de diez personas autodenominadas racistas al grito de no queremos
negros en Mar del Plata. De acuerdo a los testigos, hasta el pedido
de auxilio del nigeriano fue respondido por los que pasaban con un saqueo:
en lugar de ayudar, la gente terminó arrebatándole sus productos.
A pesar del relato de los que ocasionalmente estaban en Luro y la Costa,
no hay registros oficiales sobre la agresión. La policía
negó de modo rotundo la existencia del hecho y ni siquiera el hospital
recibió al artesano que supuestamente habría terminado internado
con politraumatismos. Aún sin denuncias formales, el Inadi salió
a pronunciarse contra el ataque.
Daniel Rodríguez fue uno de los testigos del caso que sólo
habrían logrado ver unos pocos. De acuerdo a lo explicado por Rodríguez
a Página/12, pasaron unos doce muchachotes gritando que eran
racistas y que no iban a permitir negros en Mar del Plata. Según
el hombre, eso habría ocurrido a las seis de la tarde en la rambla
del centro. Rodríguez estaba allí, de casualidad, recolectando
firmas para una campaña con el grupo de víctimas de familiares.
La gente se empezó a amontonar dijo y le pegaban
insultándolo y, de pronto, todos se peleaban con todos. Hubo
corridas, cuenta, y gente que aprovechó para sustraer todas las
artesanías del nigeriano.
En esta versión, que fue publicada por un diario local, la policía
intervino y detuvo a varios de los integrantes de la hinchada. Además
el nigeriano, que estaría recuperándose favorablemente,
habría sido internado con politraumatismos en el Hospital de Agudos
de esa ciudad. Sin embargo, fuentes de ese centro de salud consultadas
por este diario, negaron el ingreso del vendedor y desde la Departamental
mencionaron como inventado al hecho.
En Buenos Aires, en tanto, el Instituto Nacional contra la Discriminación
(Inadi) recibió numerosas consultas. Luisa Galli, coordinadora
del centro de denuncias explicó que de ser cierto el hecho es muy
grave no sólo por el tono de la agresión sino porque estaría
dando cuenta de un nuevo fenómeno. El discurso xenófobo
se está instalando entre la gente común admitió
les va quedando criterio de verdad y eso esto es lo terrible.
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