Mirtha Legrand ha madurado en sus primeros días de vacaciones la
idea de que el año que viene hará su clásico programas
de almuerzos en el canal estatal de televisión. La decisión
de la conductora, que se despidió el año pasado de América
con dudas sobre qué haría profesionalmente en el 2001, es
central en el complejo entramado de negociaciones que incluirá
su regreso a Canal 7, donde trabajó por última vez durante
los primeros años del gobierno de Carlos Menem. En aquel momento,
el arribo a ATC de la diva cortó una racha de nueve años
de ausencia de la televisión abierta, y fue para una serie de programas
nocturnos. En esta ocasión, Legrand trabajaría en la emisora
haciendo un ciclo similar al del año pasado en América,
sólo que con un acuerdo de coproducción, en que sus honorarios
no serían pagados por el canal. La nueva conducción de América
no le renovó el contrato para este año, aduciendo que la
conductora cobraba un cachet demasiado alto para las posibilidades del
canal.
Los responsables de la gerencia artística de canal 7 recogieron
como un dato muy positivo para las negociaciones que vendrán, con
el empresario Carlos Rottemberg, el entusiasmo que desde Punta del Este
exhibió esta semana la conductora. En esencia, ella mantuvo
la línea de razonamiento de fines del año pasado, cuando
se iba de América, pero también parece claro que se ha ido
convenciendo de que vendrá al 7 este año, analizó
ante sus íntimos el responsable del área de programación
del canal estatal, Luciano Olivera. El comienzo del año ha sido
exitoso para la emisora en cuanto al rating: en los primeros l5 días
su promedio es de 2 puntos diarios, lo que casi duplica sus bajas mediciones
del año pasado. El registro de Ibope marca para los primeros 15
días de enero l0,3 de promedio para Telefé, 7,5 para Canal
13, 5,0 para Azul y 3,3 para América. El éxito de las transmisiones
del Festival de Jesús María que el canal espera repetir
con el de Cosquín, que comienza el sábado y las buenas
mediciones del noticiero nocturno fueron claves para el repunte de la
pantalla estatal.
Lo que Mirtha dijo en Punta del Este es que estará conduciendo
sus almuerzos en el 7 a partir del primer lunes de abril, luego de un
viaje a Europa con sus nietos. Eso significa que a partir del mes que
viene Rottemberg debería sentarse a negociar con el canal cómo
será el acuerdo de coproducción. En principio, el canal
pondría los estudios y la pantalla, y aspirará a compartir
las ganancias de los avisos del programa. El canal no erogará dinero
para contratar a la diva, en principio porque no tiene, o dice no tener,
y en el fondo porque sus afirmaciones respecto del carácter cultural
de su programación parecerían en contradicción con
la clase de programa que los almuerzos de Legrand simbolizan, por más
aggiornados que luzcan sus contenidos. Incluso en los años del
menemismo hubo un debate sobre si los fondos del Estado debían
solventar un programa de esas características. En ese marco, defendiendo
la presencia de Legrand en el canal, el entonces secretario de Prensa
y Difusión, Jorge Rachid, afirmó que hay programas
que desde el punto de vista comunicacional, sociológico y estético
son una porquería, y sin embargo la gente los quiere.
Rottemberg intentará, cartera de anunciantes en mano, negociar
en simultáneo con el arribo de la diva al 7 la incorporación
a la grilla de otros tres programas de su escudería. El primero
sería Yo amo a la TV, que comenzó en el canal
estatal y rindió más o menos bien en América. El
segundo, El martillo, que fue levantado de América
dos meses antes de finalizar el año. El tercero La linterna,
una propuesta de programa de espectáculos sin cholulismos a cargo
de Laura Ubfal. Los vientos parecen favorables al desembarco de la escudería,
en un canal que necesita rating, avisos y mascarones de proa.
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